Opinión
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Astillero

¿Autorenuncia de Mondragón?

Grillas en la CNS

Salinismo y ejecución de LDC

Adiós, don Carlos Narváez

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Estanislao Beltrán (Papá Pitufo), Juan Manuel Mireles y el llamado Comandante 5 se reunieron ayer con habitantes de Apatzingán para exhortarlos a crear su propia guardia comunitaria y un consejo ciudadano. Además, declararon que no tolerarán ningún abuso de sus hombres hacia la poblaciónFoto Pablo Ramos
E

l comisionado nacional de seguridad, el polémico Manuel Mondragón y Kalb, renunció a su cargo justamente cuando ha entrado en crisis la relación del gobierno federal con las autodefensas michoacanas, específicamente a causa de la detención del emblemático Hipólito Mora.

El factor de la edad y la salud del comisionado ha estado presente desde tiempo atrás, pero el momento y los antecedentes dan pie a especulaciones relacionadas con pugnas internas e inconformidades. El pasado primero de febrero, el siempre bien informado reportero de La Jornada Gustavo Castillo escribió una nota que así fue titulada: En riesgo, la permanencia de Mondragón y Kalb en la CNS; critican funcionarios falta de resultados de alto impacto (http://bit.ly/1fOP2GL).

Castillo señalaba en ese texto que los entrevistados señalaron que Mondragón y Kalb ya no participa activamente y en varias ocasiones no ha sido invitado a las reuniones de gabinete, y que las decisiones sobre temas como el despliegue de la Policía Federal (PF) en Michoacán ya no pasan por su manos (...) Refirieron que en la CNS existen corrientes que chocan con la visión del comisionado, entre ellas las del llamado grupo Hidalgo, surgido tras la designación de Damián Canales Sánchez como jefe de la división de investigación de la PF, y hombre cercano al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

El propio ex gobernador de Hidalgo agradeció vía Twitter al médico Mondragón los servicios prestados, pero puntualizó que se retira del campo operativo para incorporarse a tareas de diseño estratégico en materia de seguridad. Ya se verá si la reacción de Osorio en Internet sólo busca disolver las inmediatas percepciones sobre desacuerdos en las cúpulas federales respecto a la manera de enfrentar al crimen organizado, de diseñar y ejecutar el retardado proyecto de la gendarmería nacional y de relacionarse con las autodefensas michoacanas.

Apenas unas horas atrás, el personaje más significativo de esas fuerzas civiles, el también médico Juan Manuel Mireles, había dado lectura, para difusión en video (http://bit.ly/1fOSv86), de los acuerdos tomados en el Concejo General de Autodefensas de Michoacán. Reinstalado como vocero de esos grupos armados, junto con Estanislao Beltrán, conocido como Papá Pitufo (Mireles había sido depuesto luego de una reunión entre otros dirigentes y el comisionado Alfredo Castillo, a instancias de éste), realizó en esa grabación un análisis sumamente crítico de lo hecho hasta ahora en esas tierras en largo conflicto. Dijo que no hay gobierno, habló de traiciones federales y criticó que los aliados de ayer sean los perseguidos de ahora, en una maniobra que pretende descabezar y desintegrar a tales autodefensores. Mireles aseguró que los templarios son los que mandan en Michoacán, y que las fuerzas federales, policías, soldados y marinos, van tras quienes se levantaron en busca de la seguridad que ninguna autoridad les daba. En ese contexto, buenas pistas de lo que viene habrán de producirse el próximo martes, cuando el hidalguense Osorio anuncie quién será el nuevo comisionado de seguridad nacional.

El próximo jueves, a las 19 horas, será presentado en Casa Lamm de la ciudad de México el libro de Ediciones Proceso titulado Colosio: el futuro que no fue, con 18 artículos de amigos y colaboradores de quien fue candidato presidencial, más textos de Mariana y Luis Donaldo Colosio Riojas, quienes participarán en la presentación del volumen, que será moderada por Rafael Rodríguez Castañeda, director de la revista que así inaugura una nueva faceta editorial. El libro fue coordinado por Alfonso Durazo, quien fue leal y eficaz secretario particular de su paisano sonorense.

Entre las líneas que este columnista astillado aportó para el mencionado libro se señala: “Una visión empeñosamente difundida desde cúpulas partícipes de los forcejeos macabros de 1994 ha buscado excluir a Colosio del retablo de la conceptualidad reformista, tratando de colocarlo solamente como un operador práctico, un dócil ejecutor de instrucciones superiores, una pieza móvil sin proyecto personal valioso, de tal manera que su ejecución en Lomas Taurinas pareciera casi un accidente de trabajo, una desgracia obviamente lamentable pero sin mayores consecuencias de fondo. Ese propósito de aligeramiento de la figura del sonorense, que en el fondo ha significado la conveniente dilución de significados políticos trascendentes en el episodio oscuro sucedido en Tijuana, ha tratado de despojar a Colosio de contenido crítico, ignorar su visión y compromiso con el cambio democrático impulsado desde dentro del PRI, insinuar que sólo era anecdótica o inmadura su enojada resistencia ante las pretensiones de cacicazgo transexenal y suponer que el discurso del Monumento a la Revolución fue una treta retórica, sin compromiso personal ni riesgo asumido”.

Así dice la parte final del artículo astilloso: “A la distancia, sigo creyendo que el asesinato de Colosio fue una maniobra que sólo pudo ser concebida, ejecutada y mantenida en la impunidad por el propio poder supremo que en ese momento constituía el salinismo, en sus dos vertientes más notables, la del propio Carlos como cara política reformista y la de Raúl como operador financiero comprometido con intereses oscuros tanto en negocios con recursos públicos como de otra índole. También creo que el sonorense Colosio se resistió a ser la pieza dócil, manipulable, que ese salinismo pretendía llevar a Los Pinos para instaurar un caciquismo transexenal que devendría en el intento de facilitar la reelección del propio Carlos Salinas de Gortari (...) La ejecución de Colosio frenó el proceso de reforma democrática y arrojó al país a un torbellino altamente lesivo para los intereses populares, hasta llegar al neosalinismo encopetado que hoy se vive”.

Adiós a don Carlos Narváez, el héroe silencioso de la mesa de redacción que coordinaba con amabilidad y sapiencia en La Jornada, el respetado contralor de edición que contribuyó tanto al buen periodismo desde aquel unomásuno. ¡Hasta mañana!

Twitter: @julioastillero

Facebook: Julio Hernández