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ALC Mercosur-Europa: aún distante
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La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, es una férrea defensora del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, y presiona por un avance más rápidoFoto Ap
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El gobierno del uruguayo José Mujica ha lanzado su propio programa de diversificación comercial y búsqueda de socios inversionistas. Mujica realizó recientes visitas a China y Europa, con el objetivo de impulsar las exportaciones y atraer inversión extranjera para desarrollar la infraestructura en el país sudamericanoFoto Ap
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Periódico La Jornada
Martes 1º de abril de 2014, p. 24

El 21 de marzo se celebraron en Bruselas las conversaciones técnicas sobre el muy esperado acuerdo de libre comercio (ALC) entre la Unión Europea y el Mercosur, pero no se logró definir un calendario para nuevas negociaciones, sobre todo ante la falta de cohesión entre los países del grupo sudamericano con respecto al contenido y el calendario del pacto. Pese a la lentitud, existe un nuevo impulso para lograrlo, sobre todo de parte del gobierno brasileño, que busca recuperar acceso preferente a Europa y mejorar su competitividad.

El ALC, que ha estado en preparación desde el año 2000, se ha estancado en repetidas ocasiones por la falta de consenso sobre reducción de tarifas, pues los países del Mercosur temen exponer sus sectores industriales a la competencia de las importaciones de la Unión Europea, y ésta vacila en saturar su sector agrícola con la competencia de agricultores extranjeros. También ha sido obstáculo la creciente tendencia al proteccionismo de los dos miembros más grandes del Mercosur, Brasil y Argentina. Esta última en particular ha resistido toda negociación hasta fechas recientes, y además se ha enredado en una serie de disputas mercantiles con miembros de la Unión Europea, lo que ha producido quejas ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Con todo, el deterioro de las condiciones globales ha cambiado el panorama económico para ambas partes, lo que da renovado impulso a las negociaciones. Otra fuerza favorable ha sido el viraje hacia la liberalización del comercio fuera de la OMC, ante la incapacidad de ese organismo por lograr acuerdos globales antes de su novena conferencia ministerial, que se realizó en Bali, en diciembre de 2013. Probablemente lo más importante ha sido la expiración, en enero pasado, de los acuerdos del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) entre la Unión Europea y Argentina, Brasil y Uruguay (que estaban entre los 32 países cuyas preferencias comerciales se eliminaron a principios de 2014, sobre la base del aumento en sus ingresos per cápita). Paraguay conserva sus preferencias en el SGP, pero le interesa participar en el acuerdo; Venezuela no lo hará, como reflejo de la turbulencia política y las dificultades económicas que experimenta.

Brasil reactiva el motor

La presidenta brasileña Dilma Rousseff se ha convertido en férrea defensora del acuerdo y ha presionado en semanas recientes por un avance más rápido. Su postura refleja la creciente presión de los grupos industriales de su país, que temen perder competitividad conforme otros acuerdos comerciales (entre ellos uno entre la Unión Europea y Estados Unidos) ganen impulso. Este asunto se ha visto intensificado por la creciente competencia de las exportaciones baratas chinas, que cada vez amenazan más el comercio interno.

Si el acuerdo se retrasa demasiado, podrían surgir dudas en Brasil sobre los beneficios de pertenecer al Mercosur. De este sentimiento se ha hecho eco Carlos Abijaodi, presidente del departamento de desarrollo industrial de la Confederación Nacional de la Industria (CNI), quien ha expresado con claridad que el sector industrial brasileño está ansioso por firmar acuerdos comerciales con diferentes países a un ritmo más rápido que sus compañeros del Mercosur, y advierte que, de no lograrlo, el país está en peligro de no avanzar en los nuevos mercados globales.

La determinación de Rousseff de lograr un acuerdo se puso de manifiesto en la séptima cumbre anual UE-Brasil en Bruselas, el 4 de febrero, donde se reunió con el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Barroso, para hablar de los avances. Después de la reunión, ambas partes hicieron comentarios positivos; Barroso subrayó que había visto progreso del lado del Mercosur y que se lograría un acuerdo en el futuro previsible. La presidenta confirmó el interés de otros miembros del grupo sudamericano –en particular Argentina, sobre la cual se han expresado dudas en varias ocasiones– y señaló que se había fijado mayo como fecha límite para completar el primer borrador.

Uruguay y Paraguay buscan fortalecer vínculos

Las dos economías más pequeñas del Mercosur, Paraguay y Uruguay, tienen mucho que ganar con el acuerdo. En Paraguay, el recién investido presidente, Horacio Cartes, ha promovido abiertamente el objetivo de su gobierno de abrir la economía a la inversión extranjera y fortalecer vínculos comerciales.

Un estudio reciente de la firma consultora Desarrollo de Negocios Internacionales mostró que ese fue el país sudamericano que ha mostrado el mayor incremento (731 por ciento) de exportaciones en los diez años pasados, aunque buena parte ha sido resultado de saltos de precio en exportaciones claves, como la soya. Esto es impulsado sobre todo por el sector agrícola orientado a la exportación, que genera 20 por ciento del PIB. Un acuerdo con Europa daría un impulso aún mayor a las exportaciones.

Uruguay, entre tanto, continúa presionando por una mayor liberalización comercial, pues busca diferenciar sus exportaciones de las argentinas y expresar su frustración con el proteccionismo de Brasil y en especial de Argentina en años recientes. Existen crecientes críticas de que este proteccionismo ha reducido las oportunidades del país de fortalecer vínculos con Estados Unidos, la Unión Europea, Asia y el resto de América Latina, y el gobierno de José Mújica ha respondido lanzando su propio programa de diversificación comercial y búsqueda de socios inversionistas en meses recientes. Mújica realizó recientes visitas a China y Europa, con el objetivo de impulsar las exportaciones y atraer inversión extranjera para desarrollar la infraestructura uruguaya.

El gobierno también ha expresado formalmente el deseo de unirse lo antes posible a la Alianza del Pacífico como miembro pleno. Sin embargo, conforme a las normas del Mercosur, no puede participar en negociaciones de libre comercio fuera de éste, por lo cual ha estado insistiendo para convencer a los miembros mayores, sobre todo Brasil, de los beneficios del acuerdo con Europa.

Resistencia argentina

Mientras Brasil parece convencido de los beneficios de un ALC con la Unión Europea, la resistencia argentina continúa y sigue siendo el mayor obstáculo para completarlo por parte del Mercosur. Esto fue subrayado por el canciller uruguayo Luis Almagro, quien en una conferencia de prensa en enero dijo que Brasil, Paraguay y Uruguay habían consensuado una ambiciosa lista de ofertas para retirar los aranceles a la importación de 90 por ciento de productos europeos. Sin embargo, sostuvo, Argentina tiene planes menos ambiciosos, y sugirió la posibilidad de un acuerdo de dos velocidades, en el cual los tres primeros países seguirían adelante y dejarían a ésta en libertad de negociar su propio acuerdo por separado.

Sin embargo, el 14 de marzo el ministro brasileño de desarrollo, industrias y comercio, Mauro Borges, sugirió que, luego de reunirse en Buenos Aires con su par argentina, Débora Giorgi, y con el ministro de economía Axel Kicillof, un acuerdo Mercosur-UE estaba más cerca que nunca. Añadió que el Mercosur se encaminaba hacia una presentación muy positiva a la Unión Europea, pero no comentó detalles.

Sin duda las propuestas no son finales. Una declaración de la Comisión Europea posterior a las pláticas en Bruselas indicó que sólo hubo un intercambio de información y clarificación de varios temas, y que las consultas continuarían, con la idea de intercambiar propuestas formales en los meses por venir. Esto puso en duda la fecha límite de mayo. Como la CE está interesada en avanzar en sus acuerdos comerciales antes de que salga del cargo el actual comisionado de comercio, Karl De Grucht, a finales de este año, aún podría concluirse un pacto entre todos los miembros. Para que esto ocurra, Argentina tendrá que demostrar mayor flexibilidad en las propuestas de reducción de aranceles. Si no, incluso con el fuerte impulso de Brasil, Paraguay y Uruguay, el acuerdo podría quedar pendiente.

Economist Intelligence Unit

Traducción de textos: Jorge Anaya

En asociación con Infoestratégica