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Siempre se preocupó por los cimientos teóricos, dice investigador

Muere Lin Durán, académica de la danza

Al lado de Guillermina Bravo descubrió su vocación de bailarina

Falta analizar su labor como fundadora de centros de enseñanza

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La bailarina nacida el 18 de marzo de 1928, de pie, en primer planoFoto Cortesía del Cenidid
 
Periódico La Jornada
Viernes 18 de abril de 2014, p. 3

La bailarina Lin Durán, una de las más importantes teóricas de la danza en el país, falleció la tarde del miércoles en su casa de Mixcoac, tenía 86 años. Durmió una siesta de la que ya no despertó, informaron sus familiares.

Amigos y alumnos la despidieron ayer en los velatorios del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (Issste), de avenida Revolución; por la noche fue cremada en el panteón Inglés y sus cenizas serán depositadas en una cripta familiar.

Lidia Durán Navarro (su nombre verdadero) nació en la ciudad de Chihuahua el 18 de marzo de 1928. Quiso ser actriz y tomó sus primeras clases de teatro en Estados Unidos, con el método de Stanislavsky, con miras a convertirse en estrella de Hollywood. Al regresar a México se integró al grupo de alumnos de Seki Sano, quien la condujo hacia la danza.

Aunque ya había estudiado esa disciplina cuando era niña sin sentirse atraída, al volverlo a intentar tuvo como primera maestra a Guillermina Bravo, con quien descubrió su vocación.

Debutó en 1946, en el teatro del hotel Regis, como parte del ballet Waldeen, compañía fundada y dirigida por Bravo y Ana Mérida. Un año después fue bailarina fundadora de la Academia de la Danza Mexicana y, en 1948, del Ballet Nacional que también fundó Guillermina Bravo en colaboración con Josefina Lavalle.

Con ese grupo bailó por todo el país, desde el Palacio de Bellas Artes hasta en atrios, canchas deportivas, calles, plazas.

Interpretó las obras de los coreógrafos del Ballet Nacional, como La pastorela, La iniciada, En la boda, El bautizo, Fuerza motriz, Carta a las madres del mundo, Guernica, La nube estéril, El amor amoroso, Juan Calavera y Corrido del sol. Participó en la gira a Cuba, que hizo esa compañía en 1960. Como coreógrafa, creó Sonata (1953) y El cuarto concierto de Brandenburgo (1957).

Lin Durán desarrolló en México una importante labor en el campo de la formación y la investigación, siempre estuvo preocupada porque los bailarines de danza contemporánea tuvieran sólidos cimientos teóricos, señaló el investigador César Delgado.

Recordó que la bailarina y académica era prima hermana de Elena Garro y de Amalia Hernández; en la sala de su casa siempre conservó una foto donde estaban las tres primas jovencísimas. El también crítico de danza añadió que Guillermina Bravo fue una figura que marcó la vida profesional de Durán, durante la época del Ballet Nacional y con el apoyo de la Universidad Nacional Autónoma de México, fundaron el Seminario de Danza Contemporánea y de Experimentación Coreográfica, donde Lin Durán se hizo cargo de elaborar toda la parte académica.

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Lin Durán en el escenarioFoto Cortesía del Cenidid

Fue directora de la Escuela Nacional de Danza Contemporánea, del Centro Superior de Coreografía (Cesuco), actualmente Centro de Investigación Coreográfica (Cico) y del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón (Cenidid).

Crítica de la danza y cronista

Lin Durán publicó varios libros, como La danza en los setenta, La humanización de la danza y Manual del coreógrafo, y una biografía de Luis Rivero.

Ejerció la crítica de la danza a partir de 1960, como cronista también para el suplemento cultural de Ovaciones, en la revista Política y en la Revista de la Universidad.

“Es importante ahora realizar una investigación sobre las aportaciones de Durán a la danza mexicana, analizar su labor como fundadora de centros superiores de enseñanza en los tiempos de López Portillo, cuando había apoyo económico muy fuerte. El Cesuco tenía su sede en el Complejo Cultural Ollin Yolliztli, traían maestros de Nueva York.

“Lin Durán tenía un punto de vista muy específico acerca de la danza, era una convencida de que la técnica adecuada para los bailarines era la Graham, la que introdujo Bravo y sobre ello realizó numerosas investigaciones.

Estuvo casada en segundas nupcias con Raúl Flores Guerrero, crítico de artes plásticas y de danza, impartía cursos y seminarios de teoría donde ejercía la reflexión y análisis de manera muy puntual y concisa, pues no era mujer de muchas palabras, tenía una gran capacidad de síntesis. En los años 80 impartió un curso-taller de teoría de la danza o danzología especialmente diseñado para quienes no se dedicaban a esa disciplina; fue algo muy innovador, puntualizó Delgado.

En el prólogo de la serie Investigación y documentación de las artes, Silvia Durán escribe: Lin Durán es un ejemplo vivo del crítico aquí expuesto. Desde sus primeros escritos muestra una gran responsabilidad con la materia que juzga: la danza. Mira, observa, estudia antes de emitir sus opiniones en constante renovación y en continua reflexión. Conoce la danza de principio a fin, la estudia desde la ejecución por el recuerdo de sus vivencias y la experiencia que le dejó ser bailarina en los momentos de construcción de la danza en México. Lin Durán, bailarina, coreógrafa, maestra, investigadora, crítica, ha dedicado su vida a la comprensión del arte.