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Aparecen dos cuerpos con signos de tortura; Kiev dice que uno es un diputado pro occidental

La tensión en Ucrania pone en riesgo el cumplimiento del acuerdo en Ginebra

En medio de la violencia entre pro rusos y ultranacionalistas, bandas criminales hacen su agosto

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Vecinos del pueblo de Alexandrovska, a unos 15 kilómetros de Sloviansk, enterraron ayer a uno de los tres milicianos pro rusos muertos el domingo pasado, durante el ataque a un retén en el poblado de Bylbasovka, atribuido a presuntos neonazis del grupo Pravy SektoFoto Ap
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Un pro ruso enmascarado lanza huevos a partidarios de la candidata presidencial de Ucrania Yulia Timoshenko, afuera de un edificio gubernamental en DonietskFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de abril de 2014, p. 22

Moscú, 22 de abril.

En medio de las acusaciones recíprocas de Kiev y Moscú de que la otra parte incumple lo pactado en Ginebra, la tensión en el este de Ucrania pone en entredicho la posibilidad de alcanzar un arreglo político, al menos en los términos acordados en la ciudad suiza.

Mientras se celebraba este martes el funeral de los tres milicianos pro rusos muertos el domingo anterior durante el ataque a un retén en el poblado de Bylbasovka, cerca de la ciudad de Slaviansk, atribuido a presuntos militantes neonazis de Pravy Sektor (Sector de la Derecha), aparecieron hoy dos cuerpos con signos de tortura.

El gobierno de Kiev dice tener elementos para afirmar que uno de ellos es el de Vladimir Rybak, diputado pro occidental del poblado de Gorlovka, desaparecido hace unos días, quien se oponía a la sublevación de los habitantes del este.

También se informó que supuestos milicianos pro rusos dispararon contra una avión militar ucranio que realizaba un vuelo de reconocimiento sobre Slaviansk, que se ha convertido en baluarte de los partidarios de la secesión y que rechazan negociar con el gobierno de Kiev.

Aleksandr Turchinov, presidente en funciones de Ucrania, ordenó reanudar lo que denomina operación antiterrorista en las regiones orientales del país, lo cual sólo echa más leña al fuego de la confrontación.

Rusia practica una política dual en el este de Ucrania. Por un lado, es cada vez más evidente que respalda a los sublevados, incluso con militares propios sin distintivos, y, por el otro, trata de influir para que la protesta no se salga de control, consciente de que la mayoría de los habitantes de la región se pronuncian por tener más autonomía y derechos pero dentro de Ucrania.

Y una vez armados, algunos de los grupos pro rusos más radicales dejan de subordinarse y plantean demandas que Moscú no quiere o no puede satisfacer, entre otras, el envío de tropas y la incorporación a Rusia de las regiones de Ucrania que eventualmente pudieran votarlo en un referendo.

Lo mismo sucede en el campo contrario, hay grupos ultranacionalistas y de extrema derecha que exigen resolver por la fuerza el problema del separatismo y tampoco se subordinan al gobierno de Kiev.

Por si fuera poco, también operan bandas de criminales sin ideología que hacen su agosto al servicio de quién pague más y que podrían estar detrás de algunas de las provocaciones que se cometen estos días en un intento de inclinar la balanza para un lado u otro.