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Paco de Lucía, un verdadero innovador que provocaba reacciones negativas, afirma

Paquito D’ Rivera, sin purismos, derrocha feeling y síncopa latina

El cubano rindió tributo al músico andaluz en el Oasis Jazz U Festival, en Cancún

El duende se paseó por tierras mayas con las cuerdas y las desgarradoras piezas del cantaor Antonio Sánchez

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Paquito y su sexteto, fieles a una generación de músicos experimentales que gustan de la fusión, deleitaron con la original hibridez de su música. Para cerrar su presentación interpretaron dos movimientos de la suite Andalucia, del pianista cubano Ernesto LecuonaFoto cortesía de Oasis Jazz u Festival
Enviado
Periódico La Jornada
Domingo 25 de mayo de 2014, p. 7

Cancún, QR., 24 de mayo.

Paquito D’ Rivera, referente en el jazz latino y sensei del noble saxofón y del clarinete, al que él llama mujer celosa, considera que en la música eso de los géneros puros debe de ser algo muy aburrido. Parafraseó al poe ta Nicolás Guillén: “‘creo que hay muchas cosas puras en el mundo que no son más que pura mierda’. No hay música pura.”

Paquito y su sexteto (un trabuco de banda) se presentó en la primera presentación del Oasis Jazz U Festival, que se celebró en la Arena Oasis, de Cancún, y que está dedicado a Paco de Lucía, quien era un verdadero innovador, como lo fueron Astor Piazzola y Charly Parker, los cuales provocaban reacciones negativas en mucha gente.

La hibridez de la música se hizo presente con el show de Paquito, quien no sólo dio toque original a los conciertos al cerrar su presentación con dos movimientos de la suite Andalucía, del pianista cubano Ernesto Lecuona. No hay mejor homenaje que tocar esta pieza sobre la tierra de Paco, dijo el saxofonista a la prensa, previo a su concierto.

Paquito, perteneciente a esa gran generación de jazzistas cubanos, sigue el camino de experimentar, fusionar, y ahora –como lo adelantó en esa reunión con los medios– lo hará con el maestro Armando Manzanero: editará un disco con sus temas que se grabarán en agosto próximo. Incluso, él tocará con nosotros algunas canciones. Queremos recrear su música de una forma distinta. El jazz tiene mucha improvisación; nadie puede decir cuál será el producto final pero sí hay una preparación, dijo.

Agrega: Cuando se acaba el entusiasmo y uno piensa que lo sabe todo, la vida se vuelve muy aburrida. Siempre hay algo qué aprender, siempre hay una búsqueda. No he tenido muchos dinero , pero sí demasiada suerte para encontrarme con la gente adecuada.

Sabida es su posición contra el sistema político de su país. Pese a ciertos cambios, “quién sabe (que pueda pasar), no se puede defender lo indefendible …Todos extrañamos la juventud… y la falta de libras (dinero)”.

Por eso destaca su encuentro con grandes colegas: Tuve la suerte de estar rodeado de músicos muy buenos y eso me ayudó a paliar todo lo demás. Son 55 años de desgracias (se refiere a la revolución cubana). Por ello fue muy bonito compartir con Chucho, con todos. Voy en búsqueda de la aventura, que es lo que me mantiene vivo. El azar es muy importante para mí.

Se le cuestionó sobre una lista de músicos coterráneos que admira. Enlistó a “Ernesto Lecuona, Gonzalo Rubalcaba, Chucho Valdés, Bebo Valdés, Bola de Nieve, Juan Formell (quien le cambió la cara a la charanga aunque no me guste el nombre de su orquesta), Chico O’ Farrill, Omar Sosa… es difícil e injusto dejar fuera a alguien. Me da miedo hacer una lista completa”.

Sobre su aerófono, es decir, su clarinete cuyo sonido se diluyó entre los cantes, bulerías y levantes, dijo: “Es un instrumento curioso y muy complicado que está dividido en cinco partes. Es muy fácil hacerlo sonar horrible, inclusive gente que lo toca bien, si se descuida, se le pone bien pesado. Es un instrumento que hay que estar atendiendo. Fue inventado por cinco personas que nunca se conocieron. Cuando se seca la madera se puede rajar… La verdad es un instrumento molesto, es como una mujer celosa. Le tienes que prestar atención porque si no, te grita, hasta en la cama”.

Pero su sax, “es mucho más noble. Aunque no hay un instrumento fácil si quieres tocar, por ejemplo, como John Coltrane o Charly Parker. Pero es más fácil hacerlo sonar si se tiene un poco de feeling, mientras que el clarinete no, que es como el violín: o lo tocas bien o no lo tocas. Los clarinetistas somos como una cofradía, somos minoría”.

Paquito sabe lo que dice, y también lo que escribe. Tiene publicados artículos en diarios como el Miami Herald y El País, además de dos libros: Mi vida Saxual y ¡Oh, La Habana!, sobre experiencias personales que vivió en su terruño en época posrevolucionaria. Ahora editará al final del año otro más, pero sólo en versión digital y en inglés. No es mi trabajo, pero me gusta escribir.

Anoche escribió otro capítulo más, pero en el ámbito sonoro. Y lo hizo de formidable forma sin purismos, pues se dio el lujo de transformar una pieza de Johann Sebastian Bach a la síncopa latina. Anoche fue Joao Sebastiao Bach. Algunos de sus cómplices en estas mutaciones jazzísticas fueron el pianista texano Alex Brown y el percusionista Miguelito Cruz, de Veracruz, destacables en su sexteto.

Las presentaciones

El sobrino de Paco de Lucía, Antonio Sánchez y su sexteto flamenco abrieron la cena acústica con un performance de jonda presencia. Desgarradoras piezas de Paco de Lucía fueron recreadas en con las cuerdas y madera de las guitarras flamencas. También el cante y el zapateado con todo y su tablao.

El duende se paseó por tierras mayas caribeñas dando tumbos de asiento en asiento gracias a la potencia y energía que imprimió la banda de Antonio. El cantaor Piculabe y su alta voz, Isaac de los Reyes y su zapateado energético, Antonio Casas con su guitarra y Alain Pérez con el bajo transportaron mentalmente a tierras andaluzas.

En la comilona nocturna también estuvo el trío de Carles Benavent, bajista que acompañó en sus giras por dos décadas a Paco de Lucía. Le secundaron Roger Blavia en las percusiones y Roger Mas en el piano. Dieron el equilibrio previo a las descargas incesantes de Paquito D´Rivera, quien al final convocó a una sesión jam con Benavent y el flautista Jorge Pardo, habitual de Francisco Sánchez, nombre real del más grande guitarrista que ha dado el flamenco, sin desdeñar a grandes exponentes que segura deambularán por Algeciras.