La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) prendió un foco rojo al manifestar la necesidad de implementar un sistema de cuidados para la vejez, en el que no sólo sean las mujeres –en la mayoría de los casos– las que tengan que hacerse cargo de estas tareas sin remuneración ni protección social, lo que genera desigualdad de género y económica.

Sandra Huenchuan, especialista en envejecimiento del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade), División de Población de la Cepal, advirtió que, por una parte, el cambio demográfico en curso incide en el aumento de la demanda de servicios de asistencia, y por otro, los sistemas de protección social evidencian un rezago con respecto a las necesidades que genera la nueva realidad demográfica y socieconómica.

Al participar en el segundo Foro internacional sobre los derechos humanos de las personas mayores, con la ponencia Cuidados y servicios sociales para fortalecer la autonomía de las personas mayores, señaló que si bien es cierto que muchas personas mayores tienen buena salud y alto grado de independencia, no es menos cierto que el riesgo de sufrir una situación de fragilidad o discapacidad se eleva enormemente con la edad.

En entrevista posterior, Huenchuan señaló que para la Cepal esto significa un foco rojo. Es un tema emergente que necesita respuesta, hay un lapso de oportunidad para intervenir.

Expuso que se creó una estructura para niños; sin embargo, ahora es diferente la demanda y se necesita modificar el enfoque para trabajar con personas mayores y no pensar que si tenías guarderías para los chicos vas a tener guarderías para los viejos. No es intercambiable, pero sí es un asunto del cual hay que hacerse cargo.

Obligación del Estado

Explicó que el envejecimiento crece de manera acelerada y al mismo tiempo aumenta el número de adultos mayores que cuidan a otras personas mayores. Esta realidad la vamos a ver cada vez más. Las mujeres, en muchas ocasiones, cuidamos toda la vida a hijos, padres, esposo o hermanos que sufren una discapacidad temporal, permanente o derivada de una enfermedad, sin tener una remuneración económica o prestaciones sociales, explicó.

En el tercer día de actividades del segundo Foro internacional sobre los derechos humanos de las personas mayores, Sandra Huenchuan (Celade) señaló que el envejecimiento crece de manera acelerada en ALFoto Marco Peláez

Comentó el caso de una señora de 85 años que encontró en el Instituto para la Atención de los Adultos Mayores del Distrito Federal (IAAM-DF), que es cuidadora de otra de 105.

La especialista de la Cepal remarcó que la protección social, en un marco de derechos humanos, implica la obligación del Estado de hacerse cargo de esta tarea.

Detalló que el dilema de quién cuida a un adulto mayor se resuelve en la familia, y eso, al final, genera desigualdad no sólo de género, sino económica, porque limita la posibilidad de que la mujer salga a trabajar, si se necesita. El cuidado es un trabajo y se tiene que compensar, subrayó.

Aunque reconoció que en la práctica implementar un sistema de cuidados sí implica una inversión importante para el Estado, aclaró que como formaría parte del sistema de protección social existente, ya se cuenta con la infraestructura. No estamos hablando de crear una nueva institución, sino que las que existen fortalezcan sus formas de trabajo, precisó.

Se refirió al caso del IAAM-DF, que cuenta con médicos y gerontólogos, entre otros especialistas, quienes en la práctica hacen una tarea de asistencia, de cuidados. El tema es cómo das organización y coherencia a cada uno de los puntos que forman parte de la práctica y luego entras a detectar aquellas situaciones que necesitan el apoyo.