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La Jornada en Brasil 2014

Parroquianos coreaban cánticos futboleros entre el ajetreo de meseros

Abarrotan bares y cantinas del Centro para apoyar a la selección mexicana
Foto
La afición celebra la victoria en el Salón CoronaFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Martes 24 de junio de 2014, p. a16

Gran agitación y algarabía se vivió en cantinas y bares del Centro Histórico con motivo del partido entre México y Croacia.

En las cantinas Miramar y Florida, ubicadas en la calle de Independencia no hubo botanas especiales con motivo del encuentro futbolero, pero eso no importó a los parroquianos que buscaron acomodarse en algún lugar, dispuestos a disfrutar el partido.

Hacia las 14:45 horas ya no cabía nadie en el bar Gante, donde apenas se dio el silbatazo de inicio del partido la clientela, compuesta en su mayoría por abogados, empleados de gobierno, joyeros y ejecutivos de sucursales bancarias, lanzaron una lluvia de aplausos en apoyo a la selección.

Comenzó el ajetreo de meseros, que entre pedido y pedido echaban un vistazo a las pantallas ubicadas en varios puntos del lugar; los clientes pedían un poco de todo, pero sobre todo, el vodka, el ron, el tequila y cervezas, los sándwiches de milanesa y las botanas de carnes frías, especialidades del bar.

En ese ambiente de fiesta no dejó de aflorar el nerviosismo entre el público, mayoritariamente de varones, que a coro gritaban ¡Ole! ¡Ole! cada vez que la selección mexicana burlaba al equipo contrario.

Dieron realce al ambiente futbolero las playeras verdes alusivas a la selección mexicana que muchos de los asistentes lucieron tras desprenderse de sus camisas, y las decenas de gargantas pidiendo ¡Gol! ¡Gol! cada, vez que el equipo nacional se acercaba a la portería croata.

Sin importar los miles de kilómetros que separan al país de Brasil, muchas de los aficionados que acudieron a estos sitios a ver el partido empataron sus porras a México con las de los asistentes del estadio Arena Pernambuco y, seguramente así lanzaron malas vibras al contrario mediante el movimiento de dedos y el polémico ¡puto! a coro.

Tras el silbatazo que marcó el final del partido, muchos se levantaron de sus sillas sin ocultar su alegría para dar abrazos a sus vecinos de mesa.