Brasilia, 4 de julio.

Argentina, liderada por Lionel Messi, buscará este sábado una victoria ante Bélgica en Brasilia para clasificarse por primera vez en 24 años a las semifinales de un Mundial de futbol.

La albiceleste, que no consigue superar los cuartos de final desde Italia 1990, no convenció en sus primeros cuatro partidos de Brasil 2014 y mañana tendrá enfrente a un rival joven, ordenado y decidido a dar una sorpresa.

Messi es un futbolista extraordinario, pero si me preguntan si prefiero un colectivo fuerte o un equipo marcado por un jugador como Messi o Neymar, siempre me quedaría con el colectivo, anticipó el técnico belga, Marc Wilmots.

Argentina se apoyará en la potencia ofensiva de Messi, Gonzalo Higuaín y Ángel di María, mientras el cuarto fantástico, Sergio Agüero, estará en el banquillo, apenas recuperado de una lesión muscular en el muslo izquierdo. En su lugar jugaría Ezequiel Lavezzi.

En el reconocimiento de campo en el estadio Nacional Mané Garrincha, el técnico Alejandro Sabella probó de último momento algunos cambios en el plantel, en medio de críticas por el bajo rendimiento de algunos de sus jugadores. Sólo estaría confirmado el remplazo del suspendido defensor Marcos Rojo por José Basanta.

También entró entre los titulares el defensa Martín Demichelis, en sustitución de Federico Fernández.

Argentina cayó en cuartos de final en 2006 y 2010 ante Alemania. Además, hace 28 años que no vence a un conjunto europeo en tiempo reglamentario.

Si no logramos pasar a semifinales será una frustración. Tenemos la confianza, la esperanza, la fe de cruzar el Rubicón, dijo Sabella, aunque advirtió que Bélgica tiene una especie de generación dorada.

Messi protagonizará un nuevo capítulo en su duelo personal con el belga Thibaut Courtois, el portero del Atlético de Madrid al que no le pudo anotar en los siete partidos que jugaron desde diciembre de 2012, la última vez que pudo vencer su valla con la camiseta del Barcelona.

Tanto Argentina como Bélgica llegan invictos y se enfrentan por primera vez en una Copa del Mundo tras el choque de semifinales de México 1986, en el que se impuso la albiceleste –a la postre campeona– con dos goles de Diego Armando Maradona.