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El grupo de rock llegará al DF en septiembre, después de dar conciertos en todo el país

Sobre bicicletas, la banda RWR viaja en busca del apoyo popular

El vocalista Oliver Iturbe espera que esa gira los ayude a sobresalir sin el respaldo de una disquera

Comenta que su historia inspiró al público

Somos mucho más que la inseguridad, indica

Foto
El grupo hidalguense Rockwell Road –en la imagen, durante una actuación en San Luis Potosí– tocó en plazas públicas y escuelas durante su periplo en bicicleta por el país; el viaje empezó en septiembre de 2013 en Pachuca y están en busca de un lugar simbólico en la ciudad de México para concluirlo el próximo mesFoto cortesía de RWR
 
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de agosto de 2014, p. 8

Para cuando la banda de rock RWR (Rockwell Road) llegue el 7 de septiembre a la ciudad de México ya habrá recorrido en bicicleta más de 7 mil 500 kilómetros, habrá dado alrededor de 323 conciertos, visitado toda la República Mexicana y pisado más de 115 ciudades.

El vocalista del cuarteto hidalguense, Oliver Iturbe –en entrevista con La Jornada–, menciona: Cuando iniciamos este viaje de conciertos en bicicleta, el 28 de septiembre de 2013, en Pachuca, nos decían que estábamos locos por querer realizar esta aventura en medio de un país que está en guerra, con tanta inseguridad, pero ya llevamos casi 8 mil kilómetros y no nos ha sucedido nada.

Aunque confiesa: “Sólo nos han ‘invitado a salir’ en algunas ciudades del Pacífico, ‘porque aquí sólo queremos tambora’, pero nada de cuidado”.

Sobre el germen de esta idea de recorrer el país en bicicleta y tocar, relata: “Soy ingeniero físico industrial, con maestría en educación; durante 10 años traté de mezclar mi carrera con el sueño de realizar algo importante en la música. Sacar dinero de la ingeniería para financiar mis proyectos musicales.

Llegó un punto en que no pasaba nada trascendental con la música, y tampoco me podía desarrollar laboralmente. Entonces decidí hacer una última apuesta, pero ahora entregándome al ciento por ciento a la música. Renuncié a mi trabajo, aposté todos mis ahorros y busqué personas que compartieran el mismo sueño, que me regalaran un año de su vida y lo entregaran a la realización de este sueño.

Un disco bajo el brazo

Iturbe revela que ya armados con equipo de sonido, un disco recién grabado y seis bicicletas comenzaron a avanzar, descubriendo en el camino que es mucho más pesado de lo imaginado. Nos ha tocado dormir en las calles y carreteras. Hemos visto caravanas de militares en muchos sitios, pero nos han ocurrido más buenas historias que malas. Nos encontramos con gente que, aun en estos días de temor por la inseguridad, nos han invitado a comer a sus casas y ofrecido un techo para dormir, cuando nos acaban de conocer tocando en una plaza. Recorrer así el país nos hizo recordar que somos mucho más que la inseguridad. Que México sigue siendo un lugar hermoso.

Además de la buena voluntad de las personas que se han encontrado en este año, la sobrevivencia ha sido difícil, comenta Iturbe: Vendemos discos y playeras, tratamos de conseguir por Internet personas dispuestas a alojarnos. Algunas instancias de gobierno nos han apoyado, hay quien incluso nos ha dado cuartos de hotel con comida incluida o nos dan cobijo en un albergue; también nos han facilitado oficinas para pernoctar con nuestros colchones inflables... Otro punto muy importante es algo que nunca calculamos antes de salir: toda esa gente que sin conocernos nos da la mano después de una tocada. Gente que sabe de nuestra historia y que nos lleva un pan, un refresco, nos invita una comida y nos deja bañar en su casa.

Creativamente, este viaje aún no lo hemos podido proyectar en nuestra música, el disco estaba hecho antes de salir, aunque ya trabajamos con algunas maquetas para el siguiente. En definitiva, no puede seguir siendo tan inocente, creo que todo lo que hemos vivido en el camino se reflejará en el próximo disco.

Considera que a la mayoría del público le gusta nuestra música y la idea de este viaje los contagia. Creo que se dan cuenta de que somos personas como ellas, sin tener todas las cosas solucionadas, luchando por alcanzar un sueño. Es común que nos lleguen mensajes a nuestras redes sociales de personas diciéndonos que les inspira el sueño, que ahora son parte de él, y que quieren hacer algo más con sus vidas.

Iturbe describe un concierto típico de Rockwell Road: Llegamos a una plaza de determinada ciudad y preguntamos dónde podemos conectarnos y comenzamos a montar los instrumentos. Empezamos a tocar sin probar, terminando la primera canción presento a los miembros de la banda; en la tercera les cuento la historia de nuestro viaje, en la cuarta canción ellos cantan con nosotros una pieza que no habían escuchado nunca antes, en la quinta interactuamos con el público y dependiendo del lugar y el público tocamos canciones más tranquilas o más roqueras.

Iturbe recuerda: “Uno de los momentos apoteósicos fue en Guadalajara, en una secundaria, la última canción sentíamos que éramos los Beatles en el show de Ed Sullivan, nos querían tocar, eufóricos estiraban sus manos, y gritaban tanto que no podíamos escucharnos en el escenario. Así como son de estridentes las guitarras y la batería, nos costaba trabajo seguir la canción de tanto que gritaban”.

Finalmente, dice que al momento de entrar a la ciudad de México, el 7 de septiembre, “se habrán cubierto todos los estados del país. Entonces vendrá el momento de la verdad, trataremos de que cada persona que nos vio nos pida en la radio, veremos si una banda de nuestras características puede emerger sin apoyo de una disquera, únicamente con la ayuda de la gente...

La entrada a la ciudad de México cerrará simbólicamente la gira; mucha gente nos ha dicho que vendrá a ese cierre. Estamos tratando de conseguir un lugar simbólico, que represente a México, ya veremos qué conseguimos. Porque creo que la gente normal es capaz de hacer cosas extraordinarias.