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Birdman, de Alejandro González Iñárritu, inauguró la 12 edición del festival de Morelia

El ego es bipolar; muy rápido se convierte en juez y parte

Mi voz creativa siempre está insatisfecha y es dictatorial, pero cuando la exploro es una especie de terapia, afirma

La cinta indaga en la necesidad de la identidad, que en la actualidad es algo muy complejo, porque hemos empoderado a otros para decir lo que somos, dice el realizador

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El cineasta mexicano señaló que en la actualidad, con las redes sociales, hay una enfermedad de popularidad en la sociedadFoto Iván Sánchez
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Periódico La Jornada
Domingo 19 de octubre de 2014, p. 8

Morelia, Mich., 18 de octubre.

Desgarbado, con una melena y barba a medio crecer, el cinerrealizador Alejandro González Iñárritu presentó Birdman, su más reciente película, en la inauguración de la 12 edición del Festival Internacional de Cine de Morelia. En entrevista con La Jornada señaló que toda la filmación fue una terapia.

Del escritor estadunidense Raymond Carver, del cual se está montando en Broadway una adaptación de su novela De qué hablamos cuando hablamos de amor, Iñárritu dijo: Es un tipo de una humanidad increíble. Lo que me gusta de él es que retrata lo patético del humano, pero simpre con una compasión brutal, nunca hay cinismo ni ironía ni degradación humana. Al contrario, creo que rescata la parte más adorable de nuestras miserias en toda su obra y eso me parece muy conmovedor.

Respecto al espíritu de Carver en Birdman, mencionó: “Sería un atentado de mi parte ponerme en la posición de Carver. Cuando estaba escribiendo la película le envié una carta a Tess Gallagher, su viuda, y le dije que estaba haciendo una cinta sobre un tipo que atenta a algo suicida: ponerse al nivel de Raymond Carver. Que la realidad misma se daría cuenta de esto. Para mí, Birdman significa esto, es un intento casi imposible de hacer y quiero reflejarme en esa misma idea, en un espejo sobre el espejo. En lo personal Birdman tiene que ver y habla mucho más sobre la naturaleza de hacer cine que de ser un actor. Es un filme que habla de cómo hacer una obra puede ser algo suicida... Además Tess me regaló la última camisa que usó en vida Raymond Carver”.

El plano secuencia

En cuanto a la facilidad para realizar la película González Iñárritu explicó: No es fácil, como dijo Edward Norton en una entrevista que tuvimos juntos: el plano secuencia parece ser accesible, pero en realidad es casi inaccesible. Hacerlo con un ritmo interno y que en lugar de ser real distraiga, que sea teatral y anticine. El someter estas tomas secuencias a que sea cine fue difícil. Es lo que aprendí.

Como el personaje de Birdman, interpretado por Michael Keaton, a quien una voz autodestructiva siempre le habla, González Iñárritu está consiente de que a su voz creativa la puede separar de las otras, aunque mi voz creativa siempre ha sido muy tortuosa, porque siempre está crónicamente insatisfecha y es dictatorial. Yo la llamo Torquemada. Cualquier caso que se le presenta me manda al infierno, al fuego y es absolutamente tirana. Pero la he aprendido a reconocer y me ha hecho sobrevivir. Al momento que la exploro es una especie de terapia.

El realizador de Biutiful agregó: “Y lo mismo con todo el equipo, los que hicimos la película nos reíamos porque nos identificamos. Creo que este trabajo podría fácilmente ser traducido en una especie de comentario cínico-irónico, que se empapa mucho de cultura popular, porque la ironía es únicamente una protección ante el dolor, entonces se intelectualiza y estás arriba de los demás, pero sin ser auténtico, no se es uno mismo. En Birdman asumimos que hablaba de nosotros, por eso creo que Michael Keaton hizo un trabajo entrañable, porque lo hubiera hecho actuando como si dijera ‘vamos a hablar de esto pobres diablos’, cuando en realidad Keaton absorbió el personaje y se volvió el pobre diablo”.

Se le cuestionó si de alguna forma se sentía como su personaje de Birdman, en el punto justo de que su trabajo está por irse al diablo: Sí, durante toda la filmación, todo el tiempo me convertí en Riggan Thomson. Llegaba a mi departamento en Nueva York, veía el material y a veces me encantaba y al otro día tenía una incertidumbre intrínseca en el proyecto que era parte del proyecto.

Tantos finales como público

Birdman tiene un final abierto, muy poético, y González Iñárritu confesó: Es un final que rescribí a mitad de la película. El que tenía era muy malo, porque cuando comenzamos hacer la cinta me di cuenta de que íbamos a un lugar que estaba mucho mejor que el material mismo. Tenía que hacer algo. Viré. Convencí al estudio y a los inversionistas, pero el final que había era injusto; lo rescribí y estoy contento. Pero tienen que haber tantos finales como público en la salas.

Para finalizar, González Iñárritu se refirió a esa parte de la cinta donde el ego nos empuja a ser lo mejor de nosotros mismos, pero es bipolar y rápidamente se convierte en juez y parte. Así que hay que reconocer cuando hay que subordinarlo para que trabaje para nosotros y no nosotros para él. Esa es la parte difícil.

El viernes, durante la inauguración del festival, González Iñárritu, quien estuvo acompañado por la directora y el presidente del FICM, Daniela Michel y Alejandro Ramírez, respectivamente, mencionó que Birdman explora la necesidad de la identidad y la identidad es algo muy complejo, porque en la época en que vivimos hemos empoderado a los otros para decir lo que somos. Hay una enfermedad de popularidad en toda la sociedad.

Además confesó que Birdman fue una absoluta oportunidad de explorar mi propio ego, no me estoy burlando de nadie, sólo de mí mismo... Me parece que en este sentido todos los seres humanos somos patéticos, porque todos necesitamos la validación... El verdadero problema es estar alerta de esa voz que les habla lo mismo a dictadores que a héroes y que es insaciable. En mi caso esa voz a veces es un ave de rapiña, siempre está inconforme y dice que lo podría hacer mejor y 20 minutos después que está bien chingón, que no lo podía hacer mejor, y 20 minutos después dice que eres un imbécil.

Birdman está protagonizada por Michael Keaton, Edward Norton, Emma Stone, Zach Galifianakis, Naomi Watts y Andrea Riseborough. Se estrenó este viernes en Estados Unidos y en noviembre llegará a las salas nacionales.

Por otra parte, González Iñárritu anunció la creación de un complejo cinematográfico: Zaï, espacio para el cine de arte, alternativo e independiente. El complejo, que incluirá tres salas de cine, videoteca, cafetería, restaurante, librería y sala de exposiciones estará ubicado en la colonia Roma. Según el director, los trabajos de construcción arrancarán en marzo próximo y durarán alrededor de 18 meses, por lo que se tiene contemplado concluyan a finales de 2016.