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El historietista Quino protagoniza la entrega de los premios Príncipe de Asturias

Abuchean a los reyes de España; trabajo y dignidad, les gritan

Mafalda y los demás personajes del dibujante argentino nacen de su mirada aguda e intuitiva, son profundamente humanos y están dotados de una inteligente ironía o de una dulce inocencia o de un apabullante sentido común, expresó Felipe VI en el Teatro Campoamor, en Oviedo

Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 25 de octubre de 2014, p. 2

Madrid, 24 de octubre.

¡Fuera, ladrones! y Pan, techo, trabajo y dignidad fueron los gritos que recibieron a los reyes de España, Felipe VI y Letizia, en la ceremonia de entrega de los premios Príncipe de Asturias en la ciudad de Oviedo, que se convirtió en el escenario desde el que diversos colectivos hicieron público su malestar por la situación que sufre el país.

Con críticas a la corrupción galopante de la clase política y la exigencia de un sistema democrático que vote por la jefatura del Estado, los monarcas escucharon silbidos a su arribo al Teatro Campoamor, donde se efectuó el acto solemne.

En la larga historia de los premios Príncipe de Asturias, que comenzaron en 1981, nunca antes se había escuchado a las puertas del Teatro Campoamor el malestar y la indignación de la población hacia los gobernantes.

En la mayoría de las ediciones precedentes, la entrega de los galardones era un acto festivo en el que miles de personas de Oviedo expresaban su devoción a la Corona, representada por el que fue príncipe de Asturias y hoy rey Felipe VI.

Sin embargo, la crisis, la corrupción, el desprestigio de los grupos políticos –que alcanza a la Casa Real– y el desmantelamiento del Estado de bienestar han provocado que la indignación se escuchara a las puertas del Teatro Campoamor.

A la llegada de los reyes Felipe y Letizia –que este año presidieron la última ceremonia antes de ceder el testigo de la entrega de los galardones a su hija Sofía- fueron recibidos la grito de ladrones, chorizos y tras una sonora rechifla en la que además ondeaban numerosas banderas republicanas y hasta sobrevolaban la zona globos con las colores de la insignia republicana.

La mayoría de los manifestantes –más de 6 mil, según las agrupaciones convocantes, y 3 mil, dijo la policía– procedían de todo el país y llegaron a la capital asturiana con la finalidad de poner en evidencia que la España real no tiene nada que celebrar, sino más bien reclamar pan, techo, trabajo y dignidad.

Los indignados viajaron en autobuses –algunos de ellos no pudieron entrar a la ciudad porque se los impidió la policía– y representaban a todos los sectores de la sociedad agraviados por la situación que prevalece en el país desde hace seis años, cuando irrumpió la crisis, pero también cuando empezaron a salir a la luz los numerosos casos de corrupción que afectan a los principales partidos políticos e instituciones.

El gobierno español, del conservador Mariano Rajoy, blindó la ciudad con más de 2 mil agentes antidisturbios y policías, que identificaron a decenas de personas por manifestarse y en el caso del equipo de seguridad de la Casa Real en todo momento actuaron con agresividad ante quienes se acercaban a la sede de la entrega de los premios.

Uno de los actos simbólicos de mayor éxito fue cuando centenares de ciudadanos indignados se pusieron una máscara de Mafalda, en homenaje al caricaturista Quino, quien recibió el galardón, en un acto en el que denunciaron el acoso policial a los manifestantes. De hecho, el diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, de origen asturiano, calificó el dispositivo policial como blindaje preventivo, lo que, a su juicio, no dice nada bueno de la compatibilidad entre monarquía y protesta democrática.

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Joaquín Salvador Lavado, Quino, ayer, en Oviedo, donde recibió el Premio Príncipe de Asturias en Comunicación y Humanidades: fue ovacionado. El dibujante, recordó el rey Felipe VI, trabaja para que el mundo vaya para el lado de los buenosFoto Reuters

La invención más trascendental es la frase

Al margen de las protestas, dentro del Teatro Campoamor, el escritor irlandés John Banville, quien recibió el premio Príncipe de Asturias de las Letras, pronunció un discurso de hondo calado literario y filosófico.

La invención más trascendental de la humanidad es la frase. Han existido grandes civilizaciones ignorantes del concepto de la rueda, pero poseían la frase, pues sin ella no habrían sido ni grandes ni civilizadas. Con frases pensamos, especulamos, calculamos, imaginamos. Con frases declaramos nuestro amor, declaramos la guerra, prestamos juramento. Con frases afirmamos nuestro ser.

Nuestras leyes están escritas con frases. No es desatinado afirmar que con frases está escrito nuestro mundo.

Banville añadió que como escritores, afilamos nuestras frases para que alcancen el corazón de las cosas. Pero eso no sucederá, somos demasiado torpes. Sin embargo, perseveramos en nuestro intento de expresar la existencia, en nuestro intento de que quede expresada, en nuestro intento de expresarla con acierto. Nunca lo conseguiremos, pero como bien sabía mi compatriota Samuel Beckett, nuestra gloria estriba en persistir, desalentados, pero jamás vencidos. El esfuerzo no es vano, aunque cada punto final sea una admisión de fracaso. Hablar es ser.

Otro de los galardonados, el arquitecto canadiense Frank Gehry se mostró muy crítico con la arquitectura actual, que en un rueda de prensa la víspera de la entrega calificó de mierda. Tras enseñar el dedo mayor a un periodista que calificó sus obras como arquitectura espectáculo, Gehry advirtió que en el mundo en que vivimos, 98 por ciento de los edificios que hacen son pura mierda, son malditos edificios sin sensación ni sentido del diseño ni respeto por la humanidad. Hay muy poca gente capaz de hacer algo relevante en este campo y sólo, de vez en cuando, algunas personas hacen algo especial.

Última entrega del rey

El rey Felipe VI entregó los galardones y explicó que esta será la última edición que los presida, y que a partir del próximo año lo hará su hija, la infanta Sofía.

En cuanto al reconocimiento a Quino, el monarca advirtió que “es la primera vez que nuestros galardones reconocen a un dibujante, y lo hacen premiando la obra de un hombre que trabaja, según él afirma, ‘para que el mundo vaya para el lado de los buenos’. Mafalda y los demás personajes de Quino, nacen de su mirada aguda e intuitiva, son profundamente humanos y están dotados de una inteligente ironía o de una dulce inocencia o de un apabullante sentido común”.

El resto de los premiados son el programa de las becas Fullbright (Cooperación Internacional), el historiador Joseph Pérez (Ciencias Sociales), los científicos Avelino Corma Canós, Mark E. Davis y Galen D. Stucky (Investigación Científica y Técnica), el maratón de Nueva York (Deportes) y la periodista Caddy Adzuba (Concordia).