Opinión
Ver día anteriorDomingo 18 de enero de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Mancera y Polanco
L

eo que el joven Mancera, siempre un poco de moda, expresa ahora su preocupación con las condiciones del transporte, resolviendo que debe conseguirse una tecnología limpia, lo que lo ha llevado a contratar un fondo de 250 millones de dólares.

Supongo que Miguel Ángel Mancera no vive en Polanco o que tiene la idea equivocada de que hay zonas de Polanco que no merecen su preocupación.

Debo decir, sin embargo, que a raíz del accidente que sufrí el día 25 de diciembre, ocasión en que como consecuencia de una caída se me rompió la cadera derecha, por lo que fui operado de inmediato y sobrevivo con un cuidado extremo, entre otras cosas me he podido dar cuenta de que además de los defectos naturales que tiene Polanco, a partir de la pretensión de incrementar su tránsito, con las reformas que ya se están produciendo, han hecho insoportable la vida en la colonia.

Circulo habitualmente en silla de ruedas y en ocasiones pretendo ampliar los aires y, en lugar de quedarme encerrado en casa en una situación de inmovilidad, he llegado a pedir a mis hijos y otros familiares que me saquen a dar una vuelta por los alrededores del departamento.

Efectivamente lo hemos hecho, tanto sobre Charles Dickens, como por otras calles transversales y lo único que puedo afirmar es que el estado de las banquetas de Polanco es absolutamente deplorable.

Principalmente es que en cada cuadra me encuentro con baches y defectos en el pavimento, que se manifiestan en incomodidades, lo que me hace suponer que cualquiera que transite en esas calles y tenga que utilizar las banquetas para su traslado, deberá pensarlo dos veces antes de llevar a cabo el intento de motorizar su transporte.

Los baches, producto de la total falta de mantenimiento en las calles de Polanco, hacen verdaderamente caótico el transporte por esa vía.

Si Mancera se está preocupando por la limpieza del transporte, lo menos que podrá hacer es que se dé una vueltecita en una silla de ruedas para advertir que no solamente la limpieza es el problema de Polanco, sino también y de manera principal, la nula posibilidad de circular razonablemente sin causar mayores daños a los habitantes que como yo no disponemos de condiciones físicas suficientes para enfrentar el maldito bacherío que las banquetas de Polanco llevan implícito.

Creo que Miguel Ángel Mancera realizaría un acto de particular valentía si se decidiera a alquilar una silla de ruedas a alguien que la maneje y se dé una vuelta, que yo propondría se realice en la calle de Dickens, y si después de ello no considera que debe aplicar fondos para el mantenimiento de las banquetas, independientemente de los que está aplicando al transporte, será que él actúa sin la adecuada información.

Reconozco que siempre he tenido una gran simpatía por nuestro actual jefe de Gobierno del Distrito Federal, pero que en la misma medida, si no toma las precauciones debidas para hacer habitable Polanco, ojalá mi movimiento revolucionario surta efectos en la abogacía polanqueña y haga un reclamo violento de sus derechos.

Yo no tengo el espíritu necesario para convertirme en un verdadero agitador.