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Milenarios vestigios de la cuna de la civilización occidental se han perdido para siempre

Clamor mundial contra la destrucción del patrimonio cultural de la humanidad

En dos semanas sitios históricos de la antigua Mesopotamia han sido arrasados por milicianos del grupo Estado Islámico

Es un crimen de guerra, señala el secretario general de la ONU

 
Periódico La Jornada
Martes 10 de marzo de 2015, p. 5

Pekín.

Durante dos semanas, objetos y sitios históricos de la civilización de Mesopotamia en el cauce del río Tigris-Éufrates han sido objeto de destrucción organizada y sistemática por el grupo Estado Islámico (EI), lo que representa un severo golpe para la civilización.

El grupo EI difundió un video el jueves pasado en el que mostró a sus milicianos armados con mazos cuando destruían invaluables estatuas antiguas dentro del Museo de Mosul en el norte de Irak. El grupo describió las reliquias como ídolos que deben ser eliminados.

Las estatuas eran exhibidas como parte de los recientes hallazgos arqueológicos del antiguo Imperio Asirio. Son parte de los ejemplos más maravillosos del arte asirio y de la gran historia de Irak y de Mesopotamia.

Sin embargo, el mundo los ha perdido para siempre.

En Nimrud, antigua ciudad con una historia de más de 3 mil años en lo que es actualmente Irak, los extremistas removieron estatuas y dañaron los restos irremplazables de la antigua capital Asiria, donde se localizaban monumentales estatuas de toros alados, hombres caballo con barba y otras figuras aladas, todos símbolos del antiguo Imperio Mesopotámico en los albores de la civilización occidental.

Todo el mundo siente la inconsolable pena por la pérdida. No solamente se trata de una tragedia para el patrimonio cultural de Irak, sino también de una catástrofe para la civilización humana.

Peor aún, la destrucción es sólo el episodio más reciente de devastación del abundante patrimonio cultural del área bajo control del EI en Irak y Siria, zonas con diversidad religiosa y étnica con vestigios de civilizaciones que datan de la antigua Mesopotamia.

Devastación deliberada

El año pasado, los milicianos destruyeron la tumba del Profeta Jonah y la mezquita del profeta Jirjis, ambos antiguos sitios sagrados reverenciados en Mosul. En febrero, se reportó que incendiaron miles de libros y manuscritos de la biblioteca de Mosul.

La destrucción concertada en Mesopotamia, cuna de la civilización occidental y, lo más importante, parte del patrimonio cultural de la raza humana, conmocionó al mundo. Muchas tradiciones culturales diferentes tienen sus raíces en esta parte del mundo, que literalmente peligra en este momento.

Con la devastación de esos patrimonios culturales, las personas ya no podrán estar orgullosas de la abundancia de reliquias en Mosul de la antigua civilización: el conocimiento y la información que podíamos obtener de nuestros ancestros de las primeras civilizaciones ha desaparecido en el polvo.

La deliberada destrucción del gran patrimonio cultural constituye, en palabras del secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-Moon, un crimen de guerra. Es un trágico ataque no solamente contra el Museo de Mosul, sino contra el compromiso universal de utilizar el arte para unir a las personas y promover el entendimiento humano.

El patrimonio cultural compartido merece ser conservado por todos los seres humanos. Va más allá de la comprensión que el EI haya provocado tan enorme daño a las irremplazables piezas de la historia.

Es tiempo de que el EI ponga fin al vandalismo, por eso es particularmente doloroso cuando la destrucción tiene lugar en Mesopotamia, el telón de fondo de algunos de los primeros progresos en la astronomía, medicina, leyes, comercio y agricultura.