Opinión
Ver día anteriorSábado 16 de mayo de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Empleo: poco y precario

Migajas para ¿celebrar?

Segob: ¿en qué calidad?

E

n Los Pinos se muestran animados y confiados, y presumen la reducción de la tasa oficial de desocupación en el país, por mucho que apenas sumen siete décimas de punto porcentual a lo largo del gobierno peñanietista. Pero bueno, dados los resultados las migajas les parecen motivo suficiente para celebrar.

El más reciente informe del Inegi sobre el estado (oficial) que guarda la nación en materia de ocupación (al cierre del primer trimestre de 2015) detalla que la población sin acceso al mercado laboral sumó 2.2 millones de personas y la tasa correspondiente fue de 4.2 por ciento de la población económicamente activa (PEA), menor, por decirlo así, en seis décimas porcentuales respecto del registro de igual periodo de 2014, y siete décimas por abajo si se le compara con la imperante en el arranque sexenal, cuando el citado indicador se situó en 4.9 por ciento.

Lo que sí es notorio y ni lejanamente motivo de celebración es que la precarización de las plazas laborales (formales e informales) en el país avanza a paso veloz, pues en el último año se incrementó el número de mexicanos con ingresos hasta de un salario mínimo y los que obtienen entre uno y dos. Por el contrario, se redujo el número (casi un millón de personas) de quienes obtienen de dos a tres salarios mínimos. El 60 por ciento de los mexicanos ocupados se engloba en este nivel de ingresos, al tiempo que 63 por ciento no tiene acceso a las instituciones de salud.

Como bien lo detallan la Cepal y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el descenso, por llamarle así, de la tasa oficial de desocupación es atribuible a la reducción de la tasa de participación urbana, es decir, ante la crónica ausencia de plazas laborales un menor número de mexicanos participa en la búsqueda de empleo. Y se suma al desempleo disfrazado en la estadística como población disponible.

En su reporte Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe, correspondiente a mayo de 2015, las citadas instituciones advierten sobre la persistente debilidad estructural en los mercados laborales de la región, de tal suerte que no debe esperar mejoría alguna ante el prolongado bajo crecimiento económico que se registra. Si en 2014 los ingresos de 167 millones de latinoamericanos y caribeños no alcanzaron a superar la línea de la pobreza, en 2015 es de esperar un mayor deterioro.

América Latina, apuntan, no sólo continúa siendo la más desigual del mundo, sino que el contexto económico ha empeorado, y desde 2011 el crecimiento regional se desaceleró gradualmente. Esta situación ha debilitado la capacidad de la región de generar empleos de calidad y ha reducido el espacio fiscal de los países para aumentar el gasto social y así lograr avances adicionales en términos de la disminución de la pobreza y la desigualdad. En consecuencia, en los últimos años se ha observado que la incidencia de la pobreza (en términos de ingresos) se estacionó en una meseta, sin mayores progresos.

La dupla Cepal-OIT reseña que debido a un comportamiento atípico de los mercados laborales en Argentina, Brasil y México, en comparación con el desempeño laboral normal en fases de bajo crecimiento, la tasa de desempleo urbano de la región descendió en 2014, pese a la escasez de la demanda laboral, que fue consecuencia de un crecimiento económico de sólo 1.2 por ciento. La razón de la mejora en materia de desempleo fue la caída de la tasa de participación laboral urbana, mucho más pronunciada en los tres países de lo que se habría esperado sobre la base de su historial.

Sin embargo, anotan, debido a las persistentes debilidades estructurales de los mercados de trabajo de la región no se puede esperar que estas pautas se mantengan por un tiempo más prolongado, lo que probablemente ya se observará en el desempeño del mercado laboral en 2015. Al contrario de lo esperado hace algunos meses, en 2015 no se producirá un repunte significativo del crecimiento económico regional y se proyecta una expansión de la actividad de sólo uno por ciento. Esto significa que no se logra revertir el proceso de desaceleración del crecimiento que se inició en 2011 y que el PIB per cápita regional se estanca nuevamente.

En este contexto, es probable que la tasa de ocupación urbana caiga por tercer año consecutivo, debido a la debilidad que el bajo crecimiento económico implica para la demanda laboral y, por lo tanto, para la creación de empleo asalariado. Esto afectaría negativamente la calidad del empleo y, como es poco probable que las políticas de formalización logren contrarrestar la baja generación de empleo asalariado, en la mayoría de los países el empleo registrado continuaría creciendo en forma muy leve. Así, en 2015 la disminución de la tasa de ocupación se vería reflejada en un aumento de la tasa de desempleo abierto”.

Por otra parte, Cepal-OIT consideran que en la última década la protección social ha hecho una contribución relevante a la reducción de la pobreza en América Latina pero, aunque, salvo excepciones, ha tenido menos éxito en la disminución de la desigualdad. Mientras persistan las brechas de cobertura, así como la fragmentación y la estratificación de los sistemas, las posibilidades de que la protección social realice un aporte significativo a la reducción de la desigualdad (tanto de ingresos como de género y de otras características) son muy limitadas. Además existen grupos que han estado tradicionalmente excluidos de la protección social, o que han tenido un acceso muy limitado en aquellos casos en que la legislación lo ha permitido, como las trabajadoras domésticas, por lo que una ampliación de la cobertura de esta población también permitiría reducir las brechas de género. La cobertura de las garantías todavía dista de ser universal en la mayoría de los casos y, por lo general, ellas no operan en forma sistémica con los servicios sociales esenciales (salud, educación, cuidados infantiles y servicios de empleo).

Las rebanadas del pastel

Dicen en Bucareli que el gobierno federal no será el patrón sustituto en el caso de los jornaleros agrícolas de San Quintín. Ajá, pero en calidad de qué utilizará recursos públicos, se compromete a gestionar una propuesta salarial lo más cercana posible a 200 pesos diarios, y decide cubrir la diferencia entre lo que pagan los explotadores privados y lo que demandan los trabajadores. ¿Será el clásico caso de firmas, te vas y ni quién se acuerde?

Twitter: @cafevega