Opinión
Ver día anteriorJueves 27 de agosto de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
México SA

Pobreza a galope

Balance inmoral

Padre perverso

¡F

elicidades!, pacientes mexicanos: 27 años, cinco inquilinos de Los Pinos, 11 titulares de la Sedesol, cuatro programas de combate y –oficialmente– miles y miles de millones de pesos después, los indicadores de pobreza en el país prácticamente no se han movido en términos porcentuales, pero el número de depauperados se ha incrementado de forma sostenida, al igual que el de fabulosos discursos que pregonan contundentes avances en la materia. La fábrica de pobres, pues, a todo lo que da.

Como se ha comentado en este espacio, la estadística oficial (Coneval) documenta que en el primer bienio del actual gobierno el número de pobres por ingreso en el país se incrementó a razón de 4 mil 384 por día (alrededor de 3 por minuto) de estancia de Enrique Peña Nieto en Los Pinos, de tal suerte que de 2012 a 2014 el inventario mexicano de depauperados creció en 3.2 millones en tan lamentable situación, hasta alcanzar la cifra histórica de 63.8 millones.

Durante su reciente comparecencia en la segunda comisión de la Permanente, el secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Gonzalo Hernández Licona, resumió tales logros de la siguiente manera: “es impensable reducir la pobreza si no tenemos crecimiento en la actividad económica, y por muchos años ésta no ha crecido lo suficiente… La evolución del ingreso corriente per cápita en los 22 años pasados (a precios de 1992) se ha mantenido prácticamente igual: en 1992 las familias tenían 3 mil 500 pesos al mes y en 2014 suman 3 mil 600. Es muy difícil pensar en reducir la pobreza sistemáticamente y a largo plazo cuando tenemos poco avance del ingreso en los últimos 25 o 30 años”.

Hace 27 años (2 de diciembre de 1988) Carlos Salinas de Gortari presentó en sociedad su Programa Nacional de Solidaridad, el cual, según dijo, no sólo combatiría la pobreza en el país, sino que promovería un México más justo, a grado tal que esa instancia sería el balance moral de la modernización.

Al cambiar sexenio, con Ernesto Zedillo el Programa Nacional de Solidaridad se convirtió en Progresa; llegó Vicente Fox y lo renombró Oportunidades; Felipe Calderón refrendó la marca, pero ya con Enrique Peña Nieto el logotipo cambió a Prospera (a partir del 2 de septiembre de 2014). Cuatro etiquetas, cinco inquilinos de Los Pinos, 11 titulares de Sedesol, catarata de recursos públicos (oficialmente), y en el periodo (1988-2014) el número de mexicanos en pobreza pasó de 39 a casi 64 millones, sin olvidar que el propio Coneval, advierte que 80 por ciento de los habitantes de este país son socialmente vulnerables al registrar cuando menos una carencia.

He allí el balance ostentosamente inmoral de la modernización, con la fábrica de pobres sigue a todo lo que da. Desde que decidieron combatir la pobreza el número de depauperados en el país se incrementó en 50 por ciento, y contando.

El pasado martes, durante su comparecencia en el Senado de la República, a Rosario Robles le fue como en circo romano, con todo y que, según dijo, no necesito vejigas para nadar: la destrozaron, pero no sólo por las salvajadas que fue a decir, sino por reiterar que todo iba de maravilla y que era necesario seguir por este camino. Palabras más o menos, eso es exactamente lo que en su momento dijeron y propusieron los diez antecesores de esa señora: con Salinas, Patricio Chirinos, Luis Donaldo Colosio y Carlos Rojas Gutiérrez; con Zedillo este último, Esteban Moctezuma y Carlos Jarque; con Fox, Josefina Vázquez Mota y Ana Teresa Aranda; con Calderón Beatriz Zavala Peniche, Ernesto Cordero y Heriberto Félix Guerra. Y el resultado es conocido.

Hernández Licona no descubrió el hilo negro, ni Rosario Robles es la única cínica entre la clase política. De hecho, en la citada comparecencia uno de los críticos de la titular de la Sedesol y del inquilino de Los Pinos fue el ahora senador Ernesto Cordero, el mismo que en tiempos calderonistas defendía lo que han dado en llamar política social y la fábula de que hay familias que con ingresos de 6 mil pesos al mes tienen crédito para una vivienda, tienen crédito para un coche, se dan tiempo de mandar a sus hijos a una escuela privada y están pagando las colegiaturas. Resultados muy mediocres, le dijo a la señora de la hormona, pero olvidó que con Calderón en Los Pinos el número de pobres en el país se incrementó en 15 millones, y Cordero fue titular de la Sedesol y de Hacienda, y quiso ser candidato a la Presidencia de la República.

Lo mejor del caso es que el programa para combatir la pobreza en el país ha cambiado de logotipo en cuatro ocasiones, y en todas ellas el pretexto ha sido que el programa previo no ha servido. Entre lo más reciente se cuenta el cambio de Oportunidades a Prospera, ocasión que Enrique Peña Nieto aprovechó para decir (sic) que el primero presenta evidentes limitaciones que deben ser admitidas, (pues) no ha sido suficiente, y hay que corregir lo que no ha permitido asegurar que los beneficiarios puedan tener mejores condiciones de vida, y por ello podemos superar en un mejor diseño esta condición.

El 2 de septiembre de 2014 el inquilino de Los Pinos reclamó que no obstante que este año se invierten más de 73 mil millones de pesos en él, la proporción de mexicanos en pobreza es prácticamente la misma desde hace tres décadas. Es necesario encontrar nuevas alternativas, más eficaces, contra la pobreza, y las limitaciones del programa Oportunidades son cada día más evidentes.

También lo reconoció el Banco Mundial, uno de los principales promotores de la modernización del país, el cual (abril del presente año) advirtió que en México (uno de sus laboratorios para sus políticas económicas) “no ha disminuido en los últimos 20 años, y esa es una mala noticia. De acuerdo con una medición basada en el ingreso, detalla el organismo financiero, la tasa de pobreza que registra el país es la misma que en 1992 (La Jornada, Roberto González Amador).

Las rebanadas del pastel

En fin, llámese como se llame, el problema real es que todos los programas para combatir la pobreza tienen el mismo padre perverso: el modelo económico neoliberal, que en tres décadas ha impedido el crecimiento del país y ha depauperado a la población. Y mientras no se modifique la pobreza se mantendrá a galope… Y para reducirle cinco centavos al tipo de cambio, el Banco de México sacrificó más de 300 millones de dólares. Ayer, el billete verde se vendió a 17.45 bilimbiques.

Twitter: @cafevega