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Es una obra que subvierte el orden y el lenguaje dominantes, planteó Luis Hernández Navarro

Dan a conocer libro póstumo de Luis Villoro en la feria del Zócalo

La alternativa: perspectivas y posibilidades de cambio incluye la correspondencia que intercambió con el subcomandante Marcos

El escritor puso su credibilidad, su capital intelectual y su reconocimiento al servicio del zapatismo, recordó el periodista en el encuentro

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Entre el vaivén de asistentes a la Feria Internacional del Libro en el Zócalo, una joven halla un lugar cómodo y alejado del barullo para hojear un título de Roberto BolañoFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Martes 13 de octubre de 2015, p. 4

El libro La alternativa: perspectivas y posibilidades de cambio, de Luis Villoro (1922-2014), es una obra subversiva, es decir, subvierte el orden y el lenguaje dominantes, considera Luis Hernández Navarro, autor del prólogo del volumen que se presentó el domingo pasado en la 15 Feria Internacional del Libro en el Zócalo.

Además de presentar cuatro ensayos que abordan los problemas éticos y políticos acerca de la revolución, la democracia, la pluralidad y la alternativa de cambio político, el volumen, publicado por el Fondo de Cultura Económica, incluye la correspondencia que el filósofo intercambió con el subcomandante Marcos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

A contracorriente

Hernández Navarro recordó que en un época en la que la llamada Dama de Hierro, Margaret Thatcher, entonces primera ministra británica, afirmaba que no había más discurso que el dominante del neoliberalismo y que no había opciones para enfrentarlo, “Luis Villoro escribió este libro, que se publica ahora de manera póstuma y se llama, precisamente, La alternativa: perspectivas y posibilidades de cambio. Es decir, el autor camina a contracorriente de aquel discurso y se mete de lleno en la idea de que efectivamente otro mundo es posible, pensamiento que comenzó a gestarse a partir de 1994 con el levantamiento zapatista en México y que después se expandió con el Foro Social Mundial, así como con las expresiones de lucha antineoliberal en América Latina.

Idea que propone también que el orden y el lenguaje del neoliberalismo y del capitalismo, con su democracia procedimental, no son el fin de la historia ni la consagración del fin de los relatos. En este libro, continuó el periodista, el autor regresa, después de un largo periplo, a sus preocupaciones iniciales en el terreno de la filosofía y la historia, expresadas en su primer libro, Los grandes momentos del indigenismo en México (1950), “65 años después de aquella primera obra, este trabajo se ubica también en el terreno del indigenismo, pero ya del otro lado del espejo.

“En el EZLN Villoro reconoció un conjunto de cualidades fundamentales para transformar la sociedad y el mundo. Muchas de sus preocupaciones intelectuales, expresadas con claridad en 1994 a propósito del levantamiento indígena zapatista, están presentes en su libro de 1992 titulado El pensamiento moderno: filosofía del renacimiento, donde avanza en el proceso de la crítica de la modernidad y de los destinos de un mundo homogéneo al que él no le reconoce sentido ni autoridad, para trazar el rumbo del conjunto de la humanidad”.

Compromiso con el movimiento

Hernández Navarro hizo hincapié en que la primera aproximación de Villoro al EZLN “es la de un hombre que tenía 72 años de edad, con lo mejor de su obra ya realizada, en ese momento miembro de El Colegio Nacional, premio Nacional de Ciencias y Artes, delegado ante la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, un gran universitario. Con ese estatus y reconocimiento intelectual apostó su resto, lo que le quedaba de vida para comprometerse con ese movimiento.

“Esa apuesta la mantuvo hasta el último momento y no sólo en 1994, cuando el zapatismo disponía de gran carisma y todos en el mundo intelectual querían acercarse al sucomandante Marcos para tomarse una foto con él, sino muchos años después, en 2011 y 2012, cuando se realizó el intercambio epistolar entre ambos, cuando muchos de esos compañeros de viaje de la primera época del zapatismo se bajaron del barco.

Luis Villoro siguió poniendo su credibilidad, su capital intelectual y su reconocimiento al servicio de esa causa, nunca acríticamente. A lo largo de los años siempre dijo, en esa relación estrecha, aquello con lo que estaba de acuerdo y aquello en lo que difería; nunca jugó situaciones de dobleces, y se comportó como uno más con los zapatistas, sin pedir ningún tipo de consideración o reconocimiento. Eso habla también de su calidad humana.

En la presentación también participó el ex director de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México Ambrosio Velasco, quien hizo una breve reseña del contenido del libro y destacó que Luis Villoro retomó a los grandes filósofos para comprometerse con las causas más justas y más urgentes de México.