Opinión
Ver día anteriorMartes 24 de noviembre de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

DF, ciudad conflictiva

El tránsito afectado

Autoridades, sin plan

L

a acumulación de vehículos en la superficie rodante del Distrito Federal nos advierte que se requiere con urgencia un rediseño de la ciudad de México, la cual, si a principios de este año estaba catalogada como la segunda ciudad más congestionada del mundo y la cuarta con peor tráfico en horas pico, para estas fechas estaría, con toda seguridad, en el número uno de esa medición.

Las agencias internacionales encargadas de esas mediciones, que se apoyan en el Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por su siglas en inglés), ya habían señalado que la congestión de las calles en el Distrito Federal era muy conflictiva antes de que la prohibición de circular cotidianamente fuera echada por tierra, y aunque no existen nuevas cifras respecto de este problema, los estudiosos en México dan por hecho que la situación se agravó.

Frente a este hecho, la idea de acotar calles y avenidas para permitir la circulación de bicicletas, así como la ausencia total de policías de tránsito que impidan que vehículos de carga, como los repartidores de aguas embotelladas o los que recogen basura, y desde luego los microbuses, obstruyan vialidades, han logrado que el tránsito de peatones y automóviles esté convertida en un infierno.

A partir del segundo semestre del año, las restricciones que tenían los vehículos viejos para circular hasta dos días a la semana desaparecieron, y la nueva norma parece que agarró desprevenidas a las autoridades, que no han podido responder al reto de tener, muy posiblemente, hasta el doble de vehículos rodando por las calles de la ciudad diariamente, con las consecuencias que ello acarrea.

Todos los policías de tránsito que se miran, por ejemplo a lo largo del Paseo de la Reforma, con camisolas amarillas y blancas cada que se realiza una manifestación no existen en los cruceros de mayor conflicto en la ciudad, lo que ha generado un aumento en el número de accidentes entre vehículos.

El asunto no tardará en convertirse en bandera de algún grupo político, que recriminará al gobierno de la ciudad no tener un plan para aminorar el conflicto que se vive, por ejemplo, cada sábado en el Distrito Federal, debido a la congestión vehicular en calles y avenidas.

Por lo pronto, mientras se encuentra alguna solución al problema deberían abrirse las calles, impedir que los trabajos de compañías privadas para la introducción de servicios se hagan en el día, obligar a los camiones repartidores a trabajar sólo en horarios nocturnos, lo mismo que a los recolectores de basura. Tal vez eso permita aliviar un poco el problema, pero de que se requiere un nuevo diseño de la ciudad, eso, sin duda.

De pasadita

Había que dar, desde luego, el beneficio de la duda. El nombre y la presencia de Agustín Basave en el Partido de la Revolución Democrática no parecía poder resolver el problema, principalmente de desprestigio, que acarrea esa organización, porque las causas están muy enraizadas. El chuchismo es como un cáncer que acaba sólo con el deceso del enfermo, pero era necesario esperar para poder decir que Basave se prestó a un juego de engaño que seguramente no se tragarán los ciudadanos.

Ya no importa si existe o no Morena, o el corrimiento a la derecha de las organizaciones que se calificaban de izquierda; el partido del sol azteca se pudre solo porque el mal lo lleva en las entrañas. Bien haría Basave, que ahora tiene, por cierto, todo lo que se dice de ese instituto político, echar a correr, por su buen nombre, antes de que termine como par de los chuchos.

Los que pueden salvar a ese partido están allí, pero no se les deja participar con la fuerza que se requiere para renovarlo, cosa que si no pasa cuanto antes, como ya todos saben, el PRD seguirá siendo otro partido rémora, de esos que se pegan al poder y viven de sus sobras. Ni modo.