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Balance de la Jornada

Pachuca y León meten reversa y se suman a la caza de foráneos

M

auro Boselli cayó con el pie derecho en el equipo León. Llegó en 2013, con facilidad se adaptó y pronto comenzó a rendir. Un goleador que fue clave para el bicampeonato y que tiene dos títulos de romperredes. Atrajo simpatías cuando dejó en claro que no le interesaba naturalizarse, no era su idea. Hace unas semanas, el 3 de diciembre, se supo que la directiva lo forzó a tomar la decisión y ya es mexicano.

La incoherencia de Grupo Pachuca –que incluye a los equipos Tuzos, León y Zacatecas (de la Liga de Ascenso)– se puso de manifiesto en la junta de dueños, el día 7, también de este mes. Jesús Martínez acudió ante los propietarios de la Liga Mx a pedir un freno ante la ola de naturalizados, que han llevado a equipos a jugar hasta con ocho foráneos, como lo hizo el América.

A pesar de esa iniciativa, la semana anterior los Tuzos presentaron –con show galáctico incluido– a más foráneos, con la justificación de que no quieren dar ventajas a clubes avorazados como Águilas, Xolos o el campeón Tigres. Pachuca señaló que si en marzo (la siguiente junta de dueños) se aprueba su iniciativa, se apegará a ella sin problema. Pero será hasta entonces.

Los Tuzos eran el modelo a seguir para un futbol sano y con impulso a sus talentos. El trabajo en fuerzas básicas ha sido ejemplar y por ello se convirtieron en uno de los principales abastecedores de las selecciones menores. Hace dos años, en enero de 2014 sólo había cuatro clubes que no abusaban en el tema de los naturalizados: Pachuca, León, Puebla y Guadalajara.

La paciencia se acabó y han dejado solas a las Chivas. Al equipo de Jorge Vergara le cuesta cada vez más encontrar jugadores asequibles. Las cosas están al revés. Antes se traían futbolistas de calidad para dar realce a la liga; ahora la exigencia de máximo talento es para los nacionales que quedan obligados a demostrar superioridad sobre los foráneos para ser merecedores de la gran oportunidad.

El pretexto de este viraje para el grupo que encabeza Jesús Martínez, con participación del empresario Carlos Slim, es competir, y a pesar de que dispone de tres planteles para realizar intercambios de jugadores, sintió que estaba dando ventaja y por ello sus equipos perdían protagonismo y posibilidades de lograr títulos.

Cada plantel tiene razones particulares: la búsqueda del campeonato, evitar el descenso, encarar dos torneos de forma simultánea, clasificar a la liguilla... pero, en resumen, el fenómeno es abrumador, desmoralizador, para cualquier joven aspirante a llegar a profesional.

El mismo equipo de la Universidad Nacional Autónoma de México tiró la toalla, dejó de ser la cantera ejemplar que –en broma se decía– dale a Pumas un niño y te devuelve un futbolista. Fue de los conjuntos que se trompicaron en viajes a Sudamérica en cuanto les quitaron las amarras. La Federación Mexicana de Futbol desató la loca carrera cuando determinó que a partir de 2014 los naturalizados no tendrían que esperar 10 torneos para poder jugar como mexicanos.

Para el Apertura 2014, los auriazules tenían cinco extranjeros y cuatro naturalizados; no obstante, en el Clausura 2016, con la Copa Libertadores en puerta, tendrán cifra récord: Ismael Sosa, Gerardo Alcoba, Francisco Meza, Luis Quiñones y Mathías Vidangossy. Más los naturalizados Darío Verón, Fidel Martínez, Matías Britos, Daniel Ludueña y Dante López.

En el próximo año, declaró el directivo Antonio Sancho, los canteranos del equipo del Pedregal quedarán congelados, pues ni siquiera tendrán el consuelo de la Copa Mx, convertida en su única vidriera tras la venta de Pumas Morelos.

Rafael Márquez Álvarez, el Káiser michoacano contratado por el Atlas, club de su origen, se sumó a quienes llaman a la cordura. En México hay muy pocos que apuestan por los jóvenes. Aseguró que hay muchos extranjeros que no rinden, pero, lacónico y un tanto resignado, reconoció que si se corrige esto afectaría mucho a los que hacen negocio.

Otro que alzó la voz fue el técnico del Tri, el colombiano Juan Carlos Osorio, quien puso de ejemplo el futbol inglés, que se llenó de tanto foráneo que su selección simplemente dejó de ser potencia. Osorio todavía puede librarla, tiene material con los mexicanos que militan en otras ligas, pero rumbo a Qatar quién sabe.

El futbol nacional se mareó. El resultadismo y la borrachera de los torneos cortos primero engulló técnicos y ahora el mal llegó a los jugadores ante la mirada omisa de las autoridades civiles, que vaya que han actuado en Estados Unidos y en Europa frente al antes intocable futbol organizado.

Decio de María en su momento se lavó las manos. Lo que es legal no me preocupa, el gobierno les da un pasaporte y como mexicanos tienen los mismos derechos. Pero no va al fondo del asunto, como dice Márquez, los directivos están ganando mucho dinero con los traspasos, algunos hasta son dueños de la carta de los jugadores, como en su momento Valentín Diez lo fue de la de José Cardozo.

Hay directivas que se enredan tanto que no pueden sacar ventaja de ningún modo. Cruz Azul estaba harto de la indisciplina de Joao Rojas, pero lo mantuvo porque se naturalizó. Ahora adquirió al no menos conflictivo y estrafalario Joffre Guerrón, quien retrasó su llegada. Alan Pulido interesa en la MLS, otro revés para los Tigres.