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Difunden la compilación de los cuentos escritos por el humanista, publicada por el FCE

Carlos Montemayor nos acerca a el otro para hacernos partícipes del diálogo
 
Periódico La Jornada
Martes 1º de marzo de 2016, p. 6

La compilación de los cuentos escritos por Carlos Montemayor (1947-2010), Obra reunida: tomo III, narrativa breve, fue presentada en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

“La prosa de Montemayor es hoy, no sólo vigente, sino pertinente; pues su obra nos ofrece acercarnos a esa entidad llamada ‘el otro’ para que desde ese acercamiento seamos partícipes del diálogo, ejercicio hoy fundamental donde acontece la existencia, vía reconocimiento”, apuntó Víctor Córdova, quien junto con Victoria Montemayor, hija del humanista, y Alexandro Guerrero, comentaron ese trabajo.

Humanizador de espacios

Publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), el libro tiene cuatro apartados: Las llaves de Urgell, un conjunto de relatos pequeños, especie de anecdotario donde la descripción y la evocación juegan un papel principal.

La anécdota, explicó Córdova, no sólo reconfigura el imaginario desde la memoria, sino también nos arroja al universo emocional con el cual dicha reconfiguración permite que los personajes se desdoblen como una extensión de esa naturaleza emotiva.

La segunda parte: Los cuentos gnósticos de M.O. Mortenay, se adentra en el camino de la reconstrucción histórica con enfoque mítico. Montemayor apuesta por la ficción dentro de la ficción, un tanto al estilo de la laberíntica imaginación borgiana.

El alba y otros cuentos es la tercera parte, en la que con cierto enfoque nostálgico y descriptivo, los conflictos sociales que alimentan la trama y la estructura de los relatos, son expuestos en calidad de recursos literarios que favorecen la tensión dramática. El factor social no se presenta como discurso ideológico ni panfletario.

El cuarto apartado: Operativo en el trópico o el árbol de la vida de Stephen Mariner retoma la perspectiva social y vuelve a la descripción topográfica. Al construir narrativa y descriptivamente sus paisajes, desde el hálito emotivo y anecdótico simultáneamente, Montemayor termina no sólo por humanizar los espacios que refleja en su literatura, sino también nos revela cuál es nuestra participación y nuestra responsabilidad en todo lo que acontece en ellos, es decir, en el mundo.