La Zona Rosa, enclavada en la colonia Juárez, se encuentra en el abandono ante la falta de inversión de las autoridades y de la canalización de recursos de mitigación por la construcción de 22 edificios en Paseo de la Reforma, que suman mil millones de pesos, denunció Jorge Pascual Nevarez.

El presidente de la Agrupación de Comerciantes de la Zona Rosa (Acozoro) explicó que su imagen se ha deteriorado aún más por los trabajos de instalaciones subterráneas que realizan empresas cableras como Axtel y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), convirtiéndola en un área minada.

La zona exclusiva de grandes tiendas de marca, restaurantes y centros nocturnos quedó muy atrás, lo que ha provocado el cierre de más de 100 negocios, entre ellos todos los de joyería y platería; el incremento de vendedores ambulantes a más de 250, y graves problemas de iluminación, basura y falta de agua, detalló.

En conferencia de prensa, solicitó al gobierno capitalino destinar los 300 millones de pesos autorizados para obras de infraestructura, como pavimentación de calles, jardines, alumbrado público, recolección de basura y seguridad, pues sólo se tienen tres patrullas, cuando diariamente transitan por la zona 150 mil personas.

Asimismo, invertir parte de los mil millones de pesos que los desarrolladores de las torres construidas en Reforma han pagado a la Tesorería como medida de mitigación, para mejorar la zona, donde se ubican 633 establecimientos comerciales, laboran 7 mil personas y se genera una derrama anual de 6 mil millones de pesos.

No hay quien voltee hacia este espacio de reconocimiento mundial. El jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, se olvidó de nosotros, cuando había un consejo consultivo que dejó de sesionar y se tenía un proyecto de rescate, al cual el gobierno federal iba a destinar 250 millones de pesos, comentó.

En la administración pasada, recordó, se planteó hacer peatonales sus 34 manzanas, delimitadas por Insurgentes, Sevilla, Florencia y Reforma, cambiar la iluminación y el adoquín por pavimento de concreto estampado, homogeneizar el color de las casas y los establecimientos, y mejorar la seguridad.

Los esfuerzos para concretarlo no tuvieron éxito, como tampoco destinar recursos provenientes del cobro de parquímetros para mejorar su imagen en beneficio de 30 mil habitantes y 125 mil turistas que la recorren al mes, porque las autoridades capitalinas detuvieron la entrega de 23 millones de pesos en 2013 y los liberaron un año después.

A ello se ha sumado la apertura de zanjas para que empresas de cable, telefonía, gas natural y electricidad instalen ductos sin programación y reparación adecuada del espacio, lo cual ha provocado la presencia de parches, zanjas y baches por cualquier calle que camines, porque se niegan a cumplir con los acuerdos de reparación, sobre todo la CFE, que se la lleva dando excusas, explicó.

Hoy, consideró Rafael de Jesús Saavedra, vicepresidente de la asociación de restaurantes, urge que la Asamblea Legislativa etiquete una parte de los recursos del impuesto de resarcimiento para reparar los daños que ocasionan las grandes construcciones, no sólo en Reforma, sino en cualquier punto de la ciudad, en lugar de quedar en la panza del Gobierno de la Ciudad de México.