Sociedad y Justicia
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Laboratorio de geofísica en Morelia incursiona en el magnetismo edáfico

Estudian en la UNAM suelo, polvo y plantas urbanos contaminados

Se habla mucho de la polución visible, pero los metales pesados que están donde pisamos afectan la salud por medio de la piel y el aparato respiratorio

Tenemos plomo en el cuerpo

 
Periódico La Jornada
Domingo 31 de julio de 2016, p. 29

Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) incursionan en un nuevo campo de estudio en el país: el magnetismo edáfico, cuyo propósito es analizar la contaminación de suelos, polvos y plantas urbanos. El Laboratorio Universitario de Geofísica Ambiental (Luga) de la UNAM, en Morelia, Michoacán, es el primero donde se hacen investigaciones de este tipo en México.

Francisco Bautista, responsable del Luga y Avto Gogichaishvili, encargado del Laboratorio Interinstitucional de Magnetismo Natural (Limna), indicaron que el magnetismo edáfico permite mejorar la clasificación de suelos y hacer estudios de erosión y manejo, por ejemplo; pero donde centramos nuestros esfuerzos es en el análisis de las propiedades magnéticas de los suelos y su relación con la contaminación ambiental, tema preocupante en nuestro territorio, en particular en la Ciudad de México.

Con estos análisis, señala Bautista, se determina la contaminación del medio ambiente que no se ve, pero con la que tenemos contacto a diario. En esta urbe se habla mucho del ozono y de la contaminación visible, pero no de los metales pesados que se encuentran a ras del suelo, en el polvo urbano y en las plantas, y que son los que afectan la salud de la población, resaltó.

Tóxicos en la Ciudad de México

La Ciudad de México está contaminada en 80 por ciento por plomo, y más de 90 por ciento por vanadio; ambos metales son altamente tóxicos, indicó el académico. Además, la zona norte es la más afectada de la capital.

La contaminación que se observa en la atmósfera cae al suelo con la lluvia o el viento; eso nos da la sensación de que el ambiente está limpio, pero no es así, pues los contaminantes van al suelo y de esa manera también estamos en contacto con las partículas por medio de la piel o corremos el riesgo de ingerirlas por los aparatos respiratorio y digestivo, alertó.

Al analizar los suelos de 11 metrópolis mexicanas y seis extranjeras, los académicos estudiaron la contaminación histórica e identificaron los lugares que a lo largo del tiempo han sido más alterados.

Además, por ejemplo, examinan los metales pesados que podrían originar cáncer en la población, y a partir de esa información elaboran mapas que indican las zonas de mayor peligro, así como las tasas de mortalidad por enfermedades relacionadas.

Los integrantes del Luga también han estudiado tejido de pulmón de personas fallecidas en accidentes.

En las muestras, hemos encontrado partículas de plomo, cromo, arsénico y mercurio, lo que nos indica que los tenemos en el cuerpo, subrayó Bautista.

Asimismo, en el Luga se estudian algunas plantas ornamentales con capacidad de atrapar metales pesados (polvos urbanos), en particular la Ficus benjamina, especie que está por todas partes y tiene la particularidad de secretar una sustancia que le permite atraer ese polvo y acumularlo.

Nosotros analizamos el magnetismo en las hojas y en los metales pesados, apuntó el investigador.

Con los datos reunidos, en breve, los especialistas de la UNAM lanzarán un portal en el que la población podrá consultar mapas de la distribución de plomo y otros contaminantes, con el fin de que pueda tomar decisiones.