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Desaparecido hace medio siglo, reproducen al pejelagarto en EU para combatir la carpa
 
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de agosto de 2016, p. 5

Chicago.

Dientudo, a veces más largo que un caballo y más pesado que una nevera, el pejelagarto supo meter miedo en las aguas de ríos estadunidenses desde el Golfo de México, en el sur, hasta Illinois, en el norte, antes de desaparecer de muchos estados hace medio siglo.

Acosada por los pescadores y privada de sus sitios de reproducción, la criatura, con cabeza de cocodrilo, cuerpo de pez y dos filas de dientes que parecen agujas, sobrevivió mayormente en tributarios del río Misisipi y del Golfo de México, al sur, tras ser declarada extinta en varios estados más al norte. Para muchos era algo anormal, enemiga de la pesca deportiva, que había que exterminar.

Aliado valioso

En la actualidad, sin embargo, es vista como un animal valioso y un aliado potencialmente importante en la lucha contra un intruso mucho más temido, la carpa asiática, que ha llegado casi sin oposición a los Grandes Lagos. Se ha puesto en marcha una campaña para llevar nuevamente al pejelagarto a los ríos de Illinois a Tenesí.

¿Qué otra especie se puede comer la carpa?, preguntó Allyse Ferrara, experta en el pejelagarto de la Universidad Estatal Nicholls de Luisiana, donde esas especies son bastante comunes. Hay que encontrar la forma de controlarlas.

Al pejelagarto le gusta la carpa, que se ha estado expandiendo y priva de alimentos a otras especies nativas. Es mucho más grande que ella; puede llegar a medir más de un metro y pesar 45 kilos. Se sabe de pejelagartos de 2.5 metros y casi 150 kilos.

Los indígenas alguna vez usaron las escamas de ese animal en los extremos de las flechas y los primeros colonos cubrían las hojas de sus arados con la piel y escamas del pez, las cuales son muy resistentes. La creencia equivocada de que acababan con otros peces dio paso a campañas de exterminación en el siglo pasado. A menudo se les disparó o se los mató con dinamita.

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Esta imagen de 1905 muestra a un integrante del personal del museo colombino de historia natural de Chicago junto a un ejemplar de pejelagartoFoto Ap

No se comprendía su función en el ecosistema

Se hicieron cosas horribles con este pez, afirmó Ferrara, quien agregó que hoy por hoy las empresas de pesca deportiva apelan al pejelagarto para combatir otras especies más problemáticas, como la carpa. Pasa algo parecido que con los lobos: no comprendíamos el papel que desempeñaban en el ecosistema.

El pejelagarto está siendo reproducido en lagos y ríos de varios estados, pero no está claro hasta qué punto puede controlar la propagación de la carpa.

Dudo que el pejelagarto sea la solución para el pez carpa, ni por asomo, afirmó Rob Hilsabeck, biólogo de Illinois.

Otros piensan que el pejelagarto podrá combatir la carpa una vez que se haya establecido y que para ello podría ser necesario eliminar las barreras a su reproducción.

La carpa asiática se reproduce más rápidamente, pero el pejelagarto crece a alta velocidad. Ejemplares de este último criados en un lago de Illinois desde hace seis años miden ya más de 1.20 meteros.

Quinton Phelps, ecólogo de Misuri, dice que una forma efectiva de controlar la carpa es evitando que crezca y se pueda reproducir. Es allí que el pejelagarto puede marcar la diferencia.

Podría resultar un arma muy buena, pero por ahora todo es una suposición, precisó Phelps.

Un problema es que los pejelagartos pueden ser atractivos para los amantes de la pesca deportiva y ser pescados antes de reproducirse.

Será interesante ver si los pescadores tienen suficiente integridad y desisten de pescar una criatura de poco más de dos metros y 90 kilos, comentó Christopher Kennedy, supervisor de una empresa pesquera en Misuri. Nos encantaría contar con una población que se autoabastece y que puede ser pescada.