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El violinista de origen libanés actuó en la Alhóndiga de Granaditas

El público del FIC agradeció la entrega de Ara Malikian con una ovación de pie
enviado
Periódico La Jornada
Lunes 10 de octubre de 2016, p. a11

Guanajuato, Gto.

Chusco, solemne a veces, vibrante, emotivo y entregado al público, que en varios momentos lo retribuyó con un aplauso de pie, el violinista de origen libanés Ara Malikian realizó por primera vez un concierto en México, en la Alhóndiga de Granaditas.

En el contexto de la edición 44 del Festival Internacional Cervantino (FIC), el músico se ganó este sábado a los asistentes con múltiples anécdotas en torno a su aprendizaje en la música clásica, su traslado a la contemporánea, viajes y los sucedidos cotidianos y, en ocasiones, difíciles en su vida.

Las piezas incluidas en el programa, que duró unas dos horas, demostraron el dominio musical de Malikian en variados estilos, épocas y países; además echó mano de composiciones propias. Así, realizó un recorrido desde el barroco y bandas modernas, con piezas de Bach, Vivaldi, Manuel de Falla, Paco de Lucía, Radiohead, David Bowie y Led Zeppelin.

Unas horas antes, en conferencia, lamentó que las reglas y protocolos y el miedo a entender la música clásica sean obstáculos para que los jóvenes se acerquen a esa expresión artística; mencionó que hace 25 años él quería ser parte de ese mundo, pero que no funcionó porque no se encontraba cómodo ahí.

Me gustaba el jazz, el rock, la música zíngara, el flamenco, y tenía prohibido acercarme. Empecé a hacer las cosas a mi manera. Entonces puedo tocar Bach y Paco de Lucía y lo disfruto.

Al frente de seis músicos, Malikian saltaba, se contorsionaba con el violín pegado a su cuerpo, contactaba con un público ávido de escuchar su ejecución y tocó incluso un par de piezas de su composición, como el estreno mundial Fantasía Cervantina número 3 (no hay dos previas, explicó).

Por la mañana había resumido su interés en la interpretación musical: Mi música suena a felicidad, aunque luego toque cosas tristes o nostálgicas. En México hay mucha violencia y personas han vivido cosas muy duras, pero yo he podido salir de desgracias debido a la música e intento transmitir mi felicidad al público.

La desenvoltura en el escenario del músico tradujo sus dichos en conducta. Aprendo de los jóvenes, porque tienen la mente más abierta, pero su relación con la música clásica es de miedo, porque “piensan que si no la entienden, si no la conocen bien no la van a disfrutar. Además, de que les asusta ir a un concierto y no comportarse bien. Pero cuando la descubren, se enamoran.

Qué pena que en el mundo de la música clásica los protocolos, las reglas, las costumbres no han cambiado en 150 años. Debemos ser conscientes que el mundo ha evolucionado.

De Radiohead a Bach

Así, didáctico, jocoso, intrépido a veces, narrador, vigoroso, bajo la noche del Bajío conjuró una ventana al mundo de la música, donde presentó en el mismo espacio Paranoid android, de Radiohead; Kashmir, de Led Zeppelin, y Life of Mars, de David Bowie, para cerrar con el guiño a la tradición mexicana: La llorona, y una pieza de Bach.

En uno de los momentos serios de la noche, Malikian recordó el genocidio armenio, que el año pasado cumplió 100 años; el pueblo del que es descendiente y que conmemoró el asesinato de un millón y medio de personas, y en esa noche le dedicó la composición 1915, “nuestro homenaje personal a todas las víctimas de genocidio, deportaciones y de crímenes de esta talla.

Este genocidio no es reconocido por gran parte de los gobiernos del mundo por razones políticas o económicas. Lo que sucede cuando un genocidio está olvidado es que otros criminales sacaron el ejemplo y perpetraron el mismo tipo de crímenes. En Siria está ocurriendo un genocidio oculto delante de los ojos del mundo entero.

El broche final deslumbrante fue la interpretación de una pieza de Bach, con Malikian caminando entre el público y quien lo recibió de pie. El músico dijo en su despedida que espera volver pronto.