Espectáculos
Ver día anteriorViernes 21 de octubre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

En Trumpland, lejos de su estilo ácido, el cineasta no se enfoca en los errores del oponente

Michael Moore ensalza en un nuevo filme las virtudes de Hillary Clinton, su favorita

En un bastión del republicano en Ohio explicó ante 700 espectadores qué valora de la demócrata

Foto
Una opositora del magnate posa frente al Knockout Trump Truck, afuera del Teatro IFC, en Nueva York, donde se hizo el sorpresivo estreno del documental de Moore, el martes pasadoFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Viernes 21 de octubre de 2016, p. 8

Nueva York.

Si Donald Trump fuera elegido presidente de Estados Unidos, en lugar de acudir en automóvil a jurar el cargo en el Capitolio lo haría en helicóptero. Después, bombardearía las ciudades fronterizas mexicanas, ordenaría registros policiales aleatorios en todo el país y pondría en marcha un reality en un canal de televisión propio. Además, según la ácida visión del cineasta estadunidense Michael Moore, como en la Casa Blanca no hay ático, se mudaría a su Beach Club Mar-a-Lago en Florida.

Esta mirada satírica sobre qué ocurriría si el candidato republicano ganara las inminentes elecciones presidenciales es lo único de Michael Moore in Trumpland que se parece a una película de Michael Moore. El trabajo más reciente del director de Bowling for Columbine, anunciado de manera sorpresiva y recién presentado en Nueva York, no encaja con el habitual lenguaje cinematográfico de Moore, a quien le encanta poner contra las cuerdas a los poderosos al plantearles preguntas incómodas.

Sin discursos incendiarios

En lugar de eso, esta vez él mismo asume el papel protagonista de su espectáculo. Moore, de 62 años, invitó a unos 700 espectadores al teatro en Wilmington, el bastión de Trump en Ohio, para explicarles durante una hora qué valora de Hillary Clinton. Al contrario de la golpiza en la que se ha convertido la campaña electoral, Moore no se centra en subrayar los errores de su oponente, sino en destacar las virtudes de su favorita. El ácido e incendiario discurso contra Trump que sus fans habrían esperado brilla por su ausencia.

Hasta seis horas hicieron cola los neoyorquinos a fin de hacerse con una de las entradas gratuitas para el estreno. Esperaban sobre todo entretenimiento, contó Stacey D’Arc, quien viajó desde Nueva Jersey. Frente a él, Colin DeVries auguraba una visión crítica sobre Donald Trump. Pronto, la fila se convirtió espontáneamente en una fiesta antitrump. Hazme una foto orinando sobre él, pedía un adolescente a su amigo señalando a una réplica del magnate.

Sin embargo, Moore no cae en ese tono. Quería hacer algo subversivo, algo que nadie esperara, explicó antes de la proyección el ganador de un Óscar. “Nadie necesita una película que diga por qué Trump es un gigantesco pedazo de mierda y una persona horrible.

Por eso la gente no ve un documental: ya sabe lo que la película va a decirles. En cualquier caso, el propio Trump ya se encarga diariamente de hacer chistes sobre sí mismo con sus ocurrentes declaraciones.

Lo que Moore consiguió aquella tarde, con ayuda del sentido del humor y realizando un emotivo llamado, fue tender un puente entre los dos bandos de la sala, un puente que se hunde una y otra vez en la campaña electoral y el forcejeo diario entre demócratas y republicanos. Moore alentó al público a señalar las cosas positivas de la impopular y criticada Clinton. Lo que siempre han temido, les dijo a los simpatizantes de Trump, no lleva vestido ni traje pantalón.

Por supuesto, Moore se permitió hacer un par de chistes a costa de Trump. Así, a los latinos de la sala los puso en una esquina, separados del espectáculo por un muro, y a los musulmanes en otro rincón, videovigilados por un pequeño dron. Trump, advirtió Moore, es un coctel molotov humano, una granada lanzada por la ira de la penosa situación del país. De salir elegido presidente sería como el referendo del Brexit: al principio, algunos se sentirían bien, pero después llegaría la resaca.

El plan B

Queda por ver si la película, producida en sólo 12 días y a falta de tres semanas para los comicios, logrará influir en el resultado.

Unos 40 cines tienen previsto mostrarla. Pero para los votantes decididos de Trump, el nombre de Moore, que antes arremetió contra el ex presidente George W. Bush, ya suena a herejía. En caso de que Trump gane o Clinton no cumpla sus promesas, el cineasta tiene previsto un plan, y seguramente nueva película: en 2020 él mismo se presentará como candidato.