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¿Blindar la economía?
Q

ue útiles son las metáforas en la retórica, y que imprecisas suelen ser cuando se usan de manera forzada. Ya decía Aristóteles que la metáfora consiste en dar a una cosa el nombre de algo diferente, una manera de intuir una semejanza entre desemejanzas.

El símil entraña algo diferente, como cuando se dice que alguien saltó como una gacela, y se intuye que ese animal le transfiere su agilidad. La metáfora es un símil acortado que no lleva la explicación del cómo; no hace falta decir que saltó la gacela.

La metáfora debe servir para aprehender algo nuevo. Se refiere a un traslado. Es un medio de transporte de las palabras, las desplaza lejos de un significado concreto a otro que es evocado: el que salta es una gacela.

En México usamos con demasiada soltura la metáfora del blindaje. En época de elecciones se blindan los votos para asegurar que no habrá chanchullos. Y en los periodos en que se aprueba el presupuesto federal se habla de cómo se ha blindado la economía.

Esta idea del blindaje se propone como una manera de proteger el funcionamiento de la economía en contra de distintas fuerzas que la amenazan, sean internas o provenientes del exterior.

El secretario de Hacienda afirmó hace unos días que el Paquete Económico ayuda a generar certidumbre, además de que tiene como objetivo regresar a un superávit primario y refleja el compromiso del gobierno de la República de mantener finanzas públicas sanas y responsables. (SHCP, Comunicado 147, octubre 27, 2016).

En un acto público ese mismo día añadió que ante el posible triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, el paquete económico 2017 y su marco legal tienen la fortaleza suficiente no sólo frente a este escenario, sino para reaccionar en materia de conducción económica el año que entra. (El Informador).

Blindar significa, según la RAE: Proteger exteriormente con diversos materiales, especialmente con planchas metálicas, una cosa o un lugar contra los efectos de las balas, el fuego, etcétera. El blindaje se refiere al conjunto de materiales que se utilizan para blindar y, también, al cobertizo o defensa que se hace con blindas u otro material, para resguardarse de los tiros por elevación de artillería”. Una cosa similar a la loza que cargó El Pípila en la toma de la Alhondiga de Granaditas en la célebre leyenda de la Guerra de la Independencia.

La figura del blindaje económico se ha usado repetidamente. Apenas unos ejemplos. En julio de 1999 Ernesto Zedillo afirmó en una reunión de la Aladi que: Los mexicanos hemos construido una protección política con la democracia, y un blindaje en lo económico para garantizar la estabilidad necesaria en los momentos de transición. Antes, Salinas había aludido a que no hay ningún blindaje suficiente ante un error como el de diciembre de 1994.

A finales de 2010 el gobierno de Calderón emitió por medio de la SHCP un comunicado titulado: Medidas para el fortalecimiento y blindaje de la economía mexicana y sus finanzas públicas. A principios de octubre de este año el inefable José Ángel Gurría dijo desde la trinchera de la OCDE que: México tiene un súper blindaje en su economía, porque el FMI nos tiene concedidas las líneas de crédito que en caso de necesitarse se activarían y responderían a cualquier necesidad ante una especulación contra el país. (SDP Noticias.com 11, octubre, 2016).

Para efecto de las ventas en un país donde el blindaje se usa cada vez más, se anuncia que el de nivel 3 protege de ataques con armas cortas: revólveres, escuadras y subametralladoras, que son las que generalmente usa la delincuencia común, según la FBI. El blindaje nivel 7 es el que más resiste y puede detener proyectiles de largo alcance y potencia muy grande. Estas armas muy costosas las emplea la delincuencia organizada.

¿Cuántas veces en los últimos años se ha blindado el valor del peso mexicano y cuántas veces se han blindado las finanzas públicas? No hay modo en esta economía de prevenir la especulación recurrente y su efecto adverso sobre el valor del peso. Tampoco ha habido manera de sanear de modo congruente las cuentas públicas; de administrar bien los recursos que administra el gobierno y establecer un entorno que aliente la inversión productiva, aumente de modo sostenido el ingreso de las familias, promueva el ahorro y genere un nivel de riqueza que deje de concentrarse en la cima.

Blindar no es suficiente cuando se hace con presupuestos federales que en el mejor de los casos consiguen equilibrios frágiles y que se rompen una y otra vez. No es suficiente con préstamos del FMI para aminorar los efectos de la especulación que se vuelve rampante, con una estabilidad macroeconómica cuya duración se aseguró por los flujos de capital derivados de la crisis financiera internacional y que se acaba en cuanto el dólar se hace mínimamente atractivo. Ahora la política monetaria se queda sin instrumentos para estabilizar y sólo podrá responder con alzas de las tasas para retener algunos capitales y con la holgura de la producción para reducir la violencia inflacionaria.

Blindar la economía, para seguir con la metáfora, necesita hacer crecer la producción, generar empleo e ingresos, crear riqueza y repartirla mejor. En medio del profundo desgaste político, de la corrupción, de la violencia y la inseguridad, de la gestión económica siempre de corto plazo y en un entorno internacional muy adverso, el blindaje no puede ser de bajo espesor y tan poca resistencia.