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Su asesor en jefe, el nombramiento más polémico por sus vínculos con supremacistas blancos

Políticos con antecedentes bélicos, racistas y antimigrantes desfilan a diario ante Trump
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Mike Pence, vicepresidente electo, y Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, se reunieron ayer en el Capitolio para trabajar en la transición de gobiernoFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 18 de noviembre de 2016, p. 31

Nueva York.

La transición marcha sobre ruedas, publicó Donald Trump en Twitter frente a reportes de que el proceso de transición, incluida la conformación de su gabinete, es un caos, mientras el presidente electo más inexperimentado de la historia del país continúa recibiendo a un elenco de políticos y funcionarios con antecedentes racistas, antimigrantes, xenófobos y amantes de guerras.

Pero casi de inmediato está cumpliendo con su promesa de promover la unidad entre todos los estadunidenses: con cada figura nombrada en su gabinete o equipo de transición está generando una unidad tal vez sin precedente entre diversos sectores de este país, pero en contra de él.

De hecho, ha logrado algo extraordinario al conseguir una posición común entre musulmanes y judíos en oposición a su primer nombramiento.

La figura más controvertida y poderosa del gobierno electo por ahora es Steve Bannon, a quien Trump nombró asesor en jefe y que tendrá el mismo rango que Reince Priebus, su nuevo jefe de gabinete. De inmediato esto desató un amplio coro de protesta, ya que Bannon es considerado un racista con vínculos con supremacistas blancos, un propagandista ultraderechista y un xenófobo.

El Consejo de Relaciones Estadunidenses-Islámicas (CAIR), una de las principales organizaciones de defensa de derechos civiles de esa comunidad, expresó que el nombramiento “envía un mensaje perturbador de que teorías de conspiración antimusulmanas e ideología nacionalista blanca serán bienvenidas en la Casa Blanca.

Líderes judíos denunciaron el nombramiento de alguien que promovió propaganda antisemita cuando fue director de Breitbart News. El rabino Jonah Dov Pesner, director del Centro de Acción Religiosa del Judaísmo Reformista, declaró que Bannon fue responsable de la promoción de ideologías antitéticas a nuestra nación, incluio el antisemitismo, misoginia, racismo e islamofobia. No debería haber lugar para esas perspectivas en la Casa Blanca.

Ayer en Washington, una acción de más de 200 manifestantes afiliados a IFNotNow, organización progresista judía que se opone a la ocupación de tierras palestinas por Israel, ocupó brevemente las oficinas del equipo de transición de Trump para exigir la destitución de Bannon por sus posiciones antisemitas y racistas.

Organizaciones de defensa de derechos civiles como el NAACP se sumaron al coro de condena y hasta voces republicanas expresaron pavor. John Weaver, estratega de la campaña presidencial de John Kasich y otros, comentó a medios que con Bannon la derecha extrema racista y fascista está a unos pasos de la Oficina Oval.

Bannon, de 62 años, se graduó de la escuela de negocios de Harvard y tuvo una carrera durante años con Goldman Sachs. Se dedicó a incubar la derecha nacionalista durante los últimos años, y correctamente detectó y minó las debilidades de Clinton una vez que fue nombrado como uno de los dirigentes de la campaña de Trump en sus últimos meses. Más aún, tiene amplias relaciones con los partidos de extrema derecha en Europa.

Jared Kushner, yerno de Trump (casado con Ivanka), es la otra figura más influyente en la corte de Trump. Magnate de bienes raíces, financiero y dueño de un periódico semanal conservador en Nueva York, el New York Observer, tiene ambiciones para ingresar con Trump a la Casa Blanca. Él fue el encargado de la purga interna del viernes pasado, cuando el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien estaba encargado del equipo de transición, fue expulsado del palacio Trump. Resulta que Christie, cuando era fiscal federal en 2005, fue el que persiguió al padre de Kushner por cargos de evasión de impuestos y contribuciones ilegales a campañas políticas y obtuvo una condena de dos años de prisión. Kushner, quien fue a Harvard en gran parte –se rumora– porque su padre ofreció una contribución de unos 2.5 millones de dólares a la institución, podría ocupar algún puesto de asesoría, aunque tendrá que buscar una forma de evitar las reglas de nepotismo.

El desfile de potenciales candidatos a puestos en el gabinete continuó este jueves en la Torre Trump en esta ciudad. Hoy, según voceros, hubo conversaciones o deliberaciones sobre el senador Jeff Sessions, ultraconservador con antecedentes racistas (por las cuales no fue ratificado como juez federal hace años) y feroz antimigrante.

Otros que están entre el posible elenco del nuevo gobierno son los generales Michael Flynn, a quien según fuentes citadas por Ap le fue ofrecido este jueves el puesto de asesor de Seguridad Nacional, y el caído en desgracia David Petraeus, el ex director de la CIA que compartió información clasificada con su amante, así como el ex embajador de Estados Unidos ante la ONU y halcón extremo John Bolton.

El ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani sigue esperando su casi seguro nombramiento al gabinete, mientras Newt Gingrich –ambos parte de círculo íntimo durante la campaña– indicó que no desea un puesto en el gabinete, pero que colaborará con el nuevo gobierno ofreciendo planeación estratégica.

Otros visitantes a la Torre Trump este jueves fueron la gobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley, para un posible puesto de secretaria de Estado, y tal vez el ex secretario de Estado más famoso, Henry Kissinger (a quien Hillary Clinton llamó mi amigo), para platicar sobre asuntos mundiales.

Trump sostuvo este jueves una reunión de unos 90 minutos con el primer ministro Shinzo Abe, de Japón, primer mandatario de otro país en encontrarse cara a cara con el presidente electo. Todo fue muy, muy cordial, comentó Abe a los medios, y que Trump es un líder en el cual puedo tener gran confianza.