Opinión
Ver día anteriorLunes 28 de noviembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Sin resolver, los problemas en el sector salud
E

l pasado 14 de noviembre, a invitación de nuestro diario y la Casa Lamm, decenas de médicos que tomaron parte en el histórico movimiento que comenzó en noviembre del 1964 y terminó ocho meses después, recordaron sus momentos clave y repercusiones. Pero además describieron los problemas actuales y los obstáculos que existen para brindar la atención adecuada a más de 130 millones de mexicanos. No está de más señalar que ese movimiento y la forma en que fue reprimido por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, fue el anuncio de lo que vendría después: la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco.

Uno de los participantes del movimiento, Alejandro Prado Abarca, resumió la que ha sido la lucha más importante del gremio médico en el país; cómo impactó la vida personal y familiar de sus dirigentes, a la vez que proyectó a escala nacional una conciencia unificadora entre los trabajadores. Por décadas velar por la salud de la población no fue realmente obligación del Estado. Si bien existía una secretaría del ramo, sus alcances dejaban mucho qué desear. Igual que hoy. Sólo hasta 1943 se crea el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), para atender la necesidad de trabajadores y empleados. Y apenas en 1959 el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), que lo hace para quienes laboran en el sector público.

Además, los médicos tenían sueldos raquíticos y diferenciados según la institución donde laboraban. Los del IMSS, por ejemplo, ganaban más que los del Issste, y los peor remunerados, los de la Secretaría de Salud. Entonces, y hoy también, muchos obtenían un salario decoroso con la consulta privada. A la anarquía por la falta de un programa globalizador del sector, se unía la desunión gremial. Las condiciones de las llamadas residencias médicas para los recién egresados de las facultades de medicina eran pésimas, con horarios de trabajo agotadores. Todo por aprender de los grandes maestros. Ni siquiera aguinaldo recibían y, como ocurrió en el Hospital 20 de Noviembre del Issste, más de 200 residentes fueron despedidos por exigir condiciones adecuadas y salario justo por su trabajo. Este fue el detonante para que cientos más que laboraban en otras instituciones se organizaran y exigieran cambiar el sistema imperante.

La respuesta oficial a sus demandas (restitución de los médicos cesados, mejores condiciones laborales y de formación académica y solución de los problemas más graves que había en los hospitales públicos) en un principio pareció ir por buen camino, pero el autoritarismo se impuso con despidos masivos y persecución de los líderes del movimiento, que siempre se proclamó apolítico. La lista negra de indeseables elaborada por los órganos policiales superaba los 500.

Pero la realidad terminó por abrir camino a las reformas en el sector salud, a extender su radio de acción, en especial hacia los más pobres (más de la mitad de la población); a mejorar los salarios y condiciones de trabajo de médicos, enfermeras y demás empleados. Y reconocerse en la Constitución el derecho humano a la salud. Pese a los avances obtenidos el pasado medio siglo, persisten muchos problemas y hay carencias que hacen que no se cumpla dicho principio constitucional.

Así lo señalaron Joaquina Ra­mírez, Miroslava Solórzano y Al­fredo Rustrián, también participantes en el foro conmemorativo. Afirmaron que México está lejos de alcanzar las metas internacionales en cuanto a tres médicos y siete enfermeras por cada 100 mil habitantes. El presupuesto en salud no es el requerido y a medida que aumenta la población, la infraestructura para atenderla es insuficiente. Por eso, seis de cada 10 mexicanos no tienen acceso a los servicios de salud.

Como en 1964, la inconformidad de médicos, enfermeras y demás trabajadores del sector se deja sentir en Oaxaca, Veracruz y Chiapas, por ejemplo. Pero no es todavía un movimiento nacional, unificado. Exigen pago justo y oportuno por su trabajo, y están contra los intentos de privatizar lo que debe ser obligación constitucional del Estado. En contraparte, el gobierno gasta millones en publicidad para hacernos creer que los servicios de salud han mejorado a tal grado que parece viviéramos en el país de las maravillas, no en uno con severas carencias.