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La rusa-británica Lydia Kavina musicaliza La voz humana, en el teatro Juan Ruiz de Alarcón

El theremin, pedazo de historia y al tiempo, instrumento musical electrónico

El Cisne, de Saint-Saëns, se oye mejor con este artefacto creado en 1919, afirma la intérprete

 
Periódico La Jornada
Lunes 5 de diciembre de 2016, p. a15

Ser intérprete de theremin –uno de los primeros instrumentos musicales electrónicos, inventado en 1919– moldeó la vida de la rusa-británica Lydia Kavina (Moscú, 1967). “Veo el theremin desde dos perspectivas: primero, desde la del instrumento musical, con sus habilidades, y luego como un pedazo de historia, dada mi relación con el inventor y, por ende, una especie de misión para llevarlo a otras personas, aunque hoy día es popular”, expresa la compositora, egresada del Conservatorio de Moscú, quien se encuentra en México para participar en la ópera La voz humana, de Francis Poulenc, con texto de Jean Cocteau.

Kavina aprendió a tocar el theremin directamente de su inventor, el físico Lev Termen (1896-1993), quien era primo de su bisabuelo. A los nueve años, la pequeña Lydia ya ejecutaba piezas en el piano. Termen –también conocido como León Theremin–, quien visitaba su casa, se interesó por enseñarle a tocar este instrumento, que suena sin que se le toque.

Construyó el instrumento en nuestra casa. Era bueno para atraer seguidores. Era amable y comunicativo. Después de la clase, siempre tomábamos té y comíamos pasteles, recuerda la entrevistada, quien aún no sabía que quería estudiar música. Sin embargo, cuando creces como músico se te empiezan a meter ideas de lo que quieres tocar en el theremin.

Con el tiempo, Kavina no sólo compuso para el instrumento, sino que encontró a otros que también quisieron hacerlo. El sábado pasado la ejecutante ofreció un concierto en la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario, donde tocó Monologue, de su propia inspiración, así como Mixolydia (1995), escrito para ella por el brasileño Jorge Antunes; Suite, del ruso Andrew Popoff, y Rock Art in the Dream World, de la neozelandesa Lydia Ayers, compuesta originalmente para flauta nativa de Estados Unidos. Durante su actuación estuvo acompañada por el pianista mexicano Sergio Vázquez.

Kavina dio su primer concierto de theremin a los 14 años. Interpreta también un repertorio más clásico, como Claire de Lune, de Claude Debussy. Incluso, cree que algunos números suenan mejor tocados con theremin. Asegura que El cisne, de Saint-Saëns, se oye mejor con ese instrumento que con violoncello, flauta o voz humana, ya que le da un sonido continuo a la melodía.

Los músicos que escriben especialmente para theremin le descubren sus muy particulares posibilidades. Radicada en Inglaterra, Kavina platica de un proyecto que alguna vez realizó para dos theremins y orquesta de cámara: “Pedimos a varios compositores que escribieran para nosotros, sin conocimiento del instrumento. Queríamos el desafío de enfrentarnos a lo que nos pedían.

Foto
Lydia Kavina y su instrumentoFoto Elisa Sanchezllanes

“Al recibir las partituras pensamos ‘¿cómo vamos a hacer esto?, pero paso a paso lo fuimos descubriendo. Sin el desafío no sabes lo que eres capaz de hacer. Tal vez el resultado no suena exactamente como estaba escrito o lo que quiso el compositor; sin embargo te moverás en nuevas direcciones.”

Hoy día el instrumento goza de gran popularidad en el mundo. Kavina lo atribuye al documental Theremin: una odisea electrónica, realizado por Steve M. Martin en 1993. Al mismo tiempo, apunta Kavina, Bob Moog, el inventor del sintetizador que lleva su nombre, empezó a producir theremins. Bob me pidió hacer un video introductorio para que los compradores, al adquirir la caja con el instrumento, supieran qué hacer con ello. Aprendían paso a paso cómo mover las manos, qué música podían tocar con ello, lo que hizo que aumentara el interés.

Actualmente, asegura, hay “miles de ejecutantes de theremin, con diferentes niveles, pero también con diferentes estilos, porque cada quien aporta sus propias ideas y gustos musicales. Así que algunos interpretan música pop; otros, clásica. Todavía otros prefieren experimentar con el theremin para controlar programas de computadora y hacer proyecciones de luz en el cine. El instrumento no es limitante”.

Respecto de su participación en la ópera La voz humana, Kavina dice disfrutar todo relacionado con el teatro; además, ha hecho muchas producciones teatrales. Aunque Poulenc no empleó el theremin originalmente en esta versión, hay en el escenario una pianista, una vocalista, una actriz y Kavina: “Se ha agregado mucha música a la original de Poulenc. Aunque tenemos piano, el theremin tiene que remplazar el sonido de la orquesta. Aunque la actriz habla todo el tiempo por teléfono, el director quiso mostrar a las personas que están del otro lado de la línea. En cierto momento el theremin tiene que hablar, ladrar como perro o producir música que no está en la partitura, pero que está en el texto”.

La voz humana se presenta de jueves a domingo hasta el 16 de diciembre en el teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Cultural Universitario, Insurgentes 3000, Coyoacán.