Cultura
Ver día anteriorLunes 13 de marzo de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Un kama sutra español, de la investigadora puertorriqueña Luce López-Baralt

Catedrática publica manual del siglo XVII para hacer el amor

Fue escrito por un morisco, quien enseña posiciones a un matrimonio musulmán de forma muy explícita

La autora visitó México para recibir el Premio de Ensayo Pedro Henríquez Ureña

Foto
En España les parecía pornográfico y evitaban publicarlo. Sabían de la existencia del documento, pero nadie se había animado hasta que llegué yo, dice en entrevistaFoto Arturo López Ramírez
 
Periódico La Jornada
Lunes 13 de marzo de 2017, p. 6

Un texto híbrido fruto de dos culturas en conflicto, el volumen recién publicado Un kama sutra español, de la catedrática puertorriqueña Luce López-Baralt, es un documento del siglo XVII único por estar escrito en castellano y contener una serie de enseñanzas a un matrimonio musulmán para hacer el amor.

El documento original se encuentra en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia de Madrid y fue escrito por un morisco anónimo expulsado de España en 1609. Un kama sutra español es sólo un capítulo del extenso texto.

Es un tratado de la casuística matrimonial. El morisco enseña a la pareja de esposos dentro de un matrimonio musulmán canónico cómo hacer el amor. Él habla de las posiciones, de forma muy explícita, pero los enseña a orar mientras: qué oraciones, qué azoras coránicas, y junto con todo esto cita sonetos de Lope de Vega, una mezcla completamente explosiva, explica la autora a La Jornada.

En el siglo XVI los musulmanes no podían practicar el islam, tener nombres o usar prendas árabes. Les quitaron su identidad. Muchos practicaron su religión en la clandestinidad y escribieron cómo era el proceso de dejar de ser un pueblo constituido, cómo era su angustia, y trataron de recordar lo que podían de su fe.

Luce López-Baralt vino a México para recibir el Premio de Ensayo Pedro Henríquez Ureña 2016, que le fue entregado el lunes 6 de marzo; al día siguiente presentó el libro en el Centro Cultural Elena Garro y, dos jornadas después, impartió la conferencia magistral Borges o la mística del silencio: del Aleph al Zahir, en la Coordinación de Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Este manuscrito fue parte de esa cultura secreta. El autor se refugia en Túnez con unos cuantos moriscos más y desde ahí escribe un manuscrito larguísimo, misceláneo, que ya hemos editado completo, agrega López-Baralt.

La idea del morisco no es escribir un libro pornográfico. Ni mucho menos. Es un libro sagrado sobre el amor porque él trata de darles a entender a aquellos moriscos que se exiliaron con él, que son su público inmediato porque escribe en español con citas en árabe, que el amor sexual es sagrado ante los ojos de Dios; por eso nos anticipa la contemplación de la divinidad, en las antípodas de San Agustín y Santo Tomás, que siempre hablan de la asociación de la sexualidad con el pecado.

Destaca la sorpresa enorme de que en español se digan esas cosas, que la sexualidad deje de ser pecado para pasar a ser algo capaz de ser ejecutado mientras rezamos. El español no estaba hecho para decir esas cosas, pero lo dijo el morisco, menciona la profesora.

El tratado del amor abarca apenas unas 30 páginas en el libro, pero está muy comentado para dar a entender al público occidental por dónde va la cosa: tuve que hacer un recuento de toda la tradición eclesiástica europea, canónica católica y luego toda la concepción del amor en Oriente, detalla la especialista en culturas antiguas.

“Hay que aceptar que se trata de un texto híbrido, mestizo, bicultural. El morisco tuvo que estudiar como católico en escuelas de España, pero a la vez practicaba el islam secretamente. Era un hombre bifronte. Tenía las dos culturas. Para entender un texto escrito por una persona así se deben conocer las dos culturas y eso me tomó siete u ocho años de investigación.

En España les parecía pornográfico y evitaban publicarlo. Sabían de la existencia del documento, pero nadie se había animado hasta que llegué yo. Soy hispanoamericana y nosotros miramos estas cosas con otra perspectiva, y me pareció maravilloso y que había que darlo a la luz.

La ex catedrática de las universidades Yale y Brown describe el documento como “la historia de un conflicto. Este morisco era un hombre conflictuado: vivía entre dos culturas. En España lo expulsan por ser musulmán y cuando llega a Túnez lo consideran europeo y español, y sospechoso de ser católico. Él, que en el fondo es un poco las ambas cosas, baraja en su texto textos islámicos de Algazel y el Ahmad Zarruq, autoridades islámicas al margen del Corán y grandes tratadistas musulmanes, pero junto con eso, no sólo a Lope: a Garcilaso, a Los sueños y Romances de Quevedo”.

Yo me pregunto si el morisco cita como autoridades tan distintas a Lope de Vega con Ahmad Zarruq para diferenciarlos y crear esa polaridad o, al revés, a lo mejor para reconciliarlos. Les hago una pregunta que el lector del libro se tiene que contestar.

Y concluye: Nosotros como hispanoamericanos podemos entender muy bien a este morisco, porque somos tan híbridos como él y tenemos metido ese conflicto entre nuestras culturas anteriores y la española. Y de ese conflicto no nos hemos curado todavía. Lo importante es hacerlo fértil y hacerlo arte.