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La sección de alientos metales de la Sinfónica de Dresde cerró gira en el Zócalo capitalino

¡Derriben ese muro!, contra el fanatismo, las barreras y el aislamiento: Markus Rindt
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La orquesta de Rindt también clausuró el programa del Año Dual México-Alemania al lado del ensamble Lluvia de Palos y la cantante guatemalteca Sara Curruchich, en la imagenFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Domingo 11 de junio de 2017, p. 4

Con una festiva actuación al aire libre en la Plaza de la República, a un lado del Monumento a la Revolución, la Orquesta Sinfónica de Dresde culminó ayer su gira por México, la cual tuvo como acto central el concierto masivo realizado el pasado 3 de junio en Tijuana en protesta contra el muro que Donald Trump pretende construir entre Estados Unidos y México.

La presentación de este sábado de la afamada orquesta teutona fue parte de las actividades de la Fiesta de clausura del Año Dual Alemania-México 2016-2017, que se realizó en dicho punto de la capital de la República.

Fue un concierto en el que sólo actuó la sección de alientos metales de la sinfónica de Dresde con un atractivo programa de música popular en el que alternó con una banda de rock, la cantante guatemalteca Sara Curruchich y el ensamble de percusiones mexicano Lluvia de Palos.

El programa incluyó temas de Frank Zappa, Carlos Santana, una versión del Danzón núm. 2, del mexicano Arturo Márquez, y una ópera rock del también compositor mexicano Enrico Chapela, que le fue comisionada por la agrupación alemana, cuyo estreno mundial tuvo lugar la semana pasada.

Entrevistado antes de la función, el director de la Sinfónica de Dresde, el alemán Markus Rindt, se dijo satisfecho y contento por los resultados de esta gira en territorio nacional. En particular, consideró que el concierto en Tijuana, ¡Derriben este muro!, fue una experiencia maravillosa.

Nos acompañaron muchos artistas en el escenario; fueron más de 100, entre músicos, pintores y artistas de diferentes expresiones que hicieron cosas diferentes sobre las paredes para tratar de desvanecer de manera simbólica ese muro. Fue absolutamente maravilloso, con más de 2 mil personas como audiencia, como si fuera un enorme festival. Al final todos permanecimos juntos para combatir el aislamiento y el fanatismo, explicó.

Hicimos una sesión de improvisación en la que utilizamos parte del material metálico de la valla que hay en la frontera entre Tijuana y San Diego muro: tubos de metal, láminas y botes de basura, para usarlos como instrumentos, además de que el propio muro nos sirvió de instrumento de fondo.

Para Markus Rindt resulta aventurado determinar si esta singular protesta artística logró sensibilizar en algo a la actual administración estadunidense.

De lo que está convencido es de que sirvió para que los mexicanos y gente de otros países se dieran cuenta de que es importante enviar señales a toda América de que esto no es sólo contra el muro que quiere construir Trump, sino contra los muros, físicos o simbólicos, que hay en el mundo.

Esta acción fue para tratar de derribar todos los muros. Crecí en Alemania Oriental, tuve la experiencia de estar rodeado por un gran muro, el cual fue derribado en 1989, y ha sido uno de los momentos más felices de mi vida, agregó.

Por eso, espero que podamos encontrar una solución juntos para luchar contra estas barreras. Más que repetir una acción similar en otro lugar, como orquesta nos gustaría servir de ejemplo o motivación a otros para que emprendan acciones similares, incluso pueden utilizar el mismo nombre. He escuchado, por ejemplo, de un grupo de músicos y artistas haciendo algo así en un lugar ubicado entre Turquía y Siria; es algo que aplaudo, me parece fantástico.

Enrico Chapela, en tanto, comentó que su ópera rock, titulada Metamórfica, fue comisionada por la Sinfónica de Dresde para ser estrenada y tocada en su gira por México. Es una obra enfocada a público juvenil, por lo cual el compositor mexicano se remitió a sus años de adolescencia y escribió lo que le hubiera gustado escuchar a esa edad.

Yo tenía una banda de metal en la prepa y entonces agarré ideas de ese entonces y las retrabajé. Es una obra para bajo y guitarra eléctricos, batería, quinteto de metales y voz. Las letras tiene que ver también con lo que me gustaba en aquel entonces, donde andaba en la búsqueda del sentido de la vida.

La obra, precisa, es una reflexión sobre el pasado y vivencias. Está divida en tres partes: La prisión, en la cual el personaje es un yonki, un adicto esclavo de la droga que logra sobreponerse; La venganza, en la cual ese mismo personaje es víctima de bullying y debe enfrentar sus miedos, y La cima, cuando se convierte en alpinista y logra imponerse a su vida.