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Penultimátum

La Carta de Palermo

E

l 23 de mayo pasado se cumplió un cuarto de siglo de la muerte del juez Giovanni Falcone, instructor del maxiproceso de Palermo contra la mafia. Tras un fin de semana de descanso, el matrimonio, que no tenía hijos para no dar al mundo un huérfano, regresaba a la capital de Sicilia escoltado por varios vehículos de la policía. Una colosal explosión atrapó al convoy donde viajaba el juez, de 53 años, y su esposa. El coche que transportaba al juez quedó al borde de un cráter de cuatro metros de profundidad causado por una bomba de 500 kilos de trinitrotolueno.

Él será primero, después me matarán a mí, afirmó repetidas veces el magistrado Paolo Borsellino, otro de los impulsores del macro juicio contra la mafia. No se equivocó: el 19 de julio siguiente, un coche cargado de explosivos estalló frente a la casa de la madre del magistrado, cuando éste acababa de llamar a la puerta. Él y cinco de sus escoltas murieron. Ambos crímenes fueron obra de la Cosa Nostra y el inicio de la lucha frontal del Estado contra esa poderosa organización criminal.

En esa tarea, un papel importante lo ha jugado Leoluca Orlando, el domingo pasado elegido por quinta vez alcalde de Palermo y que ha dedicado todo su esfuerzo a despertar la conciencia ciudadana para, junto con las autoridades, enfrentar las acciones punitivas de la mafia. Lo que ha logrado es notable. Igual al rescatar y convertir las 250 hectáreas del centro histórico de la ciudad, en museo de las culturas que dejaron su huella en Sicilia: griegos, fenicios, romanos, árabes, judíos, normandos, españoles...

Pero Leoluca Orlando también es conocido mundialmente por su Carta de Palermo 2015, proclama en favor de que la migración deje de ser un acto de sufrimiento y se convierta en un derecho humano inalienable. En esa carta, a la que se han adherido grandes urbes del mundo, entre ellas Ciudad de México, se afirma que ningún ser humano elige el lugar dónde nacer. Pero a todos se les debe reconocer el sitio donde pueda vivir mejor y no morirse en la tarea de hallarlo.

La carta critica severamente el concepto tantas veces esgrimido por los países prosperos de seguridad ante el que migra, para rechazar los que provienen de países sumidos en la pobreza ocasionada por políticas económicas y de explotacion colonial. O por afanes de establecer áreas estratégicas desde el punto de vista militar.

La Carta de Palermo tiene hoy más vigencia que nunca ante la actitud del gobierno de Donald Trump hacia los migrantes mexicanos y los procedentes de América Latina y otros países cuna de terroristas. Y por los desafortunados acuerdos que México y su poderoso vecino parecen negociaron secretamente para impedir que miles crucen nuestro territorio hacia Estados Unidos en busca de un futuro menos incierto.