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19/S: El dolor y la esperanza

Ayudó a salir a varios niños de una escuela y a una mujer en una fábrica, pero quedó atrapado

Fui el primero en entrar y el último en salir, relata Javier Serrano, rescatista en dos tragedias
 
Periódico La Jornada
Viernes 22 de septiembre de 2017, p. 18

En la fábrica de textiles ubicada en Bolívar y Chimalpopoca, que se derrumbó a causa del sismo del martes, fueron rescatadas 14 personas, al final, Javier Martín Serrano Olivera, quien quedó atrapado entre grandes rollos de tela y escombros al intentar salvar a algunas de las personas que, asegura, estaban prisioneras entre los escombros.

Pero su esfuerzo no fue en vano. Antes de caer, en la escuela aledaña logró guiar a un grupo de alumnos y su maestra hacia la salida del inmueble, y en la misma fábrica rescatar a una mujer. Después de ponerla a salvo, sin ninguna otra herramienta más que sus manos, Javier regresó a la zona de desastre en busca de más víctimas.

En cuatro ocasiones, el hombre de 54 años entró y salió del inmueble colapsado en busca de más personas, hasta que fue él quien quedó atrapado varias horas, salvado por rescatistas voluntarios e internado en el hospital Balbuena del Gobierno de la Ciudad de México, donde ayer fue dado de alta.

No es la primera vez que arriesga su vida para salvar otras. En el sismo de 1985, el 19 de septiembre participó en las labores de rescate en la cafetería Super Leche, que estaba en la esquina de Eje Central y República de Uruguay, en el Centro Histórico. Auxilió a dos personas.

El pasado martes, Javier tomaba una cerveza con su esposa, cuando de pronto vio que el envase se empezó a mover. ¡Ay, pero si apenas llevo una, no puede ser posible. Y veo la caguama que se me mueve hacia allá y se me mueve hacia acá! Allí fue donde se dio cuenta que estaba temblando.

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Javier Martín Serrano Olivera, rescatista en 1985. En esta ocasión casi no lo cuentaFoto La Jornada

Salió de su casa, ubicada en la calle Bolívar, en la colonia Obrera. Escuchó un fuerte tronido que provenía de la calle Chimalpococa. Corrió hacia la escuela Simón Bolívar y sin pensarlo entró al inmueble, donde una enorme nube de polvo le impedía ver, pero guiándose por los gritos de los niños pudo dirigirlos a la salida.

Javier miró hacia el patio del plantel y fue cuando se dio cuenta que la fábrica contigua de cuatro pisos se había caído completamente. Una mujer se encontraba en lo que había sido el techo del edificio colapsado. No podía moverse, y junto con otros rescatistas voluntarios la colocaron sobre una puerta de acero para bajarla y ponerla a salvo.

Pero él seguía escuchando gritos entre los escombros. Me volví a meter y empecé a cavar como loco con las manos. No tuvo éxito. Entraba y salía del lugar hasta que ya no pudo salir. Lo que quedaba en pie de la estructura colapsó, cayéndole en la espalda grandes rollos de tela y escombros.

Fui el primero en entrar y el último en salir, afirma Javier, quien sufrió una semifractura en el cráneo y otras lesiones, por lo que fue internado en el hospital Balbuena, donde recibió la visita del presidente Enrique Peña Nieto y el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa.

Si Dios me pone allí, lo volvería a repetir, dice Javier entre lágrimas al recordar la experiencia que le tocó vivir, otra vez un 19 de septiembre.