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Edificios colapsados, en delegaciones con más fracturas, aseguran especialistas

Desmedida extracción de agua agrava la fragilidad del subsuelo de CDMX
 
Periódico La Jornada
Lunes 16 de octubre de 2017, p. 18

La desmedida extracción de agua en Ciudad de México ha sido el factor fundamental que ha agravado las debilidades existentes en el subsuelo, las cuales se evidenciaron en el sismo del pasado 19 de septiembre, señalaron investigadores de los institutos de Geociencias y Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Explicaron que al comparar mapas de fracturas en el subsuelo con los sitios dañados por los sismos de 1985 y 2017 identificaron que los edificios colapsados se sitúan en las zonas con más fisuras, de manera particular en las delegaciones Cuauhtémoc y Benito Juárez. No obstante, señalaron, es posible evitar que un fenómeno natural como los sismos se convierta en desastre social.

Nuestra aspiración debe ser que no colapse ningún edificio o construcción, dijo Gerardo Suárez Reynoso, investigador del departamento de sismología del Instituto de Geofísica, quien indicó que el reglamento de construcción de la capital del país –que ya es considerado de vanguardia– tendrá importantes adecuaciones debido a las enseñanzas que dejó el sismo más reciente.

Dijo que el subsuelo de Ciudad de México representa un enorme reto, pues se decidió construir una ciudad en un sitio que tenía vocación de lago.

Explicó que al secarse la zona lacustre se formaron distintos estratos en el subsuelo, y aunque pareciera que el suelo es firme, la realidad es que aún puede encontrarse agua que satura los estratos sedimentarios y genera depósitos lacustres muy blandos, lo cual provoca que las ondas sísmicas tengan un efecto mayor.

Existe vulnerabilidad en otras entidades

En entrevista, Suárez Reynoso advirtió que contrario a lo que ocurre en la capital del país, muchas otras ciudades con un alto grado de riesgo sísmico no cuentan con un reglamento de construcción, situación que las deja más vulnerable.

En tanto, Carlos Valdés González, también investigador del Instituto de Geofísica, consideró factible evitar que un fenómeno natural se convierta en un desastre social. Pero es necesario, dijo, que autoridades, expertos y ciudadanos se den a la tarea de reducir esta vulnerabilidad con conocimiento sobre un evento sísmico y los materiales e ingeniería de construcción adecuados ante este riesgo, además de planes de protección civil.

El también director del Centro Nacional de Prevención de Desastres destacó los importantes avances en materia de protección civil en las décadas pasadas, principalmente a raíz de los terremotos de 1985, con la elaboración y perfeccionamiento de protocolos de seguridad y la alerta sísmica.

Por otra parte, Dora Carreón Freyre, investigadora del Centro de Geociencias, informó que se concluyó la elaboración de un mapa de las fracturas en el suelo de la Ciudad de México, por lo que ya se cuenta con información valiosa para la planeación de la reconstrucción de la capital del país, luego del movimiento telúrico del pasado 19 de septiembre.

Como parte de un proyecto impulsado por el Cenapred y la UNAM, el mapa ha permitido identificar que en el caso de las afectaciones al sur de Iztapalapa, en el límite con Tláhuac, se trata de fracturas que ya estaban reportadas y que en el último sismo se manifestaron como desplazamientos verticales del suelo, de casi un metro.