Las políticas que intentan reducir la migración en México y el mundo tienen efectos adversos y junto con los desplazamientos por violencia, y otras presiones sobre una vida digna, crean vulnerabilidades que preocupan al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), aseguró el presidente de ese organismo, Peter Maurer.

Al respecto, Édgar Corzo, quinto visitador general de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, aseveró que la respuesta humanitaria de nuestro país para atender las solicitudes de refugio de centroamericanos está muy por de debajo de la crisis que esas personas enfrentan.

Durante un foro sobre migración y desplazamiento interno que se realizó anoche en la Facultad de Derecho de la UNAM, Maurer indicó que en el mundo hay 65 millones de personas desplazadas por la violencia y la guerra, de ellas más de 20 millones son refugiados, y el resto son desplazados en sus propios países.

Aseveró que las personas que se ven obligadas a dejar sus lugares de origen debido a la violencia e inseguridad constituyen una prioridad humanitaria crítica.

Las políticas que intentan disminuir este fenómeno, dijo, generan más riesgos para las personas que migran o se desplazan internamente.

Cuando llegan a su destino tienen dificultades para acceder a servicios de salud, vivienda, educación o empleo. Pueden convertirse en blancos fáciles de abuso y explotación. Muchos sufren accidentes y pierden contacto con sus familias. Miles mueren o desaparecen en el camino cada año. Muchos permanecen en detención prolongada por haber entrado irregularmente en un país extranjero, señaló Maurer.