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Presentan Palabras sin música, libro de memorias de Philip Glass, en el Museo Nacional de Antropología

Culturas antiguas, maravillosa medicina

Debemos hacer cualquier esfuerzo para preservar nuestras raíces, pide el compositor y pianista estadunidense

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El compositor estadunidense flanqueado por Jesús Silva-Herzog Márquez, Antonio Saborit, Víctor Sánchez y Pablo EspinosaFoto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de diciembre de 2017, p. 2

En su por fortuna larga vida el compositor Philip Glass (Baltimore, 1937) ha viajado por el mundo para conocer las culturas y la música de un sinnúmero de países. Eso le ha permitido ver que en todos existe poca apreciación profunda hacia sus raíces.

Sin embargo, Glass encuentra que las culturas antiguas de todas las naciones, y de México en particular, vienen a ser una maravillosa medicina que nos puede curar. De modo que, considera, debemos hacer cualquier esfuerzo para permitir que continúen.

El pianista y autor de Einstein en la playa cumplió 80 años el pasado 31 de enero y los ha celebrado todo 2017.

Una de sus actividades fue presentar en México su libro de memorias Palabras sin música (Ediciones Malpaso), la noche del jueves, en el auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología, aparte de un par de actuaciones este sábado 2 y el martes 5, en la Universidad del Claustro de Sor Juana, con músicos wixáricas.

Como el festejo se prolonga, Glass anunció que el próximo mayo efectuará la presentación en el Palacio de Bellas Artes de su séptima sinfonía, Una sinfonía tolteca.

En el templo de la antropología

Luego de agradecer reunirse en el lugar perfecto, el templo de la antropología, para la presentación de su libro, Philip Glass reconoció que cuando hizo sus viajes por el mundo las cosas eran más fáciles. No obstante, muchos de los lugares adonde fui son de difícil acceso y las condiciones en que vivimos no ayudan.

Consideró que la urgencia de la búsqueda es más fuerte ahora que cuando era un niño. Hacer el esfuerzo hoy importa más que hace 40 o 50 años porque, añadió, “estamos más cercanos al abismo de hostilidades impensables, guerras, etcétera.

Hemos permitido que facciones en desacuerdo salten en cada país que en vez de juntarnos, nos separa. Todos estos problemas son más difíciles que antes, sin embargo las soluciones son más urgentes y necesitadas. El mundo se ha convertido en un peor lugar, la cura hace más falta y se necesita emprender el esfuerzo.

Glass refrendó su idea de que tal vez una de las medicinas para aliviar los desórdenes del mundo está en mirar de nuevo los raíces de nuestra propia cultura.

En la sesión de preguntas formuladas por el público, Philip Glass habló de cómo nunca tuvo que plantearse qué iba a hacer con su vida, pues el “anteproyecto (blue print)” estaba en su ADN.

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Philip Glass, en el Museo Nacional de Antropología, durante la presentación de su libro de memorias Palabras sin música (Ediciones Malpaso)Foto Marco Peláez

El día que no produce música de una manera u otra, dijo, es un día vacío. Esas jornadas, aclaró, no son muy comunes. Así nací, cosa que hizo irrelevante cualquier otra ambición que pude haber tenido. Sigo sintiendo así. Este año he escrito seis obras.

¿Cómo se prepara para una empresa de este tipo? Cuido mi salud, me ejercito todos los días. Me apego a una dieta estricta y entreno al igual que un jugador de futbol. Sé que sin el vigor de un atleta, no tendré el aguante de ser un artista. Mi problema está en dormir lo suficiente.

Sin embargo, eso sólo es el intento de crear condiciones para el trabajo. Por otro lado está la vocación. ¿Todo mundo lo tiene? No lo sé. Fui afortunado porque mi vocación estaba impresa en mi sangre. No se cuestionaba. La vocación es una gran cosa.

En la presentación del libro participó el antropólogo Víctor Sánchez, amigo personal de Glass, quien desde hace 16 años difunde el conocimiento de la música indígena wixárica y su entorno. Consideró que Palabras sin música permite encontrar un equilibrio entre una búsqueda sumamente personal y un desempeño profesional que nos puede llevar al desarrollo de una persona equilibrada.

Sencillez de un autor entrañable

Después de recordar al público que estamos frente a un autor de ésos que modifican el curso de la historia, el periodista Pablo Espinosa dijo que conversar con Philip Glass es un privilegio entero: su sencillez, su discurso siempre expositivo, casi didáctico, al mismo tiempo científico y poético, lo hace entrañable”.

Luego de charlar con Glass el mundo es más ancho y luminoso. Y la escucha de su música se convierte en una experiencia más enriquecedora aún. El misterio de la música es uno de los alimentos del compositor, continuó el jefe de la sección cultural de La Jornada. Una manera de penetrar el misterio ha sido, durante 40 años, su práctica del yoga, el budismo, el taichí y la tradición tolteca.

También presente, Antonio Saborit, director del Museo Nacional de Antropología, se refirió al libro como una bitácora esencial para conocer lo que ha sido el viaje vivencial de Glass.

El académico Jesús Silva-Herzog Márquez añadió que el libro es, por una parte, la historia de uno de los personajes más relevantes de la música de nuestro tiempo, y por otra, un gran retrato cultural de una era.