Será el primero usado en América, se informó en la UNAM
Miércoles 4 de abril de 2018, p. 40
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) utiliza, por primera vez en América, el Geoslicer, la más reciente tecnología para el estudio de antiguos terremotos y tsunamis.
De acuerdo con María Teresa Ramírez Herrera, investigadora del Instituto de Geografía (IGg), el propósito de emplear esta herramienta es determinar el peligro sísmico y de maremotos en la brecha de Guerrero, donde no han ocurrido movimientos telúricos de gran magnitud desde 1911 y donde podría suceder un fenómeno de esta naturaleza.
La especialista explicó ayer en conferencia de prensa que el Geoslicer no sólo permitirá conocer la ocurrencia de sismos de magnitud mayor a 7, sino qué distancias alcanzaron las inundaciones provocadas por maremotos e, incluso, calcular las alturas máximas de las mismas.
Los datos son valiosos para emprender acciones de prevención y mitigación de riesgos, es decir, para lograr que la población esté preparada para enfrentar fenómenos de este tipo, que sepa qué hacer y hacia dónde evacuar, así como para mejorar la planeación de las ciudades y evitar nuevas construcciones en zonas que sean afectadas en el futuro.
Con el Geoslicer se podrá corroborar la información de terremotos y tsunamis recopilada en los últimos siglos y conocer los paleosismos y paleotsunamis que han ocurrido en nuestro territorio antes de que hubiera registros humanos (hasta lapsos que van de 2 mil 500 a 3 mil años de antigüedad).
La científica explicó que el instrumento fue donado por Japón como parte de la Alianza para la Investigación en Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Sostenible, y es parte del proyecto Evaluación del peligro asociado a grandes terremotos y tsunamis en las costas del Pacífico mexicano para la mitigación de desastres, que lideran Yoshihiro Ito, de la Universidad de Kioto, y Víctor Cruz Atienza, del Instituto de Geofísica de la UNAM, y que cuenta con el apoyo de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón.
El Geoslicer ya analiza regiones cercanas a la brecha sísmica de Guerrero, donde hacen contacto las placas tectónicas de Cocos y Norteamericana y existen referencias sobre la ocurrencia de un gran sismo en 1787, el más grande que ha habido en México. “Se estima que fue de magnitud 8.6 y que provocó un tsunami muy grande que –de acuerdo con los documentos históricos– pudo haber inundado hasta 5 kilómetros tierra adentro y alcanzar una altura de inundación hasta de 20 metros”.
En mayo próximo se harán más mediciones en campo y los resultados preliminares de la investigación podrían estar listos a finales de este año. Además, se piensa utilizar el Geoslicer en otras zonas de la planicie del Pacífico, como las costas de Oaxaca, Colima, Jalisco, Chiapas y Michoacán.