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Balance de la jornada

Southgate, un caballero del futbol

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▲ Gareth Southgate espera devolver las épocas gloriosas a Inglaterra.Foto Afp
E

l elegante Gareth Southgate se convirtió en uno de los personajes más carismáticos de la Copa del Mundo rusa. Parece destinado a devolver a Inglaterra algo de lo mucho que el futbol adeuda a su nodriza, empezado por una revancha luego de perder la sede de 2018, que se le escapó por un escándalo de corrupción, uno de los capítulos que constituyeron la hebra para desmoronar el viejo imperio de la FIFA.

Días antes de la votación en que fueron anunciadas las sedes de Rusia y Catar, la BBC de Londres desveló un caso de sobornos de la empresa de mercadotecnia deportiva International Sport and Leisure (ISL) hacia miembros del comité ejecutivo. Era el habitual modus operandi, pero la regla no escrita exigía discreción, y no la hubo. En la elección solamente ganó dos votos; fue un triste día para los ingleses.

Londres hoy transpira ilusión y orgullo, porque este equipo que comanda Southgate refleja el estilo de la Liga Premier, y porque el estratega recibe toda clase de elogios. No es exagerado decir que la imagen de la semana ha sido ver a Gareth junto a José Pékerman dando palabras de consuelo al jugador del América Mateus Uribe, deshecho en llanto tras haber fallado un penal en la eliminación de Colombia.

Con sus maneras y trato afable pero firme, Southgate tiene encantados a sus jugadores, quienes hablan maravillas de él. Y más allá de la moda impuesta por sus chalecos, los hooligans perciben algo glorioso después de disfrutar de la máxima goleada en mundiales, ante Panamá, y de que abatió al fantasma de los penales ante los dirigidos por Pékerman.

Rendido a sus pies, Gary Lineker tuiteó: Gareth Southgate está provocando orgullo en nuestro país. Preparado, inteligente, digno y empático… El último escollo hacia la final es la recia Croacia. Una escuadra con un amor propio y un nacionalismo que la colman de fuerza desmesurada. Dos partidos de 120 minutos no los resiste cualquiera, se requiere un corazón croata.

Nivelado y supremamente atractivo luce el choque entre las vecinas Francia y Bélgica. A nadie debe extrañar que Thierry Henry, campeón galo en 1998, esté con el otro bando, ni que Romelu Lukaku diga que su máximo maestro es Titi. Tampoco es raro saber que Eden Hazard, la máxima estrella belga, se haya formado en el Lille francés.

En las largas horas de vuelo hacia México, Decio de María se devanó los sesos en busca de la justificación adecuada ante el nuevo fracaso. Decir que Juan Carlos Osorio no tuvo la capacidad de conducir al Tri hacia el quinto partido hubiese sido como tirarse balazos al pie. Fue él quien lo contrató. Tampoco quiso culpar a los jugadores, así que optó por la vaga y general excusa: la mentalidad del mexicano.

A Decio poco le importó, y es probable que ni supiera, que los mexicanos habían dado una lección de civismo y madurez en un proceso electoral con el mensaje de hartazgo a más de lo mismo. Precisamente lo que el Tri da en cada Mundial. Pero el ex directivo llegó tan ignorante como desvelado, y agregó: Falta romper ese techo sicológico que permita pensar en grande.

Para Él, Su ciclo se reduce a otra arista, el momento feliz en que su patrón, Emilio Azcárraga Jean, le dio un abrazo por la conquista de la sede del Mundial 2026, aunque básicamente será para Estados Unidos. Contagiado por el jocoso Javier Chicharito Hernández, se atrevió a pedir para México la Copa Confederaciones 2021, que corresponde a Catar, pero ¡era mucho soñar en cosas chingonas!

El Tri entró en impasse. Decio ya no es el titular de la Federación y Yon de Luisa aún no ejerce. Se delibera sobre la continuidad de Osorio o el arribo de un técnico que despierte simpatías, como Matías Almeyda, quien ha demostrado que cree en los jugadores nacionales y sabe sacarles el máximo provecho. El colombiano está por rendir su informe, pero para la afición no hay pretextos.

El partido contra Alemania fue como ese exceso de maquillaje que de lejos hace ver bonita a una damisela; la expectativa creció incontenible; no obstante, la lluvia helada que significaron los juegos ante Suecia y Brasil sólo dejaron ver algo desagradable, penoso. El Tri fue de más a menos y al técnico le faltó trabajo y le sobraron viajes.