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Un disco que hace justicia a Brian Jones
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Periódico La Jornada
Sábado 21 de julio de 2018, p. a16

Esta es la historia de un hombre del blues:

Lewis Brian Hopkin Jones cumplió profecías del poeta McKindley Morganfield:

Well, my mother told my father,
just before hmmm, I was born
‘‘I got a boy child’s comin’,
gonna be, he gonna be a rollin’ stone,
sure ’nough, he’s a rollin’ stone
oh well…’’

Louisa Beatrice Jones y Lewis Blount Jones, sus padres, de ascendencia galesa, tocaban piano, amaban el arte de los sonidos y los silencios y acercaron al recién nacido a la cuna de la música: el jazz, y su madre nutricia: el blues.

El bebé nació en medio de una noche tempestuosa, como había anunciado el poeta Morganfield, conocido en el alto mundo del blues como Muddy Waters y esos versos los habrían de recoger los futuros compañeros del bebé Brian:

I was born in a cross-fire hurricane
And I howled at the morning driving rain
but it’s all right now, it’s a gas
but it’s all right, I’m Jumpin’ Jack Flash
yes yes yes

contrajo asma a los cuatro años y dependencia irresoluta a la música negra. Ambos padecimientos, de por vida. Cuando escuchó la magia de Cannonball Adderley, convenció a sus padres para que le compraran un sax. Con el tiempo se volvería diestro multinstrumentista.

El adolescente Brian Jones fue una fichita. Su elevado IQ le permitía ser el alumno más aventajado al mismo tiempo que el más desmadroso. Sus desafíos a la autoridad le valieron la expulsión de la escuela y a él le valió. Es más, mandó todo al carajo y se dedicó a vagar por el norte de Europa, como anunciando la paráfrasis que años después hiciera Robert Zimmerman de la canción de Muddy Waters:

How does it feel, to be without a home?
Like a complete unknown
just like a rolling stone

Tocaba en bares y en las banquetas; recibía limosnas y mejor regresó a Inglaterra; allí se empleó en antros donde robaba monedas de la caja del negocio, para comprarse discos y cigarros y, por supuesto, lo corrieron.

Brian Jones embarazó a todas sus novias.

En el verano de 1959, Valerie Corbett, de 17 años de edad, le comunicó que estaba embarazada, pero Brian le pidió que abortara. Ella nombró al bebé Barry David y lo entregó en adopción.

Fue el inicio de una saga cruel, la paráfrasis anticipada de uno de los filmes de Ken Loach, titulado Ladybird, Ladybird.

Loach, ese cronista de la vida dura en Inglaterra, expone en su película el caso de una mujer que da a luz bebés para recibir el apoyo monetario del gobierno y mantener su adicción al alcohol. El gobierno le retira el dinero y al bebé y ella se vuelve a embarazar y le vuelven a quitar al hijo y se vuelve a embarazar, y así inexorable, interminablemente.

Brian Jones tenía muchas personalidades, cuenta Bill Wymann en el mejor documento existente sobre The Rolling Stones, su libro titulado Stone alone: Brian era frágil, dulce, vulnerable, melancólico, bondadoso, muy tímido y extraordinariamente inteligente.

Narrar su historia personal, entonces, no implica juicio moral alguno.

Brian Jones vivió una noche de pasión con una mujer casada, Angeline. Nunca supo que la bebé esa noche concebida se llamó Belinda y fue criada amorosamente por Angeline y su marido.

Dos años después repitió la escena, ahora con Pat Andrews. En esa ocasión, Brian vendió su colección de discos de blues para comprar flores para ella y pañales para el bebé. Pero tres años después la embarazada en turno fue su novia Linda Lawrence y al mismo tiempo Dawn Molloy anunció a Andrew Loog Oldham, quien era mánager del grupo que ya había formado Brian Jones, que estaba embarazada y esa vez apareció un cómplice: Mick Jagger, quien firmó como testigo de un convenio entre el representante del grupo y la chica embarazada, cheque mediante, para que ella no compartiera la noticia a la prensa del corazón.

The gypsy woman told may mother
before I was born
I got a boy-child’s comin’
he’s gonna be a son-of-a-gun
he’s gonna make pretty women’s
jump and shout

Brian El Gandalla Jones tiene también un lado luminoso: es el creador de un concepto, una idea, una realidad: la banda de rock más importante de la historia: The Rolling Stones.

La Historia, escrita por los vencedores Mick Jagger y Keith Richards, tiene en un rincón tal merecimiento.

Sin Brian Jones, los Rolling Stones no existirían. Brian Jones es a The Rolling Stones como Syd Barrett a Pink Floyd.

El 2 de mayo de 1962, Brian Jones publicó un anuncio en Jazz News, una suerte de hoja parroquial de la comunidad del jazz en Londres. Ahí solicitaba músicos para formar una banda de Rhythm and Blues. El pianista Ian ‘‘Stu” Stewart fue el primero en responder a la convocatoria, seguido por un mozalbete delgaducho, llamado Mick Jagger, quien llevó a su amigo de la infancia, Keith Richards, y allí comenzó todo.

Brian Jones se había convertido en una celebridad del blues londinense, con el nombre artístico de ‘‘Elmo Lewis”, y así hizo música con Paul Jones, Jack Bruce y otras futuras celebridades.

Bill Wyman anota para la historia: Brian formó el grupo, le puso nombre y definió su estilo: tocar blues como los negros del delta del Mississippi.

Pero el destino le tenía preparados vericuetos: Jagger y Richards hicieron blues, pero muy poco, con Brian Jones. Eso lo podemos constatar en el álbum doble que hoy nos ocupa: la novedad discográfica titulada The Rolling Stones. Past Masters. A Unique Collection of Life and Unrelease Rolling Stones Gems.

En estos dos discos observamos con claridad la manera como el productor del grupo, Andrew Oldham, los condujo por el camino de la fama, la gloria y el dinero y se pusieron a hacer baladitas cursis y bobas, para complacer al mercado de consumo, y uno que otro blues.

Brian Jones comenzó a ser arrinconado y él contribuyó a su precipicio. Aumentó gradualmente las dosis de drogas que consumía, desesperado, y empezó a dejar de participar en el grupo.

La tragedia se desencadenó cuando lo hospitalizaron y su novia, la sueca Anita Pallenberg, no sólo lo abandonó, sino que se fue con Keith Richards.

La mañana del 3 de julio de 1969 lo encontraron muerto, flotando en la alberca de su casa. El dictamen policiaco dice así: ‘‘death by misadventure”, término que aglutina posibles razones varias: accidente, por igual suicidio u homicidio. Tal escándalo mantuvo entretenida a la prensa del corazón.

Mick Jagger y Keith Richards presentaron, en un concierto multitudinario en el Hyde Park dos días después, a Mick Taylor, el remplazo de Brian Jones. Luego vendría otro remplazo: Ronnie Wood, siempre con Richards siguiendo las enseñanzas que recibió de Brian Jones: ‘‘the ancient art of weaving”, y Mick Jagger siguió tocando la armónica como le enseñó Jones.

Medio siglo después de su muerte, sus compañeros The Rolling Stones por fin lograron hacer blues como los negros del delta del Mississippi.

Cid Campeador, Brian Jones ganó finalmente la batalla. Porque el proyecto del grupo que ideó, creó y formó, The Rolling Stones, consistía en tocar blues como los negros del delta del Mississippi.

El tiempo finalmente le dio la razón a ese genio musical llamado Brian Jones.

Y es que así son algunos hombres del blues.

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