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Hallazgo de restos en El Salto, Jalisco, tan espantoso que nos quebró: buscadores
 
Periódico La Jornada
Lunes 22 de abril de 2024, p. 13

El hallazgo de siete fosas clandestinas y dos crematorios artesanales aún con restos humanos en una finca de El Salto, Jalisco, el 24 de marzo pasado, es uno de los trabajos que ha marcado profundamente al colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco. Su dirigente, Indira Navarro, reconoce que pese a que en esta lucha están expuestas a todo tipo de escenas y en tres años han logrado encontrar más de mil cuerpos humanos, lo que vieron aquel domingo las quebró.

La vida de quienes lideran la búsqueda en campo de personas desaparecidas deja de ser normal en todos los sentidos, advierte, pues se está dentro de un mundo donde diariamente hay reportes de posibles puntos de hallazgo y pese al miedo y las amenazas salen con varillas, palas y picos a buscar y a enfrentarse con escenas inimaginables.

Es la única manera de encontrar a las personas, porque las autoridades hacen caso omiso, enfatiza.

En entrevista, Navarro, quien busca a su hermano Jesús Hernán, desaparecido desde el 2 de septiembre de 2015 en Sonora, recuerda que desde que se conformó el colectivo (que integran 200 familias), en 2021, han tenido hallazgos exitosos en Tlaquepaque, Tlajomulco y El Salto, por mencionar algunos.

Para encontrar fosas clandestinas, casas de seguridad y cualquier terreno que tenga en sus entrañas restos humanos, las llamadas anónimas son una pieza medular, pues de 10, nueve son certeras, dice.

En Jalisco, el estado con más reportes de personas desaparecidas, con 14 mil 978 según datos oficiales, cada semana –apunta– hacemos una búsqueda o dos en campo, pero ahorita ha llegado tanta demanda que a veces hacemos tres. Hay ocasiones que salimos de urgencia porque avientan cuerpos, de los que avisan a las autoridades, pero éstas hacen caso omiso.

La activista, quien cuenta con medidas de protección, resalta que los hallazgos más grandes han sido guiados por corazonadas. Así fue, menciona, en El Salto. Si bien ese día el colectivo se había dirigido a otro punto, en compañía de la Guardia Nacional, se percataron de que la ubicación que les había compartido un testigo estaba cerca.

“La finca estaba semiabierta, había inquietud de los halcones”; la indicación al grupo de buscadores fue que sólo si alguien encontraba evidencia, nos metíamos bien a buscar. El resultado fue que donde metíamos la varilla, salía positivo (a restos humanos). Es algo que me marcó. Los restos encontrados, en más de 30 bolsas, eran recientes, digamos que tenían aproximadamente un mes, estaban mutilados, pero alrededor de ocho ya fueron preidentificados por los tatuajes.

En cuanto a los crematorios clandestinos hallados, refirió que eran como “un horno para pan, con cúpula, y debido a que estaban dentro de tierra, lo que resguarda el calor durante días, los cuerpos se deshacen completamente… una cosa espantosa, todavía había pedazos de carne, de piel, de tejido”.

Tras este hallazgo, denuncia, el colectivo y ella recibieron amenazas. “Aunque estamos expuestos a recibir llamadas de extorsión y de muerte, las de esa noche fueron muy diferentes; ya tenían información sobre dónde vivía y de mis hijos… sí me asustó bastante”.

A esto se suma que el 10 de abril pasado el grupo fue intimidado y amenazado por hombres armados y elementos de la policía municipal de Tlaquepaque mientras estaba en una búsqueda en campo.

Navarro destaca que pese a los miedos, las amenazas y riesgos de hacer búsqueda en campo, la labor de las buscadoras tiene recompensa, pues han logrado restituir los cuerpos de personas desaparecidas a sus familiares.