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Las barraganas, esenciales para el Ejército Mexicano
 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de mayo de 2024, p. 3

En la intervención francesa fue esencial la participación de las mujeres para sostener al Ejército Mexicano, aunque en condiciones de opresión. Destacan aquellas que lo hicieron de forma voluntaria, incluso como combatientes: las llamadas barraganas, afirmó el historiador Héctor Strobel.

El especialista en historia militar, social y política de esa época comentó a este diario que la presencia femenina en los cuerpos militares se vinculaba con el soldado, “que a veces era extraído de su pueblo y lo llevaban al cuartel y de ahí a la guerra. La mujer seguía a su esposo, a veces era la hija, la mamá, la prima, la amante o la concubina, hasta prostitutas, que terminaban trabajando para ellos.

Aunque no es la categoría adecuada para esta época, ocurría el machismo, reflejado en someter a la mujer a condiciones de opresión. Es un tema fundamental y el más impactante, relevante, el menos conocido, señaló el autor Resistir es vencer: Historia militar de la intervención francesa, 1862-1867 (Grano de Sal).

Héctor Strobel continuó: Existen al menos tres casos de mujeres que entran por sí mismas a este conflicto. Les llamaban barraganas, como el apellido Barragán, cuya etimología viene de acompañante. Eran mujeres de ideología liberal, republicana y antimonárquica, de cierto estatus, que por cuenta propia agarraban el fusil, compraban un caballo y llegaron a pagar una escolta y se lanzaban a la guerra; tenían cierto prestigio en combate.

En ocasiones los hombres las llamaban con palabras despectivas, como machorra, “en alusión a su interés por lo masculino, porque se vestían como hombres y usaban uniforme militar, sombrero y charreteras. Era impactante.

En 1865, una de ellas, molesta por las constantes críticas, se suicidó: Ignacia Ramírez o Ignacia Riesch. Todavía está en debate este asunto.

A Riesch la llevaron presa a Francia, al cuartel de Reims. Estuvo confinada dos años, y cuando la liberaron buscó la forma de regresar al país y seguir la lucha. Se suicidó en Michoacán, donde estaba siguiendo a Vicente Riva Palacio y a Nicolás Régules, líderes de la guerra en esa zona.

Strobel destacó que hay confusión en torno a su identidad: “hay fuentes que la llaman Ignacia Barragana, Ignacia Barragán, Ignacia Ramírez o Ignacia Riesch.

“No sabemos si es la misma. A mi gusto son al menos tres. De la que más sabemos, Ignacia Riesch, salió de Guadalajara y se fue a caballo al Ejército de Oriente, en Veracruz, pero antes había una mujer con escolta a quien también le decían La Barragana; en otra fuente se habla de una Ignacia Ramírez que actuaba en el Norte”, concluyó el especialista.