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Data de hace más de mil años y es de la etnia Pima, estima arqueóloga

Sonora: halla el INAH tumba prehispánica con 25 cuerpos
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El hallazgo ocurrió en el municipio de Onavas, en el suroriente de Sonora, a 300 metros de la cabecera municipalFoto INAH
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 16 de diciembre de 2012, p. 4

Hermosillo, Sonora., 13 de diciembre. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) anunció en Sonora el hallazgo de una tumba prehispánica con 25 cuerpos, perteneciente a la etnia Pima, y cuya antigüedad se estima en más de mil años.

El hallazgo ocurrió en el municipio de Onavas, en el suroriente de Sonora, a 300 metros de la cabecera municipal, informó la arqueóloga Cristina García Moreno del centro INAH en Sonora. Onavas es un municipio ubicado en el suroriente de Sonora, en el que actualmente hay un pueblo fundado durante la época de la expansión misional jesuita en 1620, y fue a pocos metros de ese lugar donde se encontró el entierro masivo.

El hallazgo consta de entierros de 25 individuos, 13 de los cuales presentan deformación intencional del cráneo, y cinco de estos también tienen mutilación dentaria, prácticas culturales similares a las de grupos prehispánicos del sur de Sinaloa y norte de Nayarit, que no se habían registrado en el estado, dijo la arqueóloga.

Expuso que algunas de las osamentas portaban ornamentos elaborados con conchas y caracoles de la región del Golfo de California, como brazaletes, una nariguera, aretes, pendientes y collares de cuentas de concha; además, un individuo fue enterrado con un caparazón de tortuga colocado a la altura del abdomen y señaló que es de destacar que los enterramientos no estaban acompañados por ofrendas.

Para los arqueólogos, lo relevante del descubrimiento es la evidencia de costumbres que no se habían registrado en los antiguos grupos culturales de Sonora: la deformación craneal (frontal occipital), así como la modificación mediante el desgaste de la parte lateral de las piezas dentales para darles la forma de v.

“El área del Cementerio –como denominan al sitio– reúne características únicas, porque mezclan las expresiones de los grupos del norte de México, como el uso de ornamentos elaborados con conchas y caracoles del mar de Cortés, con tradiciones del Occidente nunca antes encontradas en territorio sonorense. Con este descubrimiento, se amplía el límite de influencia de los pueblos mesoamericanos mucho más al norte de lo que tenía registrado la arqueología.”

La tabmién directora del proyecto de investigación que realiza la Universidad Estatal de Arizona, Estados Unidos, con aprobación del Consejo de Arqueología del INAH, destacó también que en Sonora no se había descubierto un cementerio como tal, sino que lo más cercano está en el sitio arqueológico La Playa, donde se han recuperado más de 400 entierros, pero ahí los esqueletos fueron enterrados adentro y afuera de las casas. En este caso se trata de un área específica para enterrar muertos.

Asimismo, García Moreno resaltó que no hay otro sitio arqueológico en Sonora donde se hayan identificado las modificaciones craneal y dentaria; tampoco en el suroeste de Estados Unidos, que comparte el área cultural con Sonora; en cambio, “los grupos culturales más cercanos que desarrollaron este tipo de tradiciones están en el norte de Sinaloa y en el área de Marismas Nacionales (sur de Sinaloa y norte de Nayarit), que incorporaron a su cultura algunas costumbres del Occidente y Mesoamérica.

Sin embargo, dijo, el Cementerio de Onavas no pertenece a grupos mesoamericanos migratorios, sino a uno sedentario que tuvo un desarrollo local y que en algún momento de su historia entabló contacto con Mesoamérica e incorporó algunas ideas a su cultura. Estamos en proceso de investigación para confirmar si existe una relación con grupos de Sinaloa y Nayarit.

La arqueóloga Cristina García explicó que de acuerdo con las fuentes históricas, el sitio debió pertenecer a los antiguos indígenas pimas, grupo cultural de la región cuyos descendientes se desplazaron hacia lo que hoy es el límite estatal Sonora-Chihuahua; pudo ser parte de un asentamiento ubicado dentro del área de tránsito que seguían los pueblos de la costa occidental al suroeste de Estados Unidos en el comercio de la turquesa, y en ese transitar de poblaciones, los pimas adoptaron tradiciones de Mesoamérica.

Tras referir que la gente que enterró ahí a sus muertos posiblemente habitó en lo que actualmente es el pueblo de Onavas, la investigadora explicó que los fechamientos practicados en los restos humanos coinciden con el periodo epiclásico mesoamericano (900-1200 dC).

Una característica de ese lapso en el área de Mesoamérica es que hubo grandes migraciones. La gente se empezó a ir del centro hacia otros lados; las fechas también coinciden con la antigüedad de entierros con individuos deformados, encontrados en Nayarit y Sinaloa.

Cristina García refirió que la deformación craneal en las culturas mesoamericanas se usó para diferenciar a un grupo social de otro o con fines rituales, en tanto que la mutilación dentaria en las culturas de Nayarit se practicó en púberes como rito de paso hacia la adolescencia, lo cual coincide con los hallazgos de Sonora, donde los cinco cuerpos que la presentan son mayores de 12 años.

En este caso, aún no se puede hablar de diferencias sociales, porque todos los entierros presentan las mismas características. Tampoco hemos podido determinar por qué algunos tenían ornamentos, ni por qué de los 25 esqueletos sólo uno es femenino, puntualizó.

De los restos óseos, 17 son de menores de edad, de entre cinco meses y 16 años, y ocho de adultos. Al respecto, la investigadora destacó que la cantidad de niños identificados puede ser indicador de la mala práctica en la deformación craneal.