Luis González Souza

Fin de año, nuevos deseos

Con el perdón de políticos y demás guardianes de lo institucional, para nosotros el año 2001 ya terminó. No deseamos iniciar otra agria discusión como las que han suscitado los horarios de verano e invierno, porque el daño ocasionado por falsas discusiones ya excedió con creces su cuota anual. Pero así como "nadie está obligado a pagar lo que no tiene", diríamos que nadie está obligado a sufrir lo que no merece. Y como lo escribimos la semana pasada, el primer año de la era Fox-Bush ha resultado tan fatídico para las mayorías de México, de Estados Unidos y del mundo entero, que aquí y ahora, sin pedir permiso, lo damos como un año muerto. Para eso, y más, sirven las autonomías.

Más galán que Clark Gable en Lo que el viento se llevó, en su primer año de gobierno Vicente Fox arrasó con casi todo: promesas electorales, expectativas, sueños e ilusiones de la gente, ex líderes civiles y sociales que insisten en definir el empoderamiento como vil y oportunista enhuesamiento (la política reducida al reparto de huesos), así como nuevas y buenas tajadas lo mismo de la economía que de la cultura y la soberanía Ƒnacionales aún? El año 1 D.F. (después de Fox) logró provocar hasta una sequía de ideas. Mas no de ideales, porque éstos no se los lleva nadie. En nuestro caso, por ejemplo, son precisamente ideales lo que nos permite sepultar el año 1 D.F. y comenzar a trabajar para que el 2002 sea mejor, mucho mejor.

A lo sumo, este primer año de foximanía -hecha gobierno- nos ha afectado en que ahora nuestros ideales son más mesurados. Para el 2002 nos conformamos con empujar sólo dos ideales, si bien con múltiples luchas concomitantes cada uno de ellos. Nuestros dos ideales para el 2002 simplemente son: 1) que la llamada nueva guerra internacional al menos sirva para establecer un orden mundial en verdad nuevo, progresista, y 2) que México, y Chiapas en particular, se vuelquen hacia la colocación de la primera piedra de ese nuevo orden mundial. Son sólo dos ideales, pues, pero picudos. Las tareas subyacentes son numerosas, pero tal vez podríamos resumirlas de la siguiente forma.

Para que la "guerra contra el terrorismo" desemboque en un mundo nuevo, se nos ocurre que, antes que nada, debemos poner fin a todas las formas de terrorismo: desde el terror al desempleo y a ser las próximas víctimas de una globalización cada vez más excluyente, hasta el terror informático o terror a la verdad, pasando por el terror a la libertad y al amor. Y comenzando, desde luego, con un alto inmediato a la forma más abierta de terrorismo, que es la guerra misma.

Por lo que respecta a México, lo primero a frenar es su servil enlistamiento en las filas de la guerra. En seguida habría de buscarse una posición de vanguardia en las filas de la paz, ya no abstracta, sino paz justa y digna para todos y en todo el globo terráqueo. Para ello, sin embargo, se precisa predicar con el ejemplo. Antes que nada, los pueblos indios de Chiapas, y de todo el país, deben experimentar esa paz justa y digna. Jamás México podrá retomar su tradición pacifista en el mundo mientras continúe su asquerosa guerra, tan sucia como hipócrita, contra los pueblos indios del país. Peor aún, guerra ahora extendida hasta luchas tan nobles como la defensa de los derechos humanos y hasta luchadores tan limpios y valientes como Digna Ochoa y el general José Francisco Gallardo.

Así, nuestro mayor deseo para el 2002 es que México se redignifique a sí mismo, para que en seguida aporte todo lo que puede y debe aportar a la edificación de un mundo de veras nuevo, justo y digno para todos, no sólo para Bush, sus halcones y sus lacayos. Un mundo donde en verdad quepan todos, con la dignidad a salvo, como lo proponen los indios zapatistas desde hace ya ocho años. Y un mundo donde México comience por escuchar y respetar las propuestas de esos indios.

Bastante bien servidos por el 2002 nos daríamos nosotros si tan sólo esos dos ideales cristalizaran este nuevo año. Pero no se trata de continuar la costumbre de servirse uno mismo. Por ello, cerramos estas notas con una consulta como las pergeñadas diariamente por casi todos los noticiarios televisivos de nuestro país.

La pregunta es: después de leer este miniartículo, Ƒusted cree que su autor: 1) de plano ya ingresó a la lista de los damnificados del año 1 D.F., o 2) que está urgido de unas vacaciones? En afirmativo, ambas respuestas serían correctas, y como aquí sí valoramos y buscamos emular eso del mandar-obedeciendo, a partir de hoy tomamos vacaciones, y prometemos no volver a molestar a nuestros lectores sino hasta enero del próximo año. Feliz año a todos, o por lo menos, no tan infeliz como el 2001. Pero ello dependerá de nuestras propias luchas. Autonomía obliga. Autonomía de todos, en todos lados, y a toda hora.

[email protected]