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TIEMPO DE BLUES
Raúl de la Rosa
Los recuentos IV/ Congo Square
PRIMERA LLAMADA
EN SEPTIEMBRE PASADO publicamos tres artículos
acerca de las diferentes culturas que se encontraron en el cauce del río
Mississippi y sobre la ciudad de Nueva Orleans, lugares que comúnmente
se mencionan como cunas del blues y del jazz. En estos recuentos de fin
de año, retomamos el tema por considerar que la información
al respecto es amplia y rica no sólo en lo que se refiere a la música,
sino que hay aspectos sociales y culturales que van mas allá del
lugar común.
EN ESTOS DIAS de búsquedas apresuradas para
encontrar un regalo idóneo, nos encontramos con libros de lujo con
el tema del jazz y del blues. En uno de éstos aparecen dibujos realizados
principalmente por artistas blancos, con una visión estereotipada
del modo de vivir sureño. En estos dibujos, que sirvieron de ilustraciones
para varias novelas publicadas al final de la Guerra de Secesión,
aparecen músicos negros tocando el banjo sentados sobre una paca
de algodón o bailando felices al compás de un violín.
ES CURIOSO QUE en ninguno de estos dibujos aparezcan
los instrumentos de uso común, ya que en el trabajo el esclavo no
tenía tiempo estar sentado en una paca de algodón y mucho
menos podía utilizar un instrumento. Los únicos instrumentos
de uso común entre los esclavos eran los tambores, los rascadores,
que no eran otros que nuestras conocidas quijadas de burro que se rascaban
o percutían con un palo, flautas de carrizo e incluso matracas.
Segunda llamada
HOY LA GUITARRA es el instrumento que más
se identifica con el blues, al lado de la modesta armónica. Pero
después de la Guerra de Secesión el uso de ambos era casi
desconocido. Pasarían décadas para que los instrumentos europeos
fueran utilizados por los negros, liberados ya de la esclavitud.
UNO DE LOS escasos reductos donde se utilizaban
instrumentos de origen africano fue precisamente la llamada Plaza Congo
(Congo Square). Existe la narración de un arquitecto, Benjamín
Latrobe, que estuvo en este lugar en 1819:
"INTERPRETABAN LA MUSICA con dos tambores y un
instrumento de cuerda: un viejo se sentaba a horcajadas ante un tambor
cilíndrico, cuyo diámetro sería de un pie, aproximadamente,
que golpeaba con increíble rapidez con el borde de las manos y los
dedos. El otro tambor era un instrumento desfondado que el intérprete
mantenía sujeto con las dos piernas y golpeaba del mismo modo que
el viejo... Sin embargo, el instrumento más curioso era un artilugio
con cuerdas, importado sin duda de Africa. En la parte superior del mango
había una burda estatuilla de un hombre sentado y, tras el, dos
clavijas a las que las cuerdas iban unidas. El cuerpo del instrumento estaba
formado por una calabaza... También había otro instrumento
de madera, nueva a juzgar por su color, en forma de palo de cricket y una
larga y profunda hendidura en la parte central, que el ejecutante golpeaba
furiosamente con un palo corto. En la orquesta había también
un tambor rectangular, en forma de taburete... Y una calabaza con un orificio
circular, rodeado de clavos de latón, que una mujer golpeaba con
dos palos cortos." 1
Tercera llamada
MEJOR DESCRIPCION NO podía haberla hecho
un musicólogo. Efectivamente, todos los instrumentos descritos por
ese arquitecto en los inicios del siglo XIX concuerdan con instrumentos
de origen africano. Habrían de pasar décadas para que los
músicos negros adoptaran instrumentos europeos: tubas, clarinetes,
trombones y las trompetas de aquellas bandas formadas por blancos que interpretaban
marchas. Un descendiente de esclavos que nace en los inicios del siglo
XX (4/jul/1900) en Nueva Orleans, llegaría a ser el músico
que convertiría a la trompeta en el instrumento líder de
las bandas de jazz: Louis Armstrong, considerado hoy como el más
grande trompetista.
CONCLUIMOS ESTE RECUENTO con dos estrofas que dedicó
Claude Nougaro, figura de la canción francesa, a Louis Armstrong:
"Armstrong, la vida, qué historia. No es muy divertida.
Que se escribe en blanco sobre negro. O en negro y blanco. Se ve ante todo
roja. Roja, sangre, sangre. Sin tregua ni descanso. Que seamos a fe mía.
Negro o blanco de piel."
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