Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 11 de enero de 2002
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Economía
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Ť Ordena revisar fondos de pensiones de los trabajadores

Preocupa al mandatario el caso judicial, señala The Independent

El inicio de una investigación criminal del Departamento de Justicia de Estados Unidos sobre la quiebra de Enron convirtió al colapso de esta compañía en una gran preocupación para el presidente George W. Bush y su administración, indicó el diario británico The Independent.

Este jueves, mientras voceros de la Casa Blanca se mostraban a la defensiva para hablar del tema, el presidente Bush intervino por primera vez de manera abierta en el asunto, al ordenar al Departamento del Tesoro iniciar una revisión de las regulaciones federales al sistema de pensiones.

Uno de los aspectos que especialmente han destacado en la crisis de Enron fue el hecho de que un año antes de la quiebra, declarada en diciembre pasado, la compañía invirtió los fondos de pensión de sus trabajadores en acciones de la empresa. Cuando el precio de los títulos se desplomó, el ahorro de los empleados se redujo prácticamente a cero.

La administración del presidente George W. Bush admitió que algunos de sus funcionarios de alto nivel sostuvieron al menos seis encuentros con ejecutivos de la quebrada empresa comercializadora de electricidad Enron en los que se trataron temas relacionados con el diseño de la política energética del actual gobierno estadunidense, reveló The Independent.

El descubrimiento del rotativo abonó materia a la polémica sobre la participación de Enron, empresa que deliberadamente ocultó su fragilidad financiera hasta antes de declarar la mayor bancarrota en la historia de Estados Unidos, en el diseño de la política energética de Estados Unidos, en una trama que amenaza con convertirse en el mayor escándalo político desde el caso Watergate, que forzó la dimisión del presidente Richard Nixon en los años 70.

En una carta dirigida a Henry Waxman, importante senador del Partido Demócrata, los consejeros legales del vicepresidente Richard Cheney -quien en el pasado fue alto ejecutivo de Enron- insistieron en que las reuniones entre funcionarios de la administración y ejecutivos de la empresa no tuvieron como objeto discutir la situación financiera de la compañía.

"Pero la revelación de que los seis encuentros tuvieron lugar -el último de ellos a mediados de octubre- proveerá de munición a la media docena de comités legislativos ansiosos por examinar la más grande quiebra corporativa en la historia moderna de Estados Unidos", añadió el rotativo.

La Casa Blanca ha reconocido que sólo hubo una reunión entre el vicepresidente Cheney, quien también encabeza el equipo encargado del diseño de la política energética del gobierno, y Kenneth Lay, presidente de Enron y antiguo amigo del presidente George W. Bush.

Kenneth Lay, a quien Bush suele llamar afectuosamente Kenny Boy, ha sido uno de los principales donantes de fondos a las campañas de Bush, tanto para la gubernatura de Texas como para la presidencia. Algunos cálculos independientes ubican en 150 mil dólares los donativos personales de Lay a Bush. A nivel corporativo, Enron donó un millón 756 mil dólares a la campaña presidencial del actual presidente de Estados Unidos.

El espectacular desplome de Enron, empresa que al ocultar información sobre su fragilidad financiera provocó la pérdida de los fondos de pensión de sus trabajadores, que estaban invertidos en acciones de la compañía, ha sido hasta ahora opacado en el debate de Washington por la campaña contra el terrorismo emprendida por la Casa Blanca después de los atentados del 11 de septiembre, que ha dado al presidente altos índices de aprobación en las encuestas.

Sin embargo, The Independent apuntó que el tema de la quiebra de Enron y los vínculos de altos cargos de la administración federal con la compañía será parte central del debate entre demócratas y republicanos a medida que se acerquen las elecciones intermedias, en las que se disputará la formación que detente el control del Congreso. (ROBERTO GONZALEZ).

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