Asociación mundial propone reconocer
el erotismo como derecho básico y universal
Instan a redefinir la salud sexual para afrontar sida
y violencia contra la mujer
Plantean que sea considerado el maltrato a niños
y minorías como grave trastorno de salud pública La AMS
demanda que sea prohibida y sancionada la prostitución infantil
ANGELES CRUZ
Una nueva definición de salud sexual es indispensable
y exige el reconocimiento pleno de los derechos sexuales individuales por
parte del Estado, sobre todo para enfrentar de mejor manera los retos que
plantea la pandemia del VIH/sida, la violencia sexual hacia las mujeres
y los niños, así como la discriminación de las minorías,
afirma la Asociación Mundial de Sexología.
La
agrupación recomienda a la Organización Panamericana de la
Salud (OPS) una serie de acciones encaminadas a lograr individuos y sociedades
sexualmente sanas. En un documento, actualmente en evaluación por
el organismo internacional, los sexólogos destacan la necesidad
de que los estados se comprometan a reconocer los derechos sexuales como
fundamentales y universales. En consecuencia, las políticas públicas
de gobierno deben incluir instrucciones claras y precisas destinadas a
la protección y promoción de la salud sexual de manera íntegra
y a lo largo de toda la vida de las personas.
También implica que los gobiernos garanticen legalmente
su protección y prohíban y sancionen, por ejemplo, la prostitución
infantil, la discriminación, y por otro lado, promuevan leyes sobre
igualdad de oportunidades.
A 27 años de haberse dado la primera conceptualización
de salud sexual, los especialistas consideran que en este periodo se han
registrado avances importantes en el ámbito de la sexualidad que
han enriquecido la comprensión y percepción respecto de la
complejidad de la educación, la consejería y las terapias
sexuales.
Ciertas investigaciones han identificado tanto los enfoques
e intervenciones que resultan eficaces como los que no lo son. El surgimiento
de enfermedades, en particular el VIH/sida, ha acelerado la necesidad de
mejorar los programas de capacitación en sexualidad y de adoptar
un enfoque mucho más concertado e integral de la misma.
De ahí que la Asociación Mundial de Sexología
elaboró una consulta regional para revaluar estrategias de promoción
de la salud sexual, incluyendo el papel del sector salud en su consecución
y mantenimiento.
El texto emanado de esa reunión, de más
de 60 páginas, detalla que en la nueva conceptualización
también debe incluirse la perspectiva de género, porque toda
consideración sobre la sexualidad estará incompleta si ignora
los conceptos culturales de "masculinidad" y "feminidad". Además,
los gobiernos tendrán que reconocer plenamente la violencia sexual,
en particular la que se practica contra mujeres, niños y las minorías
sexuales, como grave problema de salud pública.
Derechos sexuales más allá de la reproducción
En cuanto a los derechos sexuales, los especialistas mencionan
que luego de la Conferencia Internacional de Población y el Desarrollo
(El Cairo, 1994) y la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, (Pekín,
1995), únicamente han sido reconocidos en el marco de la reproducción.
Se hace indispensable, entonces, una posición más amplia,
la cual ya ha sido planteada por organismos como la Asociación Mundial
de Sexología y la Federación Internacional de Planificación
de la Familia.
De hecho, admiten, el reconocimiento de los derechos sexuales
se encuentra en proceso de evolución. Señalan que los derechos
humanos son aquellos principios que se consideran universalmente como protectores
de la dignidad humana y promotores de la justicia, la igualdad, la libertad
y la vida. Dado que la protección de la salud es un derecho fundamental
del ser humano, es obvio que la salud sexual conlleva derechos sexuales,
afirman.
Una sociedad sexualmente sana tiene entre sus características,
además de las señaladas, la garantía de que la población
puede acceder a la educación sexual integral acorde con la edad
y a lo largo de su vida; así como que apoya el desarrollo de investigaciones
destinadas a abordar las inquietudes clínicas, educativas y de salud
pública, como nuevas infecciones o tasas de relaciones sexuales
peligrosas en poblaciones de alto riesgo, tasa de violencia sexual y prevalencia
de disfunciones sexuales.
En sus conclusiones los sexólogos destacan que
los programas eficaces de educación sobre sexualidad, prevención
del embarazo de adolescentes y de prevención del VIH/sida han demostrado
que aumentan los conocimientos en la población que los recibe, aclara
los valores, mejora la comunicación entre padres e hijos, ayuda
a los jóvenes a retrasar el comienzo de las relaciones sexuales
(si los programas se dirigen a ellos).
Además, aumenta el uso de anticonceptivos y condones.
De ninguna manera fomenta en los jóvenes el comienzo de las relaciones
sexuales y tampoco aumenta su frecuencia.
Respecto de la información integral sobre sexualidad
humana, la Asociación Mundial de Sexología explica que las
metas principales son el desarrollo de actitudes positivas hacia la sexualidad;
el reconocimiento y aceptación como ser sexuado y sexual, libre
de toda ansiedad, temor o sentimiento de culpa; pero sobre todo, alentar
la comunicación dentro de la pareja y la familia, al fomentar relaciones
equitativas, independientemente del sexo y la edad.