Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 15 de marzo de 2002
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Política

MONTERREY 2002

En muchos casos es incluso obstáculo al crecimiento de los países, advierten

La inversión extranjera directa no es garantía de desarrollo, dicen participantes del foro global

En México, el pago por el servicio de la deuda es superior al capital que ingresa, ejemplifican

ENRIQUE MENDEZ ENVIADO

Monterrey, NL, 14 de marzo. Por sí sola, la inversión extranjera directa (IED) no es garantía de desarrollo para los países donde se ejerce, sino que en muchos casos es incluso obstáculo al crecimiento de las naciones, plantearon aquí diversas organizaciones que participan en el foro global Financiación para el Derecho al Desarrollo Sustentable y con Equidad.

Un ejemplo de ello, se expuso, es el caso de México, donde el pago por el servicio de la deuda -de 22 mil millones de dólares en 2001- es superior al capital que ingresa al país por inversión extranjera directa.

Durante el primer día de discusiones en la mesa 2 de dicho foro, en la que se analizaron alternativas para que ese tipo de capitales y el libre comercio sean verdaderos impulsores de un desarrollo sustentable y equitativo, una de las opciones puestas a consideración fue que la IED se enfoque a financiar proyectos sociales, que generen empleo y mejoren la calidad de vida de los trabajadores.

Manuel Pérez Rocha, integrante de la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio, expuso que uno de los impactos negativos del TLC con Estados Unidos y Canadá subyace en el capítulo 11, que otorga a las compañías trasnacionales el derecho de demandar a los gobiernos de los países donde se han establecido, incluso por inversiones que no han hecho.

Cuestionó que el gobierno del presidente Vicente Fox ''presuma'' que el año pasado México recibió grandes recursos por inversión extranjera, pero no precisa que parte de ese capital se utilizó en la compra de Banamex por parte de Citigroup. ''Y ese tipo de capitales no crean activos ni empleos, porque lo que se compra son los activos ya existentes'', resaltó.

En la revisión del denominado Consenso de Monterrey -ya negociado y que vendrán a ratificar jefes de Estado y de gobierno de diferentes países del 18 al 22 de este mes-, Pérez Rocha refirió que ese documento sólo contiene ''declaraciones al aire'', pues no explica cómo alcanzar las metas específicas que propone, como en lo que se refiere a la creación de más empleos.

Dijo que hasta ahora los gobiernos tampoco han sido capaces de regular la entrada de capitales ni imponerles una cláusula donde se comprometan a beneficiar a la industria local, generar fuentes de trabajo y a respetar el medio ambiente. ''Y si hay incapacidad en ello, šestamos en la olla!'', expresó.

En la mesa de discusiones dejó tres alternativas para superar ''las contradicciones'', que son: que la IED asegure, sin más, el crecimiento de los países a donde llega: que los Estados regulen ese tipo de inversiones y, en caso de controversia, tengan la opción de recurrir, primero, a tribunales nacionales; regular los capitales volátiles y no limitarse a atenuar los impactos ocasionados por la fuga de divisas, y desmantelar los paraísos fiscales, además de imponer más requisitos a inversionistas.

La delegación argentina, por su parte, planteó que ''por cumplirle a los organismos financieros internacionales'', su país se ubica ''en un ambiente de guerra y crisis social. Estamos en el fondo, en el último peldaño de la economía de América Latina, porque el FMI nos está destruyendo. Venimos a advertirles que el incendio de América inicia por el sur y a ver cómo lo apagamos''.

En tanto, Alberto Arroyo, de la Red Latinoamericana en contra del Libre Comercio, afirmó que los gobiernos cometen un error al señalar que la IED es la solución a los problemas de desarrollo, porque ''parten del supuesto que en forma automática generará crecimiento, pero con las reglas actuales, no sólo no lo garantiza, sino que lo impide''.

Josefa Gigi Francisco, filipina e integrante de la Coordinadora Regional para el Sureste Asiático, criticó el error gubernamental de haber considerado que la inversión extranjera detendría la pobreza. ''Hay comunidades que la padecen desde hace muchas generaciones. Cada generación ha tenido que luchar contra el capital y el Estado, y sigue igual de pobre'', afirmó.

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