Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 15 de marzo de 2002
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Política
Es más difícil combatir la globalización que a las más terribles tiranías políticas, sostiene el cineasta Bertrand Tavernier

Mar del Plata, 14 de marzo. El director francés Bertrand Tavernier llegó a este puerto argentino para presentar su más reciente película, Déjenlo pasar (Let him pass) y su presencia fue calificada por los organizadores de ''el lujo'' de este 17 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Habló sobre la historia que cuenta en su cinta y sobre la crítica cinematográfica, y expresó que la cultura y el arte son ''un arma que nos puede dar algo de calor y coraje, ahora más que nunca. Es la respuesta número uno ante todo lo que nos amenaza. Ante todas las dictaduras, el integrismo religioso, el liberalismo económico a ultranza, de la imagen única y de la globalización''.

Tavernier1En ese sentido, dijo que ''la pasión artística es una obligación'', porque es ''más difícil combatir a la globalización que a las terribles tiranías políticas'', porque en la primera ''no se conoce a los autores''.

De buen humor, Tavernier confesó que su presencia en este festival obedece a que ''en estos momentos tan difíciles hay que apoyar y no sólo venir cuando todo está bien'', refiriéndose a la frágil situación que tuvo la organización de este festival y a la crisis económica y social de Argentina.

En cuanto a las tendencias del cine actual y la situación del compromiso de los nuevos directores, recordó que el abogado de uno de los acusados de los atentados del 11 de septiembre, de origen francés, le confesó que su cliente ''es alguien que solamente había visto películas estadunidenses'', y como resultado ''quiso destruir las Torres Gemelas'', pero aclaró que sólo veía ''cierto tipo'' de películas de Hollywood, aquellas donde está el germen del fanatismo y el integrismo, para lo cual ''no hay vacuna''.

Abundó: ''La consecuencia es que se ve ahogado el interés, la curiosidad y el contacto con otras civilizaciones. El interés por otras referencias, que enriquezcan la visión y los valores''.

Déjenlo pasar, la película

Bertrand Tavernier presentó su película como el reflejo de un periodo muy difícil en la historia de Francia, ''que me ha costado tres años de mi vida, y trata de descubrir en la vida de la gente la ocupación alemana y la vida de los cineastas, técnicos y el mundo del cine. Tenía ganas de preguntarme qué hubiera yo hecho en ese momento. Para mí, esta película es una declaración de amistad para la gente a la que tengo una enorme estima, porque logró hacer su trabajo a pesar del horror y la censura. De las prohibiciones. Esta película es una carta de amor a Jean Aurenche; es para agradecerle todas las películas que hicimos juntos y haberme dado el gusto por la libertad y la rebelión y el sentido del humor''.

La cinta de Tavernier se desarrolla en 1942, en París, durante la ocupación nazi, cuando a iniciativa de Goebbels la compañía productora de cine Continental busca a los realizadores más prestigiados para hacer cine. Algunos que aceptan también son parte de la resistencia, como es el caso de Jean Devaivre, quien registró sus recuerdos en un libro en el que está basado el argumento de esta película.

En cuanto a las apreciaciones que ha hecho de este trabajo la prensa francesa, la cual ha señalado que Tavernier no ha sido lo suficientemente crítico con el ''colaboracionismo'', el realizador las califica de ''falsas, idiotas y absurdas''. Y sostiene que los críticos de cine no reconocen cuando se han equivocado, lo cual él sí hizo cuando hace años se dedicó al oficio.

Más adelante, y a propósito de la escritura y una anécdota de su padre, que editaba una revista durante la ocupación alemana en los años 40, Tavernier afirmó que ''una persona que escribe es tan responsable como una persona que tira con un revólver''.

FABRIZIO LEON DIEZ, ENVIADO

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