Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 15 de marzo de 2002
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Espectáculos
Lleva más de 30 mil copias vendidas de su producción Arias de ópera, ¿y... por qué no?

Mi voz salió de todas las mujeres que llevo dentro, dice Tania Libertad

Asegura que cuando escuchó la grabación no pudo reconocerse, ''no sé quién fui''

La cantante afirma que en su vida artística ha tenido tres nacimientos, ''este disco es el tercero''

FABRIZIO LEON DIEZ

Tania Libertad es una cantante diferente luego de haber grabado Arias de ópera, nombre del disco que lleva como subtítulo ¿y... por qué no? Lo particular de esta grabación no sólo es la estética que logra con la voz esta cantante que se ha dedicado a la música popular latinoamericana y a los ritmos negros del Perú, sino que esta producción había vendido más de 30 mil copias en pocas semanas, sin promoción mayor, y cuesta entre 60 y 70 pesos.

Tania Libertad concede a La Jornada una entrevista con características capicúa y de razones palindromas, porque afirma que no obstante el enorme reconocimiento que ahora tiene, a la par de las comodidades económicas, quiere repetir aquellas giras artísticas por toda la República Mexicana, como cuando inició su carrera en México, en los años 80, acompañada de dos músicos (los hermanos Rivarola) tocando en decenas de plazas, en pueblos, escuelas rurales y teatros. "Me entusiasma más pensar en eso que cantar en Bellas Artes", afirmó. Una entrevista capicúa porque cuando se lleva a cabo es el día 20 del segundo mes del año 2002 y los comensales, al reparar en ello, celebran a las 20 horas el hecho escuchando a la protagonista cantar la segunda canción del disco Arias de ópera, su segunda más reciente producción.

tania2Al final de la plática en su casa, ella canta, como lo hace prácticamente siempre que se lo piden, sólo que ahora Tania canta ópera y lo hace en forma tan espontánea que llora de la emoción cuando finaliza L'amour est un oiseau rebelle, de La Habanera de Carmen, de Bizet (la rola número dos del cd). Ella canta en la noche, luego de una enorme sobremesa donde el aplauso se lo llevaron un exquisito ceviche y un tequila de sabor tan exclusivo como la voz de esta cantante peruana mexicana.

Para entender la importancia de este periodo, Tania Libertad hace un recuento existencial, que califica de "nacimientos artísticos" a tres momentos en su vida y que culmina con la producción del disco de ópera y uno más, llamado Costa negra (de proxima aparición en México), grabado en París y en Africa, del cual hablaremos en otra entrega.

Primer nacimiento

''Soy artista desde los cinco años de edad y a los siete ya cantaba boleros. No canté canciones políticas al inicio, lo primero fueron boleros y la música tropical. Después le entré al rock. Cuando abordé la canción política yo ya era una artista y me gustaba salir a ser encantadora al escenario, bien vestida, y eso nunca lo perdí de vista, ahí es donde vienen los primeros conflictos. Conversando, tiempo después, con compañeros de generación, de profesión y de vocación, me han confesado que me rechazaban por muchas cosas; entre otras cómo me vestía, y traer músicos afinados. Acuérdate que en esa época entre más desafinado, mejor. Así era la canción de protesta.

-¿Había un rechazo a ese repertorio que tú cantabas, porque era impuesto?

-No. Yo me sentí muy gobernada en el Perú, porque provengo de una familia muy extraña. Mi padre fue un hombre que era ateo y anarquista, pero por otro lado tenía un lado terriblemente ortodoxo. Era el dictador de la casa y por eso crecí con una confusión terrible. Luego, entre los 11 y 13 años de edad me enfrenté a una sociedad con doble moral, donde los artistas éramos gente de cuarta y las mujeres, en una sociedad horrorosamente machista, y más para mí, que provengo de una familia de ocho hermanos, donde siete son hombres, más un padre dominante, imagínate. En ese sentido el escenario fue muy duro, porque tenía que hacerle caso a mi papá, quien quería que cantara una cosa mientras la sociedad peruana quería otra. Es cuando en Lima, durante un festival, canto una canción del poeta Juan Gonzalo Rosé, quien decidió hacer canción popular luego de que había sido deportado tres veces del país por comunista. La interpreté por casualidad y se volvió una canción popularísima; se llama Tu voz. A partir de ahí empiezo a vincularme, muy jovencita, con toda la intelectualidad peruana por medio de este poeta.

''En esa época empiezo a tener una ideología de izquierda. Era marxista por la práctica, no por la teoría, como normalmente les sucede a todos. Mis hermanos fueron obreros y mi madre enfermera de un hospital obrero, y veía todo lo que pasaba ahí. A ella le pagaban con un kilo de arroz y medio kilo de carne a la semana y con eso vivíamos. Yo cantaba en los teatros y me pagaban muy poquito dinero a los siete u ocho años de edad, y entonces, cuando me vinculo después con los intelectuales, empiezo a entender lo que son la sociedad y los gobiernos comunistas y socialistas y la cantidad de corrientes de izquierda. Estudiando en la universidad viene otro conflicto, porque todavía seguía dependiendo de mis papás, más emocionalmente que económicamente, porque a esas alturas ganaba dinero para mí y para toda la familia. Estaba en la casa de mis padres y a la vez estaba bajo los conceptos de una sociedad de doble moral gobernada por regímenes que no sabíamos si eran de izquierda o de derecha, y de 20 mil partidos. Eran todas las izquierdas del mundo y cada organización tenía 20 miembros en su partido; te estoy hablando de los años entre el 75 y el 78, cuando intenté venir a vivir definitivamente a México. El conflicto era que estaba confundida. Imagínate qué tanto no los entendía que un día aparecí cantando el himno de China en un teatro con la cantante de ese país que venía con el circo y al día siguiente canté lo mismo ante los pro soviéticos; no me había enterado de que los rusos y los chinos habían roto relaciones, entonces me escupían y gritaban... era horrible. Yo me fui del Perú en medio de toda esa confusión. Para mí fue muy duro todo ese enfrentamiento. Llegó un momento en el que dije auxilio y me compré un pasaje para venir a México."

-Cuéntame ese día de tu llegada.

-No, te voy a decir el día de mi salida del Perú y cuál fue la gota que derramó el vaso, en el año 78.

"Estaban los candidatos en una especie de grupo político que iba a hacer la nueva constitución peruana. Había peleado mucho en el Perú porque me tomaran en cuenta sin ser militante. Nunca tuve carnet de ningún partido político, ni me afilié, porque les encontraba peros a todos. En esa época gobernaba Velasco Alvarado, del cual todos estábamos orgullosos, porque por primera vez íbamos a pasar a la historia con un gobierno militar socialista. Los partidos comunistas y socialistas tenían mucha presencia en el Perú y era amiga de todos ellos, pero nunca me seleccionaban para formar una delegación de visita al extranjero. Quería ir al festival de los jóvenes en Berlín y no me tocaba boleto, entonces eso me fue creando un resentimiento. Pensaba que si cantaba hasta el himno chino, iba a la embajada de Cuba a sus recepciones y a todos los festivales de solidaridad, me tenían que invitar a los festivales internacionales, pero ni un boleto de avión me tocaba, ni de barco, porque algunos así se iban. Empecé a desencantarme. En esa época existían los congresos mundiales de la juventud y nunca iba. Me fui alejando y recluyendo. Ese tipo de retiro me da de rato en rato, curiosamente antes de lo que yo llamo mis nacimientos. Me has hecho acordar de algo importante."

Segundo nacimiento

En una madrugada de noviembre de 1999, en Cancún, luego de un concierto de Tania Libertad, en un bar, la cantante nos confesaba su hartazgo del ambiente artístico y una serie de pensamientos contradictorios que la llevaron a revelar su intención de retirarse. Por supuesto que no se refería a dejar de cantar, y los presentes no entendimos a qué obedecía su pensamiento. Ahora, años después, con este relato, lo explica.

"Era una cantante muy popular en Perú y de repente me retiré un tiempo para pensar y para finalmente viajar a México. Poco antes de eso me llamaron del Partido Comunista peruano, para lanzarme como candidata a diputada para la formación de la asamblea que formaría la nueva Constitución. Dije que no, porque sentí que me estaban usando. Cuando quise ir a un festival no me incluyeron, pero ahora querían un nombre más o menos conocido para ganarse un lugar en este constituyente. Ahora sí querían el nombre, pensé, para que la gente vote por mí. Pero como siempre he sido muy educada, les dije, inventando, que no, porque me iría del país para vivir en México y lo tuve que cumplir, porque allá la gente va y te investiga hasta que sepa la verdad. Tuve que comprar mi pasaje y viajar. Ya no podía vivir con toda esa cosa que se da entre los partidos de izquierda. Si cantaba valses, que no, porque eso no era comunista, mientras mis padres querían que saliera en la televisión en los programas dominicales. A esas alturas ya me había radicalizado y era la telonera del dirigente de toda la sección de los obreros. Frente a la plaza pública, con 20 mil gentes, cantaba A desalambrar, antes de que hablara el líder sindical. Me fui para huir de todo eso. Entonces así caigo aquí, mi primer nacimiento Perú y mi segundo nacimiento artístico México.

"Cuando llegué aquí tuve que hacer antesalas. No traje discos, fotos, nada. Sólo decía que me dejaran cantar y si les gustaba me contrataran. Lo hacía en todos lados donde me pusieran, hasta que a Alicia Rocha, quien era la que hacia la programación en aquel proyecto llamado Fonapas, y a quien le agradezco mucho, le dije: 'mira, no te voy a dar un disco, ni propaganda y fotos. Si me vas a contratar escúchame y dime dónde tengo que cantar'. Terminé cantando en la fiesta de despedida de soltero de Alfredo Elías, quien era director de Fonapas en 1980, para que Alicia Rocha me oyera junto con mis dos músicos, que me traje de Perú. Ahí inició aquel proyecto que tanto me dio, porque conocí el país y se me formó un público que hasta la fecha me sigue. Por aquellos días trataba de aprovechar donde se impusiera un silencio para cantar. Nos metíamos a todos lados, y si en las fiestas se les olvidaba cambiar el disco yo sonaba la guitarra y nos metíamos. Fue una época maravillosa.

-¿Lo sigues haciendo?

-Tengo esa costumbre. Si no me piden que cante me enojo. Soy una especie de ser extraño... pero bueno, vayamos al tercer capítulo, el tercer nacimiento.

''Aquella reflexión que hice cuando nos vimos en Cancún efectivamente era producto de una depresión. Al decir me retiro temporalmente me refería a ponerme del otro lado de la orilla. Tomar distancia de lo que había hecho. Llevaba desde los cinco años de edad cantando y de no parar nunca y eso te crea una especie de óptica a donde no te das cuenta de la dimensión de lo que estás haciendo. No hablo de que sea más grande o más pequeña, no estoy dando un tamaño a nada, sólo que no sabes si estás haciendo poco, lo justo o mucho dentro de la música y te malacostumbras a un público que siempre te va a halagar, elogiar y a pagar lo que tú pidas. Estaba sobresaturada de mis propios proyectos y necesitaba tomar esa distancia, además de que el destino juega un papel muy importante. Creo enormemente en el destino, muchísimo; somos una parte de lo que hacemos, pero otra parte está allá y no la puedes cambiar, de otra manera no podría explicar el porqué de donde nací, que es un pueblo olvidado del Perú en la Costa Norte, dentro de una familia pobrisíma, y el ahora verme sentada en esta sala de mi casa.''

-¿Pero sin llegar a creer en la suerte?

-No creo en la suerte, eso es muy distinto. Hay veces que se confunden. Me reconozco como una gente que es producto absolutamente del esfuerzo personal, nunca tuve frente a mí a ese maravilloso genio que esperaba en mi vida.

-¿Cómo Emilio Estefan?

-Nunca voy a tener un Estefan en mi vida; primero porque no se me da y segunda porque no quiero. Ya me hice a esta cultura y si no hago todo el esfuerzo me siento mal. Por eso viene este replantamiento. Cambiar de músicos, buscar nuevos sonidos, personas y situaciones. Mi tercer nacimiento es este momento.

Tercer nacimiento

Tania Libertad nos recibió en su casa ubicada en el sur de la ciudad. Ha invitado a Julio Rivarola y a Alonso Arreola, un par de músicos amigos, y a Miguel Nieto, el empresario que la ha acompañado en múltiples aventuras artísticas. De manera discreta, su representante Myreida Garza sigue atenta la conversación y le afina el cabello a la artista cuando la fotografiamos mientras canta poseída por su privilegiada voz que fuerte se reproduce en el estereofónico, haciéndose eco de una pista propia que acaba de descubrir y le gusta mucho. Los comensales callan y ella en los silencios habla sobre su voz cantando arias de ópera. Al terminar la Casta diva, de la obra Norma, de Bellini, con los ojos perlados por las lágrimas, Tania Libertad concluye con esta arbitraria retrospectiva.

-¿Qué significa lo que estás cantando?

-No sé. Cuando yo terminaba de grabar estas canciones me ponía a oírlas y me quería reconocer y no podía. No sé quién fui.

-¿No eres tú?

-No... probablemente. No me preguntes. Seguramente la vida me reservó para este momento; es la magia, porque siempre he querido hacer una cosa buena. La magia es lo mejor. Te enseña a transformar la vida; lo aprendí desde que era niña y desde mis carencias. Cuando me faltaba algo me lo inventaba y eso era magia, o sea, este disco me lo inventé. No me preguntes de dónde sale porque no te voy a poder responder. Sólo sé que tuvo que ser el momento correcto, no el que me pidió el director de la orquesta, ni el ingeniero; fue en el que yo quise, cuando lo sentí. Ahora que escucho este disco digo: '¿cómo puedo hacer esto, de dónde salió?' Salió seguramente del destino y la rencarnación. Salió de todas las mujeres que llevo adentro... soy todas las mujeres.

-¿Qué trabajo costó?

-El mismo trabajo de alguien que quiere aprender a caminar o escribir. Fue un reto enorme. Empecé a oír a las grandes cantantes, más allá de toda la técnica que recibí. A mi maestro de canto le dije: 'no quiero que me enseñes a cantar como los que cantan ópera, quiero que mi voz de cantante popular tenga la fuerza necesaria para realizar este proyecto'. Sólo eso, y mis ejercicios vocales eran para no ser cantante de ópera. Más bien rechazaba un poco ese canto, porque no lo conocía, pero por otro lado sentía que era como un miedo muy fuerte. Intuía que el día que cantara esto me iba a cambiar la vida. Y sucedió. Luego llegó la propuesta de Carlos Slim, en septiembre del año 2000. Me pidió cantar y tardó en convencerme como cuatro meses y de ahí hasta febrero de 2001, cuando grabamos la orquesta con la producción de Marco Antonio Morel y la dirección de James Dembster, con la Camerata de las Américas. Yo no me sabía las arias, por lo que le pedí a Olivia Gorra cantar para mí y seguirla, más o menos, en las respiraciones. Estaba al lado de ella. Sin cantar la iba siguiendo. Una gran ayuda la de Olivia Gorra, una súper soprano mexicana. Cuando tengo las pistas y las oigo en mi casa y tengo que aprendérmelas me invade una cobardía horrible, porque empiezo a acomplejarme y porque, al margen de la voz guía de Olivia, oía a otras cantantes, como Montserrat Caballé o María Callas, e inicio una obsesión. Apuntaba todo, cómo respiraban en cada canción, las entonaciones, etcétera. La idea era no aprendérmelo, sino tratar de entender cómo era el lenguaje, y sentí que no podía compararme con ninguna ellas y a entender la magnitud de esas diosas.

''¿A quién invoqué?, no lo sé. Alguien vino en mi ayuda, porque estuve terriblemente angustiada por haber aceptado algo que no iba a poder cumplir. Es tener la sensación de un deportista, me imagino, que se compromete a ser el ganador de la medalla de oro en los 100 metros y cuando va a entrenar se da cuenta de que no va a llegar ni en el vigésimo lugar. Estuve durante cinco meses sintiéndolo y llorando. Es tan fuerte esto... es horriblemente fuerte. Hermoso y pleno. Es de las cosas más fuertes que me han pasado en la vida y no lo puedo explicar, porque además cada canción es un drama siempre de heroínas... de mujeres.''

Así es como Tania Libertad ahora canta ópera.

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