Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 15 de marzo de 2002
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Espectáculos

Arias de ópera, sólo para oídos bien abiertos

Ese espacio sideral donde se topan mitos con sublimaciones, gorgoritos con gallazos, cartonpiedra con piel de escena, ese -decimos- intersticio de la duermevela de la imaginación que los seres humanos conocen como ópera, suele ser navegado con una sonrisa entrepiernada entre la ensoñación y el gozo, el alucinamiento encandilado y la sensación inequívoca de estar vivos.

Es en tal estado que uno escucha el nuevo disco de Tania Libertad: Arias de ópera, Ƒy... por qué no? en una edición que uno puede hallar alegremente -y a un precio que en sí mismo es gran noticia: 60 pesos por un buen disco de ópera- entre las novedades de la sección de música "clásica" en esos bellos sitios de vicio y perdición para melómanos llamadas tiendas de discos.

Las comillas de "clásica" para la música, bella, que contiene este compacto nuevecito se pueden ir muy lejos, por ejemplo a ver si ya escribió la gallina su ponencia, porque para fortuna de nosotros los mortales la mensa división entre lo "culto" y lo "popular" ya está pasando a la historia universal de la infamia nuevamente.

El disco de ópera de Tania no es entonces mera ocurrencia, acto sacrílego o materia de escozor para las buenas conciencias. Es, en cambio, divertimento amabilísimo, hiperdisfrutable, cheque en blanco para las delicias del jardín de los senderos que se bifurcan.

Los caminos de la vida canora de la señora Libertad se ensanchan con el sembradío de flores cuyo aroma nos mantiene con los ojos entrecerrados y los oídos bien abiertos en este juego de diez abalorios con exquisiteces extraídas de Tosca, Carmen, Norma, Butterfly, La Wally y La Hija del Regimiento, entre otras damas operáticas inventadas por las plumas de los libretistas que cedieron su celebridad a quienes esculpieron los bustos de esas damas (je) enhiestos en fusas, semifusas y corcheas: los pucheros de Puccini, los bizcochos de Bizet, las bellezas de Bellini, los dones de Donizetti. šAh, los vastos dones del embrujo de la ópera!

Línea de canto, emisión, nuances, amplitud en notas altas, tono. Las exigencias del canto operístico están más que cumplidas. Pero no es la corrección técnica lo que hace excelso un disco de arias de ópera. Atributos mayores como expresividad, calidez, pathos, verosimilitud, el vuelo de la entraña, son imprescindibles en el arte de la ópera. Helos aquí, en este bello disco que se escucha con los oídos bien abiertos, los párpados a media luz y el alma en vilo.

 

PABLO ESPINOSA

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