Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 9 de abril de 2002
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Política

Marco Rascón

ƑQuién cerrará la puerta?

Fundado por uno de los movimientos políticos contemporáneos más importantes; ubicado en un tiempo privilegiado de propensión al cambio en el mundo y en México; heredero de luchas y acontecimientos formidables, muchos cercanos al heroísmo; bravío e iracundo, reflexivo, contestatario y propositivo; victimizado, calumniado, reprimido y agredido; respaldado en el campo y la ciudad por los más pobres, sectores medios, profesionistas, intelectuales, jóvenes, mujeres, indígenas, movimientos sociales, sindicalistas y agraristas, el PRD nació para hacer preservar la intención manifiesta en aquellos Zócalos repletos de gente que con escasas banderas sentenciaba la muerte del PRI para que surgiera un nuevo país.

La derecha de siempre quedó pasmada en aquel tiempo ante aquella fuerza y no tuvo otra opción que unirse al viejo régimen, dada la amenaza de que aquello se convirtiera en el inicio de algo nuevo. Se unieron entonces las raíces con los brotes, el respeto por el pasado con lo alternativo, la memoria con la idea del cambio. ƑPero qué pasó? ƑQuién dará la explicación final sobre esas siglas que fueron pronunciadas en todo el país y que se comprometían con una revolución democrática? ƑQuién explicará que aquello se fue deformando para terminar en la degradación, la trampa, el fraude, la ineptitud y la irresponsabilidad? ƑQuién cerrará la puerta a ese proceso para que surja uno nuevo, distinto, sincero frente a la larga acumulación de errores, soberbias, sectarismos, oportunismos y simulaciones?

El fracaso es generacional y de cara al país. Debe ser larga la lista de dirigentes, de hombres y mujeres públicos del PRD que desde su fundación fueron fabricando el gran fracaso de la credibilidad. Nadie está exento, porque todos fuimos responsables y ahora lo pagaremos caro.

ƑCómo explicar lo sucedido y, sobre todo, qué explicar a las nuevas generaciones? ƑCómo decirles que no fue el enemigo el que nos derrotó, sino que en gran medida fuimos nosotros mismos los que nos acabamos y no vimos la trascendencia de nuestros actos? ƑCómo hacer que este fracaso sirva de ejemplo y que nunca más un movimiento democrático, tan grande y tan sano como fue el de 1988, vuelva a repetir los mismos errores y se tropiece con la misma piedra?

La fractura que se avecina no es trágica; lo dramático son las causas que llevaron a esta gran autoderrota que genera un enorme vacío político, pero que, sin embargo, arroja un beneficio al dejar a la oligarquía con un palmo de narices, pues el sistema de partidos actual es la garantía de que los poderes oligárquicos, los que deciden, no serán cuestionados ni afectados, pues todos los partidos, incluyendo aquel de 1988, hoy le sirven.

Desde hace tiempo México se volvió un país sin oposiciones, sin alternativas, y el mismo PRD se convirtió en una parte de esa gran maquinaria de manipulación, destinataria de las prerrogativas provenientes del erario, parasitarias en sí.

De esta manera, lo mismo se hacen campañas contra el Fobaproa que se justifica la locura recaudatoria de los terroristas fiscales; se defiende a los indígenas, pero en el momento decisivo se hacen leyes en contra de ellos; se habla de generar militancia cuando ésta fue destruida en el reparto de prebendas y pagos.

Barato les salió a los gringos y a la oligarquía la anulación de la izquierda: no más de 50 millones de dólares, bien repartidos. La más reciente elección (17 de marzo) costó más que la campaña presidencial del Frente Democrático Nacional con Cuauhtémoc Cárdenas, y el resultado fue la gran exhibición de decadencia y descomposición política que ha alcanzado el partido del sol azteca.

En el PRD ya es intrascendente ser o no ser parte de él; haber sido expulsado o incluido, pues el desprestigio se generaliza a todos y de todas las maneras: las cosas pudieron haber sido distintas desde el 14 de marzo de 1999, en que ni Amalia ni Ortega tenían derecho estatutario para ser electos, cuando el PRD, en vez de destruir los movimientos sociales, pudo haber definido la relación con ellos; cuando se pudo hacer una campaña electoral eficiente en 2000, cuando se podría haber ganado Guerrero y el estado de México sin traficar, cuando se pudieron respetar las luchas y propuestas de la ciudad de México, y en cambio se terminó proponiendo un regente. Todo falló y no fue obra de la casualidad ni del enemigo, sino de nosotros mismos.

Al PRD ya no lo salva ni la autocrítica, y por ello la contribución más importante que podría hacerse para el desarrollo político del país sería desaparecerlo antes de que en el discurso de sus dirigentes el objetivo para 2003 sea la lucha por el registro, que luego será planteado como triunfo.

Hay miles de participantes que pasaron por el PRD y sus campañas, que podrían salir de nuevo a generar actividades, pero sólo se moverían por los principios y los propósitos fundamentales. Muchos miles ya no regresarán a disputarse los despojos, por eso lo mejor es quedarse al último para asegurarse de cerrar la puerta y que nazca lo nuevo.

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